por Magdalena Pérez
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Cabe preguntarse quién está más loco. Si un ateo confeso que acompaña a un líder religioso a un país lejano y desconocido, o un director editorial que le propone escribir un libro sobre el papa. Un papa que recorre las periferias desplazando de su agenda los países de arraigada tradición católica, o aquellos que eligen una vida de misioneros en el fin del mundo.
El último libro de Javier Cercas es otra novela de locos. Fiel a su estilo, el autor de Soldados de Salamina escribe “una novela de aventuras, sobre la aventura de escribir una novela”. Los primeros capítulos detallan el proceso de gestación, desde la insólita propuesta de acompañar al papa Francisco en su viaje a Mongolia para escribir “un libro sobre el viaje, sobre el papa, sobre la Iglesia, sobre el Vaticano”, sobre lo que quisiera.
Su discernimiento recuerda el inicio de El impostor (2014), que se cuestiona si es posible entender sin justificar. “¿Estás seguro de que no vas a blanquear a la Iglesia católica?”, le pregunta un amigo. Su esposa le advierte que tenga cuidado, no sea que vuelva de Mongolia convertido en “un soldado de Francisco”. Pero regresa tan ateo como antes, pero más anticlerical, porque descubre que también el papa lo es: Francisco ha definido el clericalismo como el gran problema de la Iglesia. Para Cercas la solución radica en los misioneros, esos locos de Dios que, movidos por la extraña fuerza de la fe, son los primeros en llegar a zonas de conflicto y los últimos en irse.
El tema central es ese misterio de la fe. Cercas emprende el viaje deseoso de encontrar un momento a solas con el papa para hacerle una pregunta: si su madre verá a su padre más allá de la muerte, como ella cree desde que enviudó. La respuesta es, a la vez, esperable y sorprendente. Sin embargo, luego habrá tiempo para un último giro que alguien no ateo podría considerar un milagro.
Lo único que Cercas no preguntó cuando recibió la propuesta fue por qué lo habían elegido. Tal vez no sea tan extraño de imaginar: Francisco podría ser un personaje suyo. Como el soldado republicano que salva al falangista en Soldados de Salamina (2001), el joven que en El monarca de las sombras (2017) ofrenda su vida a una causa equivocada, o Adolfo Suárez en Anatomía de un instante, el Francisco de Cercas y los misioneros de ese fin del mundo llamado Mongolia son personajes quijotizados, que fascinan en la determinación de su acción, contraria a toda lógica.
EL LOCO DE DIOS EN EL FIN DEL MUNDO, de Javier Cercas. Random House, 2025. Barcelona, 488 págs.