por Laura Chalar
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Un poeta, su novia y el recuerdo de otro poeta —amigo y mentor— se encuentran en un balneario tranquilo de la costa uruguaya durante una semana de verano. La premisa de este “Diario de Jaureguiberry” es sencilla, aunque a poco que uno se adentre en su lectura se revela la presencia de todo un mundo expectante y diverso. “Medusas de tripas como estrellas/ y pedacitos de azulejo azul” en el arroyo (producto, aunque el libro no lo dice, de un naufragio del siglo XIX frente a las costas del lugar); la presencia de un chingolo en el jardín; el “[s]ecreto de la acacia/ que cabecea”; y de pronto, insinuándose como al pasar, la referencia inesperada a “[l]os contagiados [que] crecen”. De hecho, es apenas esta referencia la que nos sitúa en una época, un año extraordinario y distinguible de los demás, arrancando el relato que los poemas construyen a ese devenir perezoso, esa generalidad adormilada que es cualquier verano en cualquier balneario del Uruguay.
“Esta debería ser la verdadera vida”, repite el poeta; y, sin embargo, el paraíso puede mostrar caras menos idílicas. No solamente esos “contagiados” cuya realidad acecha fuera de los confines del balneario sino el tiempo, impredecible aun en verano (ese cielo como “un fregón descolorido/ sobre nuestras cabezas”), y una geografía que guarda resabios de la tragedia de aquellos “cinco muchachos condenados” en el “Camino de los Fusilados” que el poeta y su pareja recorren, tratando de recuperar la historia.
Horacio Cavallo es un poeta de la observación reflexiva, con un ojo lúcido y atento para el detalle. Los textos que componen este libro transitan entre el diario de vacaciones —donde coexisten las anotaciones indolentes con el intento activo y deliberado de captar la belleza—, el recuerdo afectuoso del amigo perdido que también vivió y escribió en Jaureguiberry, y el contexto más amplio de la vida que sigue su curso, inexorable, alrededor de la cápsula del tiempo que es el balneario. A la hora de hacer los bolsos, habrá “una tristeza de infancia/ en el aire:/ el pequeño duelo”. El escritor sabe, como lo saben sus lectores, que “[t]odo podrá ser de nuevo/ pero nada volverá a ser igual”.
DIARIO DE JAUREGUIBERRY, de Horacio Cavallo. Ediciones del Estómago Agujereado, 2024. Uruguay, 69 págs.