Anales de la Guerra Grande

Alejandro Dumas y el sitio de Montevideo

Pablo Rocca viaja al siglo XIX oriental y publica en contrapunto el texto del francés y la respuesta de los sitiadores.

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Alejandro Dumas

por Juan de Marsilio
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Las palabras son armas en el antes, durante y después de cada guerra, y desde Gutenberg para acá no hay guerra sin intercambio de panfletos entre un bando y el otro.

En 1850, sobre el fin de la Guerra Grande uruguaya, el Gobierno de la Defensa de Montevideo envió a París al Gral. Melchor Pacheco y Obes (1809–1855), con el fin de disuadir al gobierno francés de llegar a un acuerdo con Rosas, gobernador de Buenos Aires y a cargo de las relaciones exteriores de la Confederación Argentina. Era el principal apoyo del “gobierno del Cerrito”, presidido por el Gral. Oribe, que sitiaba a Montevideo.

El principal éxito de Pacheco y Obes fue contratar a Alejandro Dumas padre (1802–1870) para escribir en base a sus informes —o pulir y firmar un texto del propio Pacheco, según otras versiones— un alegato en favor de los sitiados y en contra de los orientales blancos y sus aliados federales argentinos. El alegato se tituló Montevideo o una nueva Troya. Ni bien el libro llegó a Montevideo, los redactores de El defensor de la independencia americana, periódico partidario de los sitiadores, publicó por entregas una refutación del texto de Dumas.

Al cuidado de Pablo Rocca, con estudios de Ana Inés Rodríguez y Jimena Torres y un epílogo de Alma Bolón, se publicaron en un mismo volumen las ediciones facsimilares de las primeras ediciones en libro francesa y española de Una nueva Troya, y todos los artículos de la Refutación a una Nueva Troya. El contrapunto permite entender los orígenes del largo conflicto de mentalidades entre los partidos fundacionales uruguayos.

Dumas escribe sobre lo que no ha visto. Presenta al bando sitiado (colorados, unitarios porteños, federales no rosistas, voluntarios extranjeros, entre los que resalta Garibaldi) como defensor de la civilización y la libertad, mientras que blancos y rosistas son el despotismo y la barbarie. Para ello recurre a analogías homéricas, si Montevideo es la nueva Troya, el valiente Cnel. Marcelino Sosa será el nuevo Héctor y así por el estilo. La verdad fue menos épica. Hubo largos períodos sin combates. La refutación, a su vez, presenta algunos elementos clave del “mito” uruguayo: reivindica a José Artigas, plantea que en 1811 y 1825 los orientales lucharon por la independencia, y condena a Rivera por masacrar a los charrúas en Salsipuedes.

UNA NUEVA TROYA / REFUTACIÓN A UNA NUEVA TROYA, de Alejandro Dumas/Redactores de El Defensor de la Independencia Americana. Edición y prólogo de Pablo Rocca. Linardi y Risso, 2020. Montevideo, 512 págs.

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