Luis Fernando Iglesias
PASARON CUARENTA años desde que el hombre llamado Stephen Demetri Georgiu grabara su primer simple. Y veintiocho años desde que, quien entonces era mundialmente conocido como Cat Stevens, resolvió, en la cima de su carrera, abandonar la música, abrazar el islamismo y transformarse en Yusuf Islam.
El artista dejaba entonces tras de sí varios millones de discos vendidos, resultado de una carrera que lo llevó a ser superestrella de la música pop de los setenta. Sus canciones, menospreciadas por muchos intelectuales de aquellos años, resistieron el paso del tiempo como pocas.
Ahora, Yusuf Islam ha firmado un acuerdo con Atlantic Records para lanzar un nuevo álbum de música pop. Tendrá por título An other cup y el lanzamiento será en noviembre de 2006.
primero el piano. Stephen Demetri nació el 21 de julio de 1948. Hijo de madre sueca y padre griego chipriota, concurrió a un colegio católico apostólico romano. Como su religión era la griega ortodoxa, no participaba de los rituales de sus compañeros. Se sentía un callado observador. Sus padres se separaron cuando él tenía ocho años, pero la familia siguió conviviendo. Sus progenitores se repartieron las habitaciones. Stephen y sus dos hermanos mayores se turnaban para dormir uno con otro. Todos vivían en el piso superior del restaurante propiedad de la familia, ubicado en el London`s West End de la capital británica, cerca del importante centro cultural y musical Tin Pan Alley. En la casa había un gran piano. Es el primer instrumento que Stephen intentó dominar.
En ese lugar el niño asimiló diversas culturas, a través de los familiares y amigos que frecuentaban la casa. Sintió un temprano amor por la música folk junto al gusto por las danzas y canciones folclóricas griegas que escuchaba su padre. Pese a ello su carácter frío y taciturno se asemejaba al de su madre. La mezcla de ritmos y experiencias de esa primera infancia enriqueció su música al igual que una importante formación en música clásica. La influencia griega se nota en canciones como "Ruby love".
A los quince años llegaron Los Beatles a su vida, mientras Bob Dylan le enseña que las letras de las canciones pueden hablar de otras cosas además del amor entre un hombre y una mujer.
Stephen descubrió en poco tiempo que quería ser primero un gran músico y luego una estrella pop. Convenció a su padre y éste le dio ocho libras para comprar su primera guitarra. Ingresó al Colegio de Arte Hammersmith, en donde permaneció unos seis meses, y compuso sus primeras canciones. Sentía que era más fácil crear su propia música que intentar tocar la de otros. Mientras lavaba platos en la cocina del restaurante, su cabeza creaba melodías e imaginaba letras.
El joven tocó en vivo por primera vez en un bar cercano a su residencia, The Black Horse. De esa noche solo recuerda tres cosas: los nervios que lo dominaban, que no tocó nada bien y que tenía una desmesurada urgencia porque todo terminara cuanto antes.
entre dos caminos. Sus canciones podían ser consideradas oscuras, incluso raras para el ambiente musical londinense de aquellos años. Los vientos de cambio, la apertura de radios piratas, la búsqueda de nuevos talentos por parte de algunos sellos discográficos, planteaban un escenario apropiado para que Stephen dejara su lugar a Cat Stevens. Cuando éste ya se había vuelto un número conocido en diferentes pubs, conoció a Mike Hurst, músico y productor de grabaciones independientes. Entusiasmado con el talento del desconocido, Hurst financió un primer simple con las canciones "I love my dog" y "Portobello Road". El joven compositor y cantante tenía 18 años.
Por esa época, la poderosa y tradicional compañía discográfica Decca - London decidió lanzar un nuevo sello, llamado Deram. El fin era promocionar su nuevo Deramic Sound System y conformar un catálogo de música de avanzada. Hurst envió un demo con el material grabado y el 30 de setiembre de 1966 "I love my dog" salió al mercado como uno de los dos primeros simples editado por la nueva compañía. Alcanzó el puesto 28 en la lista de ventas. Casi en el final de ese año se editó "Mathew and son", que llegó al puesto 2 y abrió las puertas al longplay del mismo nombre que se editó en marzo de 1967.
Un importante grupo de aquellos años, The Tremeloes, realizó una versión de uno de los hits de ese álbum, "Here comes my baby". Esa canción fue el caballo de batalla del grupo, que llegó a visitar Uruguay en los sesenta. El tercer simple de Stevens es parte de un musical que se iba a llamar Billy the Kid: "I`m gonna get me a gun", una canción con una letra radical que revelaba las fuerzas en pugna dentro del músico. Interpreta ese tema en el célebre programa Top of the pops. La música de Cat Stevens llegó así a seis millones de oyentes.
En 1968 apareció el segundo álbum, New Masters, considerado un fracaso en materia de ventas. Sin embargo, algunas canciones como "The view from the top", "Where are you" y "Kitty" fueron bien aceptadas por público y crítica. Años después el tema "The first cut is the deepest", que integraba el disco, llegó al primer puesto de los charts interpretado por Rod Stewart.
La carrera de Cat Stevens a estas alturas resultaba vertiginosa y fuera de control. Una sucesión de shows, promociones y otros componentes típicos de las estrellas de rock no le daban descanso. Su manager entendió que era el momento para sembrar y él, como si fuera un títere, accedió. Su opinión no era tenida en cuenta al instante de grabar y ni siquiera podía tocar la guitarra en sus canciones. Comenzó a beber más de lo aconsejable.
El final de esta etapa llegó en 1969, cuando se le diagnosticó pleuresía y tuberculosis. Debió ser internado en el Hospital King Edward VII. A los 18 años se había transformado en una estrella y a los 19 estaba cerca de convertirse en un cadáver. Sintió la muerte como una presencia insoslayable. Alguien le regaló el libro The secret path, de Paul Brunton, que habla de la vida después de la muerte.
En 1970, ya recuperado, volvió a la casa familiar, pintó su cuarto de rojo, se hizo vegetariano, compuso muchas canciones y resolvió dar un vuelco en su carrera. Se encontró interesado por la espiritualidad pero a la vez deseaba ser una estrella de rock y ganar un millón de dólares. Al fin aceptó esa ambigüedad y decidió transitar ambos caminos. En esa etapa serán fundamentales tres personas: su nuevo manager Barry Krost, el productor de sus próximos cuatro discos Paul Samwell-Smith y los músicos que éste le presenta. Entre ellos estaba quien se convirtió en su fiel socio musical: el guitarrista Alun Davies. Lo esperaba Estados Unidos.
al mando del buque. En tres años, Cat Stevens compuso y grabó sus cuatro discos fundamentales. Firmó contrato con Island, sello que distribuye A & M Records. La relación con su manager lo llevó a diseñar una nueva estrategia, más humana y efectiva, para preparar su viaje a los Estados Unidos.
Paul Sanwell-Smith era su productor pero Stevens intervenía en las decisiones musicales. Sintió por primera vez que estaba al mando de su carrera. La pieza que faltaba en el puzzle era llenada por el guitarrista Alun Davies, poseedor de un estilo despojado, casi minimalista, ideal para la música de Stevens. Las letras de las canciones de esta época hablan de las cosas que sintió en su reclusión hospitalaria, y de su nuevo estado espiritual. Los temas son variados: van desde las relaciones amorosas hasta su creencia en platos voladores ( "Longer boats").
Mona Bone Jakon (1970), Tea for the Tillerman (1970), Teaser and the Firecat (1971) y Catch bull at four (1972) contienen la mayoría de los temas más conocidos del autor, como "Where do the children play", "Wild World", "Father and son", "The wind", "Morning has broken" y "Moonshadow".
En estos discos Stevens controla e intenta no repetir errores anteriores. Se ocupa de la composición de la casi totalidad de los temas, así como del arte y diseño de las tapas de cada uno de los discos. El tacho de basura al que le cae una lágrima de Mona Bone Jakon, el labrador bebiendo té mientras dos niños juegan en un árbol de Tea for the Tillerman, el niño sentado en el cordón de la vereda junto a su gato (personajes que protagonizaron un dibujo animado), y el pequeño buda peleando con un toro de Catch bull at four constituyen íconos de la música de principios de los setenta.
Tea for the Tillerman es el mejor disco de su carrera. Más rico y profundo que Mona Bone Jakon, demuestra la madurez creativa de Stevens en su más alto punto. Teaser and the firecat es una continuación casi perfecta. El inicio del disco con la tenue "The wind" es de una hermosura pocas veces alcanzada y el tono suave del álbum apenas es quebrado en temas como "Tuesday`s dead" o el popular "Peace train". Sin embargo, el cuarto disco de la serie fue el que lo llevó a lo más alto de su fama.
en el mundo material. El disco Catch bull at four, más producido y menos acústico que los tres anteriores, llegó al primer puesto en Estados Unidos. Allí Cat Stevens se transformó en una superestrella. Nada hacía prever que los cambios continuarían como una especie de aviso al mundo acerca de su desinterés por el éxito. Una vez más decidió cambiar todo. Abandonó a sus músicos y a su productor y se trasladó a Jamaica. Allí, con nuevo personal, y con su propia producción, grabó Foreigner (1973).
"Foreigner suite" ocupa todo el lado A del disco. En aquellos tiempos de rock sinfónico eran usuales los vinilos con canciones extensas, suites o directamente óperas rock como Tommy de The Who o Thick as a brick de Jethro Tull. Sin embargo, Foreigner recibió duras críticas. Se lo acusó de indulgente, críptico y pretencioso. En Uruguay un fragmento de la "Suite del extranjero" se tornó muy popular al ser cortina de una emisora local, junto a la frase "la vida sin música sería un error". La canción que abre el lado B, "The hurt", tuvo una buena figuración en los charts.
Por 1973, Stevens comenzó a proyectar su nuevo álbum. Se hallaba en un aeropuerto pensando en el arte de tapa. Prestó atención a las cosas que tenía en sus manos. En una de ellas, una caja de chocolates. Y en la otra un pequeño buda que le habían regalado. Se dio cuenta de que vio el dilema de su vida: la espiritualidad enfrentada a lo material. Se preguntó cuál sería el camino que tomaría. Y finalmente lo registró en la carátula del próximo disco: un buda de chocolate.
Buddha and the chocolate box (1974) retoma el espíritu de los anteriores álbumes. Comparte la producción con Paul Sanwell-Smith y vuelve Alun Davies. Logra un gran éxito con "Oh very young". Las giras se sucedieron y el cantante se encontró en el lugar donde siempre quiso estar. Pero llegó 1975, año de mensajes, libros y cambios.
la gira mayor. Durante la gira australiana de 1974, una alta mujer rubia le regaló un libro sobre la numerología. El carácter oscuro, con algo de magia del tema, lo cautivó. Su próximo álbum, Numbers (1975) es un disco conceptual.
La historia, que habla del planeta Polygor, de números y del profeta Jzero (que representa el cero) fue pésimamente recibida por la crítica. Ni el moderado hit "Banapple Gas" logró mejorar las opiniones sobre el disco. El mundo parecía decirle que los temas complejos no eran para él. Pese a todo se embarca en su gira más extensa y ambiciosa: el Majikat Tour. Todo un éxito.
Su hermano David Gordon, de regreso de un viaje por Israel le regaló un ejemplar de El Corán.
El mismo año Stevens estaba en la casa de un amigo en Malibú. Un día salió a nadar y decidió llegar hasta una especie de islote a cierta distancia de la costa. Cuando se acercó comprendió con horror, que en realidad solo se trataba de algas. Intentó volver pero estaba lejos de la orilla y con la marea en contra. Nadó desesperadamente y en un momento entendió que sus fuerzas no le permitirían llegar a la orilla. Otra vez, como seis años atrás, se sintió bordeando la muerte. En ese instante pensó: "Dios, si me ayudas, si me salvas de morir, consagraré mi vida a alabarte". Entonces una enorme ola apareció a sus espaldas, lo levantó y lo acercó a la costa.
Los adioses. Cat Stevens vivió un tiempo en Río de Janeiro. En 1975 había comprado un apartamento con vista al Cristo Redentor. Una vez más se sentía un extranjero pero la música brasileña lo cautivó. Utilizó acordes típicos en lo que sería a la postre el primer capítulo de su despedida musical. Su nuevo productor era Dave Kershenbaum y entre los músicos se destacaba el pianista Chick Corea. En 1977 grabó Izitso, título que juega con la expresión "Is it so?" ("¿es así la cosa?"). Esa pregunta muestra el desgano con que el músico aceptaba su condición de estrella.
El disco en nada se parece a una despedida desencantada. Es el más pop de sus álbumes, con buenas canciones y letras excelentes. Se destacan "(Remember the days of the) Old Schoolyard" y "(I Never Wanted) To Be A Star", junto a una melancólica canción en la que nuevamente se identifican la inocencia de la niñez con la sabiduría, "Child for a day", compuesta por su hermano David en colaboración con Peter Travis, que cierra el álbum.
El trabajo final, grabado por obligaciones contractuales es Back to earth (1978) y tuvo muy poca repercusión. La cabeza del músico ya se encontraba proyectando su nueva vida. En 1979 Cat Stevens se transformó en Yusuf Islam y anunció su retiro definitivo de la música.
el caso de rushdie. Al tiempo se casó y tuvo cuatro hijos. Por muchos años poco y nada se supo de su vida. Se tejieron versiones muchas veces disparatadas acerca de lo que estaba haciendo.
El incidente con Salman Rushdie lo marca de mala manera. En 1989 un reportero le preguntó qué opinaba acerca de la condena a muerte que el escritor indio había recibido del ayatolá Jomeini por su libro Versos satánicos. Si bien Yusuf lo ha negado reiteradamente -y aún le molesta hablar sobre el tema- lo cierto es que su respuesta, citando las leyes de El Corán, se interpretó como un apoyo a la condena. Referencias posteriores sobre el episodio tampoco han ayudado a aclarar el punto en forma terminante. La reacción del mundo occidental fue de furia. En Estados Unidos varias estaciones de radio dejaron de emitir sus canciones y propusieron a sus oyentes cambiar sus discos de Stevens por el libro de Rushdie.
Otro desagradable incidente ocurrió en el 2004, cuando Yusuf, que viajaba con una hija, fue obligado a descender de un avión que se dirigía a Washington desde Londres. El avión fue desviado a Maine y el músico terminó siendo deportado. Su nombre aparecía en las listas de "posibles terroristas" y se lo acusó de financiar económicamente a organizaciones terroristas, en particular a Hamas. Pero ninguna prueba fue aportada por los acusadores. La reacción de Yusuf, si bien indignada, tuvo mucho de ironía. Aceptó que se debía tratar de un error dado que nadie podía confundir con un terrorista a alguien que toda la vida luchó por la paz. Agradeció el buen trato de los agentes de seguridad y expresó que muchos de ellos quedaron complacidos porque accedió a darles su autógrafo. Finalmente se supo que el supuesto sospechoso se llamaba Yousef Islam.
"Existían cien razones para dejar la industria de la música en 1979..., hoy quizás existen ciento una buenas razones por las que me siento bien haciendo música y cantando sobre la vida en este frágil mundo, de nuevo", declaró. "Es importante para mí ayudar a tender un puente sobre las diferencias culturales que mucha gente teme cruzar."
Según pasan los años
LA LETRA de "Father and son" se ha revelado como intemporal al reflejar el eterno enfrentamiento entre generaciones. Un padre le aconseja a su hijo que se tranquilice, que no es momento de cambios, que todavía es muy joven, que tiene mucho que aprender, que piense en todo lo que tiene, que consiga una mujer y se case: "mírame, soy viejo, pero soy feliz". El hijo responde con furia. Dice que desde el momento en que pudo hablar fue obligado a escuchar y recuerda todas las veces que lloró por ello. Concluye: "ahora ya no me conocen, sé que hay un modo, sé que me tengo que ir".
En principio la canción fue escrita para el musical Revolussia, en el que se cuenta la historia de Anastassia y Nicolás. Un joven quiere plegarse a la revolución y discute con su padre cuando éste intenta convencerlo de que se quede en el campo. No importan las intenciones primarias; Stevens concibió una historia universal con la que cualquiera puede identificarse. La canción tiene más de treinta años. Es muy probable que el mismo oyente se identifique ahora con el personaje con el que disentía la primera vez que la escuchó.
El pianista secreta
CUANDO SE encontraba grabando "Teaser and the firecat", Stevens deseaba incluir una canción tradicional, especie de himno navideño, compuesta por Eleanor Farjeon. El tema duraba menos de un minuto y el productor Samwell-Smith se negó a incluirla por su brevedad.
Stevens recordó una bella melodía interpretada por un pianista que se encontraba grabando en un estudio cercano. Acude a él y lo convence para que intervenga en una sesión de grabación. Esa melodía es incluida en la canción como introducción, intermedio y final. Luego, el tema se transformaría en un clásico. Su piano había contribuido en alto grado para ello.
Samwell-Smith nunca permitió que un músico de sesión apareciera en los créditos y esta no fue la excepción. Las versiones acerca de la paga varían. Algunos dicen que el músico lo hizo gratis. Otros expresan que se le pagaron doce dólares.
"Morning has broken" recaudó millones. El pianista, de nombre Rick Wakeman, nunca se quejó. Pronto desarrollaría una impresionante carrera como solista y tecladista de Yes. Finalmente Wakeman se dio un pequeño gusto. En el 2000 grabó su propia versión instrumental de aquella canción.
Cat Stevens en Montevideo
EN APARIENCIA la estadía de Cat Stevens en Brasil se debió a un tema impositivo. Los implacables impuestos ingleses obligaban a los músicos a radicarse en el exterior. El tema trae al músico a la capital uruguaya para una entrevista con un importante abogado, especialista en el tema tributario. Se hospeda cuarenta y ocho horas en el Victoria Plaza. Cuenta la historia, que una importante radio local anunció una entrevista exclusiva. La visita de una figura de la talla de Cat Stevens era absolutamente inusual en esos años.
Se puso al aire una grabación en la que un locutor relata a media voz cómo logró escabullirse por los pasillos del hotel hasta llegar a la habitación de la estrella. Cuando éste abre, se escucha la voz del reportero intentando una presentación. No le alcanzó el tiempo para concluirla.
Un terminante portazo fue la única respuesta.