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Parte de la rutina al despertar es desayunar y cepillarse los dientes, pero ¿cuál es el orden correcto? Muchas personas creen que lo ideal sería realizar la higiene bucal después de la comida, ya que la ingesta de alimentos dejará residuos de todas formas en la región. Sin embargo, los especialistas explican que no funciona de esta manera.
Cepillarse los dientes antes del desayuno puede resultar desagradable para algunos. La pasta de dientes contiene lauril sulfato de sodio, una sustancia que ayuda a formar espuma para un mejor alcance, pero también suprime la recepción de sabores dulces por las papilas gustativas. Sin embargo, este sería el orden más indicado para la salud bucal.
Durante el sueño, las bacterias que viven en la boca se multiplican, lo que causa el famoso "aliento matutino". Además del desagradable olor, la presencia elevada de microorganismos en la región deja el ambiente desprevenido y los dientes más vulnerables para recibir los alimentos que también causarán daños a los dientes.
Según los dentistas, lo ideal es esperar de 30 minutos a una hora después de comer para cepillarse los dientes. De esta manera, el cepillado antes del desayuno elimina las placas bacterianas y recubre el esmalte dental con una capa protectora para enfrentar los residuos ácidos de la alimentación. Esto es especialmente importante para evitar la aparición de infecciones y caries.
Además, el cepillado estimula la producción de saliva, que ayuda a descomponer los alimentos durante la digestión. Un estudio de investigadores de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, y de la Universidad Western, en Canadá, mostró que la producción de saliva aumenta hasta 5 minutos después de la práctica, lo que indica otro beneficio de cepillarse los dientes antes del desayuno.
Sin embargo, si no podés con tu genio y seguís cepillándote después de la comida, es posible seguir algunas recomendaciones para evitar mayores impactos en la salud de los dientes. Como el ácido de la comida puede debilitar temporalmente el esmalte, cepillarse inmediatamente después de comer es algo desaconsejado por los especialistas.
Esto se debe a que, al mismo tiempo que se eliminarán los residuos dañinos, el cepillado esparcirá ciertas bacterias que aún están en la boca. Las cerdas del cepillo también pueden dañar el esmalte que está vulnerable, corriendo el riesgo de provocar una erosión dental.