Hugo Fontana
EN EL PRIMER PISO del edificio de Sarandí y Misiones, donde funcionan las oficinas del SODRE, hay un museo en el que se exponen viejas y enormes cámaras cinematográficas, filmadoras y mesas de montaje en 16 y 35 milímetros, visores de campo usados por los documentalistas uruguayos entre 1920 y 1970, y hasta un kinetoscopio Edison de 1896 y un proyector Lumière del mismo año. Rodeando a este silencioso parque jurásico, el visitante puede observar un conjunto de fotografías que narra los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX del Uruguay. Imágenes del arribo de un grupo de inmigrantes rusos y luego de su instalación en San Javier; una Plaza Cagancha donde apenas destaca la erguida estatua de la Paz rodeada de algunas casas y barracas; el ombú de Bulevar España, solitario, joven, en mitad del campo; las secciones empaque y mercería del desaparecido London-París.
En uno de los despachos contiguos a la sala de exposiciones, tras un escritorio austero y rodeado de armarios atestados de documentos de todo tipo, parece esconderse Juan José Mugni, el director del Archivo Nacional de la Imagen del SODRE. Mugni nació en Buenos Aires, donde comenzó a estudiar cine y se inició como ayudante de dirección de Lautaro Murúa en el recordado film La Raulito. Llegó a Montevideo en 1977, donde realizó dos películas experimentales (Representaciones y Ritual) que obtuvieron el Primer Premio del Certamen Nacional de Cine del SODRE. Su carrera continuó con algunos documentales dedicados a la obra de varios artistas plásticos nacionales, entre ellos a Cecilia Brugnini, Manuel Espínola Gómez, Abbondanza-Silveira, Wilfredo Díaz Valdés y Amalia Nieto. Su labor creativa se desvió luego hacia la literatura y dirigió para la BBC la segunda unidad de Borges y yo y, más tarde, Onetti, retrato de un escritor, donde se entrevista, entre otros, al propio narrador y a Mario Benedetti, Idea Vilariño, Carlos Maggi y Mercedes Rein.
Desde 1991, ya al frente del Archivo, se hizo cargo del cuidado de unas 100.000 fotografías, la más vieja de ellas un daguerrotipo de 1870, y unos 5.000 films, la mayoría documentales grabados en 16 milímetros. Mugni vigila también el bienestar de algunos incunables de la cinematografía universal como los pertenecientes a la colección que el poeta Fernando Pereda donó al Instituto, y que abarca desde las primeras películas realizados por los hermanos Lumière (1895) hasta los primeros del cine sonoro pertenecientes a fines de la década del 20, y que se han venido restaurando con la colaboración de embajadas e institutos nacionales y extranjeros. El gabinete del Dr. Caligari (1919), La caja de Pandora (1929), la uruguaya El pequeño héroe del Arroyo de Oro (1929) y hasta diversos fotogramas de La paz de la Revolución de 1904 son algunos de esos tesoros.
Centinela de tanto pasado, Mugni habla, sin embargo, del futuro. Para setiembre tiene previsto organizar el 4º Encuentro de Cine Nacional y espera para ello la llegada desde España del veterano actor uruguayo Walter Vidarte, protagonista del clásico Procesado 1040 (1958), dirigido por Rubén Cavallotti y basado en la obra de Juan Carlos Patrón. También prepara Mugni una exposición con algunas de las 2.000 fotografías que fueran donadas por los herederos de la revista Cine Radio Actualidad, que van desde una Ava Gardner alojada en el Victoria Plaza hasta las imágenes de antiguas fonoplateas que un día, acorraladas por las pantallas de televisión, fueron dejando de funcionar. Y también se apronta a dar forma a la edición número 19 del festival Divercine, dedicado al público infantil.
"Estamos en proceso de digitalizar el material fotográfico", comenta con entusiasmo y con cierto agobio ante semejante tarea."Hasta ahora ya tenemos entre 5.000 y 6.000 fotos digitalizadas que están a entera disposición del público."
Apuntes de una historia. El Archivo Nacional de la Imagen fue creado en 1985 tras la fusión de la ex División Fotocinematográfica y el Departamento de Cine Arte, pero los orígenes de esta voluntad de conservar la iconografía de una nación se remonta a 1912, cuando en el Ministerio de Industrias se crea la Sección Fotografía. La misma pasó luego a depender del Ministerio de Relaciones Exteriores y en 1935 del Ministerio de Instrucción Pública. Recién en 1960 se hace cargo de su custodia y administración el SODRE, instituto en el que funcionaba además, desde 1943, el Departamento de Cine Arte, cuyo primer director fue Danilo Trelles. Aquella fue la época de los primeros festivales internacionales, de la visita de grandes directores de todo el mundo y del estreno de decenas de films que de otro modo nunca hubieran tenido difusión comercial. La primera temporada oficial de Cine Arte dio comienzo el 19 de mayo de 1944 en el Teatro Urquiza, el viejo Auditorio que luego arrasaría el fuego el 18 de setiembre de 1971. En la programación de aquel año figuraron películas como Don Quijote y La caja de Pandora de Georg Pabst, Sabotaje y 39 escalones de Alfred Hitchcock, Alejandro Nevsky de Serguei Eisenstein, El fin de San Petersburgo de Pudovkin y Sueño de una noche de verano de Max Reinhardt, entre otras. El archivo filmográfico se salvó milagrosamente de las llamas pero tres años más tarde, en enero de 1974, quedaría casi destruido tras un incendio por combustión espontánea.
Cine Arte organizaría luego varios festivales más, dando a conocer nombres de posterior relevancia internacional como Roman Polanski y Nelson Pereira do Santos, aunque acaso una de las presentaciones más emblemáticas fue la de los primeros títulos del sueco Ingmar Bergman. Además, permitió que muchos directores uruguayos estrenaran sus primeros trabajos en una época aún incipiente del cine nacional. Y también visitó el Interior del país e incluso llevó parte de su colección fuera de fronteras, en particular a Argentina y a Chile, siendo uno de los pioneros en la formación de las primeras cinematecas latinoamericanas. Ese es el espíritu y el criterio impuesto para el proyectado 4º Encuentro que tendrá lugar en la Sala Nelly Goitiño y en el que, según cuenta Mugni, se prevé exhibir seis estrenos, entre ellos Miss Tacuarembó, basado en el libro de Dani Umpi. Entre tanto se continúa con los ciclos permanentes, este año dedicado a la proyección de algunos clásicos de la década del 60 como La Dolce Vita de Federico Fellini, Hiroshima mon amour de Alain Resnais, Piso de soltero de Billy Wilder, el legendario Espartaco de Stanley Kubrick, Blow up de Michelangelo Antonioni y Perdidos en la noche de John Schlesinger.
El Archivo también fundó su propia videoteca, que empezó a funcionar en 1986 con material requisado judicialmente. Luego se agregaron copias de materiales de distintos certámenes, de films propios del instituto con destino a los ciclos de televisión (desde 1997 comenzó en Canal 5 el ciclo Cine Arte del SODRE con la exhibición de películas de su colección) y una gran cantidad por compra directa. En 2008 la Presidencia de la República transfirió sus colecciones de video desde el primer gobierno democrático de 1985, lo que acrecentó en forma vertiginosa el volumen del Archivo.
A la caza del artista. Además de encargados de la conservación y digitalización de miles de fotografías, Amalia Pedreiras y Fabián Centurión son hoy los fotógrafos oficiales del Archivo. En tanto tales, se ocupan de registrar todas las actividades artísticas del Sodre, desde conciertos de cámara, actuaciones del Coro, cuerpo de ballet o los espectáculos de la Orquesta Sinfónica, así como de cada uno de los visitantes que llegan a los dos auditorios del Instituto. Sin embargo, ambos se lamentan de no poder registrar otras imágenes capaces de atestiguar la vida diaria de los uruguayos, como sí acontecía en otros tiempos.
"En realidad -comentan- entre 1960 y fines de los 70 no hay ningún registro, ni siquiera de las propias actividades del SODRE. Fue recién en 1979, cuando el presidente era Jorge Rodríguez Delucchi, que se reanudó la labor fotográfica". En ese año se adquirieron cámaras que suplieron medianamente las necesidades de un archivo que hasta veinte años atrás había sido tan exhaustivo como extenso. Ahora, con dos cámaras digitales, salen a la caza de directores, solistas, cantantes y bailarines, protagonistas de espectáculos que van multiplicándose en número y calidad. Y cada tanto reciben alguna donación que de algún modo suple determinadas carencias. "No hemos podido registrar los rostros de las nuevas generaciones artísticas, escritores, pintores, músicos, a no ser cuando intervenimos en el armado de algunas exposiciones, como la de `Mujeres uruguayas´. Ni siquiera tenemos una foto de Benedetti."
300 mujeres
DESDE 2007 el Archivo viene organizando exposiciones fotográficas anuales. Por una parte "Mujeres uruguayas", que reúne retratos de mujeres destacadas en distintos ámbitos del quehacer nacional y cultural, y que fuera exhibida en la propia sede del Archivo, en el Palacio Legislativo y en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Con cada edición se aumenta la nómina de las participantes, hasta llegar a casi 300, desde Delmira Agustini, Luisa Luisi y Julia Arévalo a Sylvia Lago, Hortensia Campanella, Ana Ribeiro, Constanza Moreira y Chris Namus entre otras.
Otra exposición acompaña cada Encuentro de Cine Nacional. En 2007 fueron fotos y afiches del cine uruguayo, exhibiéndose en Montevideo y Punta del Este. La segunda se centró en las salas históricas de exhibición y se instaló en la "Nelly Goitiño" y en el Atrio Municipal. El año pasado se centró en otros aspectos relacionados a la historia del cine en Uruguay (festivales, cine clubes, estudios y laboratorios, cine independiente, etc.). Las exposiciones han sido acompañadas por la edición de catálogos temáticos, y también fueron editados seis volúmenes del libro Imágenes. Historia del Uruguay en imágenes, usando exclusivamente material del acervo.