Redacción El País
En los últimos años, el agua con limón se transformó en uno de los rituales de bienestar más difundidos en redes sociales. En TikTok, Instagram o YouTube abundan videos de celebridades y “gurús” del estilo de vida saludable que aseguran que esta práctica puede acelerar el metabolismo, depurar el cuerpo o incluso quemar grasa. Sin embargo, más allá del entusiasmo digital, la ciencia tiene una visión bastante más mesurada.
Como explican las nutricionistas consultadas, su atractivo no se debe tanto a la evidencia científica como al simbolismo que encierra: es un gesto sencillo, económico y fácil de incorporar, que transmite la sensación de estar cuidándose sin grandes esfuerzos. En palabras de la especialista en nutrición Beth Czerwony, del Cleveland Clinic, “su éxito está en que es simple, accesible y ritualizable”.
Lo que realmente aporta
El principal beneficio de beber agua con limón al despertar es la hidratación. Después de varias horas de sueño, el cuerpo necesita reponer líquidos para retomar sus funciones básicas: regular la temperatura, transportar nutrientes y eliminar desechos. En ese contexto, el agua —con o sin limón— es una aliada indispensable.
El limón, por su parte, aporta una modesta cantidad de vitamina C, antioxidantes y un toque de sabor que puede ayudar a reducir el consumo de bebidas azucaradas. Según la nutricionista Gianina López, medio limón exprimido en un vaso de agua (unos 200 ml) proporciona entre 15 y 20 mg de vitamina C, una fracción del requerimiento diario, que ronda los 75 a 90 mg.
Además, algunos estudios sugieren que los flavonoides del limón podrían tener propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, y que el ácido cítrico podría contribuir a prevenir la formación de cálculos renales al elevar los niveles de citrato en la orina. No obstante, las dosis que muestran efectos concretos en los estudios son mucho más altas que las de un simple vaso matinal.
Cuándo y cómo tomarla
Los efectos del agua con limón no varían demasiado según la hora del día, aunque el contexto puede cambiar la experiencia. En ayunas, algunas personas perciben una sensación de activación digestiva, mientras que después de comer podría ayudar a una digestión más ligera. Por la noche, su efecto es principalmente hidratante, aunque en personas sensibles puede provocar acidez o molestias estomacales.
El nutricionista Román Acevedo recomienda prepararla con medio limón en un vaso de agua a temperatura ambiente o tibia —la temperatura no altera sus nutrientes—. En cuanto a la seguridad, la especialista Melissa Sotelo advierte que el consumo frecuente de jugo de limón puede dañar el esmalte dental o irritar el estómago en personas con gastritis, reflujo o úlceras.
Para evitar el desgaste dental, se sugiere beber con sorbete, enjuagarse la boca con agua y esperar media hora antes del cepillado. Si aparecen molestias digestivas, acidez o sensibilidad dental, conviene suspender su consumo y consultar al médico.
Un gesto saludable, no una cura milagrosa
Los nutricionistas coinciden en que el agua con limón no es un remedio mágico, ni desintoxica ni acelera el metabolismo. Su valor reside en ser un hábito que puede integrarse fácilmente a una rutina saludable, ayudando a mantener una buena hidratación y a sumar, en pequeña escala, algunos micronutrientes.
Como resume la licenciada Karen Velásquez, coordinadora de nutrición de la Clínica Ricardo Palma, “con tres limones al día, distribuidos en distintas tomas, se puede cubrir la necesidad diaria de vitamina C; pero eso no reemplaza a una alimentación equilibrada”. De hecho, hay alimentos con mucho más contenido de vitamina C que el limón, como el kiwi.
La clave sigue siendo el equilibrio
Más allá de modas y rituales, el bienestar no depende de un único alimento ni de una bebida milagrosa, sino del conjunto de hábitos sostenidos: una alimentación balanceada, actividad física regular, descanso adecuado y una buena hidratación.
En palabras de la nutricionista Gianina López, “un vaso de agua con limón puede ser un punto de partida motivador, pero no sustituye las prácticas que realmente generan impacto a largo plazo”.
El agua con limón puede tener su lugar en la rutina matinal, no como una promesa de transformación, sino como un recordatorio amable de que los grandes cambios comienzan con pequeños gestos cotidianos.
En base a El Comercio /GDA
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