El Universal/GDA
Los alimentos ricos en omega-3 ofrecen grandes beneficios al cuerpo humano, fortaleciendo las membranas del corazón y ayuda a mejorar el pronóstico en caso de que se produzca un infartode miocardio. Al menos eso es lo que expresaron los investigadores del Hospital Germans Trias i Pujol (IGTP) y del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM).
De acuerdo con este estudio, publicado recientemente en la revista Journal of the American College of Cardiology, los ácidos grasos omega-3 pero de origen vegetal, llamados ácidos alfa-linolénicos (ALA), grasa que se encuentra en las nueces pero también en la soja y sus derivados actúan de manera complementaria.
Por otro lado, los niveles altos de ácido graso omega-3 animal, presente en atún o salmón se asocian con menor riesgo de reingreso en el hospital por causa cardiovascular, niveles más altos de vegetal se asocian con menor riesgo de mortalidad.
El ácido eicosapentaenoico (EPA) es un tipo de ácido graso omega-3 que se encuentra en el pescado azul. El pescado azul, también pescado graso, es aquel con una proporción de grasa inserta entre los músculos superior al 6 %. La denominación azul no atiende a criterios biológicos, sino nutricionales. En cambio, el pescado blanco o magro contiene aproximadamente solo un 2 %. Algunos ejemplos de pescado azul: anchoa, boquerón, anguila, atún, salmón.
Cuando integramos a nuestra dieta de manera regular el consumo de pescado azul, la EPA se incorpora a los fosfolípidos de las membranas de los cardiomiocitos y protege de una gran variedad de estresores del corazón. Este enriquecimiento de las membranas del miocardio limita los daños causados en caso de que se produzca el infarto.
Según Antoni Bayés, director clínico de Cardiología de Germans Trias, incorporar los omega-3 de origen marino y vegetal en la dieta de pacientes con riesgo cardiovascular es una estrategia integradora para mejorar su calidad de vida y su pronóstico si sufren un infarto.