Los agitadores sindicales vanguardia del actual Frente Amplio en horas díficiles para el pueblo solo han aportado demagogia y confrontación. Su mira no es el país ni el bienestar de la gente sino alcanzar el poder en las próximas elecciones merced a una campaña de protestas huecas y movilizaciones.
La historia nacional tras la aparición de José Gervasio Artigas fue continuada por las divisas históricas -blanca y colorada- nacidas en la batalla de Carpintería en 1836, enfrentadas bajo la conducción de Manuel Oribe y Fructuoso Rivera. Sus ideas encontradas y contradicciones dieron forma con el tiempo a una realidad institucional en lo político, lo económico y social, que dio carácter único a nuestro país en el concierto continental e internacional. Hacia 1860 en medio de conflictos patrios que se insertaban en la búsqueda de una organización civil nacional estable aparecieron en Montevideo los primeros grupos de inmigrantes españoles e italianos anarquistas. Tuvieron continuidad histórica en el siglo XX con el socialismo marxista-leninista de Frugoni, a su vez cuna del partido comunista y las organizaciones terroristas, de las que los tupamaros fueron buque inisignia. Su línea de pensamiento y acción dominante -inspirada en la Rusia soviética y el paredón castrista respectivamente- ha sido internacionalista, totalitaria y antidemocrática basada en parte de las peores experiencias que ha vivido el mundo moderno y contemporáneo hasta hoy. Y, la presencia minoritaria en el Frente de facciones con barniz republicano no contradice lo expresado que es de esencia. Para cubrirse con un manto respetable los sectores mencionados desnaturalizando la verdadera Historia nacional, desde siempre se han disfrazado con un Artigas de utilería.
Ya desembozadamente lanzado a la carrera electoral y presidencial el candidato tupamaro Yamandú Orsi actual intendente de Canelones dio prueba de esta construcción sin cimientos, y en un discurso público aludió eufórico recientemente a la bandera de Artigas que expresó decía: ”Libertad o muerte” (¿los Treinta y Tres orientales?: bien ¡Gracias!). Alentado por igual frenesí anunció que ha llegado la hora en que “los más infelices sean los más privilegiados” citando al prócer. ¿Esa hora no había llegado cuando ponían bombas en la noche, asesinaban gente por la espalda o secuestraban víctimas indefensas, o cuando dilapidaron el dinero extraído al pueblo contribuyente quebrando Ancap o desarrollando Gas Sayago, o con los 121 asentamientos del señor Orsi en Canelones tras 15 años de gobierno nacional con mayorías parlamentarias, gobierno departamental y tiempos de bonanza económica?
Parte de lo mismo es lo que viene de ocurrir en el IAVA con falaces “estudiantes” secundarios que han depredado las instalaciones de un centro de estudios, que registra los peores resultados de rendimiento escolar. La educación pública y gratuita, es un bien nacional que paga con impuestos toda la población del país. Su uso actual -como siempre- con fines de agitación y falsos postulados de reivindicación proselitista expresa la decadencia del siglo XXI, que mueve al ”progresismo” del país. Casi toda la plana mayor de la conducción opositora se hizo presente respaldando a los agitadores. Parte de un montaje de disolución basado en una acción orquestada.