Redacción El País
Las várices son venas dilatadas y retorcidas que se forman, en su mayoría, en las piernas. Surgen cuando las válvulas venosas encargadas de favorecer el retorno de la sangre dejan de funcionar correctamente, lo que provoca acumulación y aumento de la presión interna. A simple vista, aparecen como venas azuladas o verdosas bajo la piel, y suelen ir acompañadas de síntomas como hinchazón, sensación de pesadez, calambres o picazón.
Si bien en muchos casos se las considera un problema estético, también pueden ser un signo de insuficiencia venosa crónica, una condición que dificulta el retorno sanguíneo hacia el corazón. Entre los factores de riesgo más comunes se encuentran la herencia, el embarazo, el sobrepeso, el sedentarismo y pasar demasiadas horas de pie o sentado.
Más allá del ejercicio, la elevación de las piernas y el uso de medias de compresión, existen alternativas naturales que pueden colaborar a mejorar los síntomas y reducir la visibilidad de las várices. Entre ellas, tres plantas han ganado reconocimiento por sus beneficios: el castaño de Indias, el ginkgo biloba y el rusco.
Castaño de Indias: alivio para la pesadez
El castaño de Indias (Aesculus hippocastanum) es uno de los más estudiados. Sus extractos contienen escina, una sustancia que contribuye a mejorar la tonicidad venosa y a disminuir la inflamación y la permeabilidad capilar. Se lo encuentra en cápsulas, geles o presentaciones estandarizadas que ayudan a reducir la hinchazón y el dolor. Es clave no consumir la planta cruda, ya que resulta tóxica.
Ginkgo biloba: mejora la circulación
El ginkgo biloba es conocido por su capacidad de favorecer la microcirculación. Al estimular el flujo sanguíneo, puede ayudar a disminuir la inflamación y aliviar la pesadez de las piernas. Su consumo más habitual es en cápsulas, comprimidos o extractos líquidos, siempre siguiendo la dosis indicada en el envase o por un profesional de la salud.
Rusco: refuerzo para las paredes venosas
El rusco (Ruscus aculeatus) contiene ruscogeninas, compuestos que fortalecen las paredes de las venas y favorecen la contracción de los vasos sanguíneos. Gracias a esto, se lo asocia con alivio de la hinchazón y la sensación de cansancio en las piernas. Está disponible en cápsulas, comprimidos y cremas para uso tópico.
Un apoyo dentro de un plan integral
El uso de estas hierbas no reemplaza las medidas físicas ni el tratamiento médico. Funcionan como un complemento que puede marcar la diferencia en quienes padecen várices leves o moderadas. La efectividad varía según la respuesta individual y el grado de la condición.
Antes de iniciar cualquier suplemento, es recomendable consultar con un médico, ya que pueden existir interacciones con otros fármacos o contraindicaciones específicas. En definitiva, el cuidado de la circulación es un trabajo integral que combina hábitos de vida saludable con, en algunos casos, el apoyo de la medicina natural.
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