Redacción El País
El hígado graso es una afección silenciosa y prevalente, asociada al sobrepeso, la diabetes y el sedentarismo. Su tratamiento y prevención giran en torno a cambios cruciales en el estilo de vida, donde la dieta es fundamental.
La dieta mediterránea es considerada la más efectiva para combatir el hígado graso, gracias a su alto contenido en antioxidantes, fibra, cereales integrales, legumbres, frutas, verduras y omega 3, además de ser baja en azúcares.
Los especialistas recomiendan:
- Consumir aceite de oliva en crudo, sobre todo en ensaladas.
Aceite de oliva. Foto: Public Domain Pictures. - Aumentar el pescado semanal, reduciendo carnes rojas.
- Incorporar más frutas y verduras (al menos 5 porciones diarias).
Las frutas y las verduras son fundamentales en la dieta DASH. Foto: Flickr. - Agregar legumbres como lentejas, garbanzos y porotos.
- Optar por lácteos descremados y bajos en grasa.
- Sumar frutos secos, ricos en grasas saludables cardioprotectoras.
Frutos secos. Foto: Freepik.
El hígado graso puede derivar en fibrosis, cirrosis o cáncer de hígado si no se trata a tiempo. Esta afección también aumenta el riesgo de infarto y ACV, por lo que requiere dieta equilibrada, control médico y actividad física regular.
Un punto clave es evitar el jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF), presente en cientos de productos ultraprocesados, ya que se metaboliza únicamente en el hígado, favoreciendo la acumulación de grasa.
Opciones caseras para proteger el hígado
- Jugo de remolacha → rico en antioxidantes y antiinflamatorios.
- Té verde → reduce el riesgo de enfermedad hepática, incluida la cirrosis.
- Café → en consumo moderado, protege contra la cirrosis y ciertos tipos de cáncer hepático.
En base a La Nación - GDA