¿Terminaste una relación? Estudio afirma que cambios biológicos en el cerebro pueden ayudar a superar a un/a ex

Una investigación sugiere que cambios biológicos en el cerebro pueden ayudar a superar a una expareja tras una ruptura.

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Ruptura sentimental.
Imagen: Pxhere.<br/>

O Globo - GDA
La investigación, publicada en la revista científica Current Biology, revela que encontrar a la persona amada desencadena una inundación de dopamina en el cerebro, la misma hormona vinculada a los deseos de azúcar, nicotina y cocaína, y esta sensación de placer probablemente contribuye a mantener la relación. Sin embargo, después de un tiempo, este mecanismo no se activa.

"Pensamos en esto como una especie de reinicio en el cerebro que permite seguir adelante y potencialmente formar un nuevo vínculo", dijo la autora principal Zoe Donaldson, profesora asociada de neurociencia conductual en la Universidad de Colorado Boulder (CU Bolder), en Estados Unidos, en un comunicado.

El estudio se realizó con arganaces de las praderas, una especie de roedores que se encuentra entre el 3% y el 5% de los mamíferos que forman lazos de apareamiento monógamos. Aunque los investigadores utilizaron esta especie, creen que los resultados ofrecen una perspectiva valiosa para los humanos, sugiriendo que el cerebro tiene un mecanismo inherente para protegernos del amor no correspondido.

Al igual que los humanos, estos roedores tienden a formar parejas a largo plazo, comparten un hogar, crían descendencia juntos y experimentan algo parecido al duelo cuando pierden a su pareja. Al estudiarlos, los investigadores buscan obtener una nueva visión sobre lo que sucede dentro del cerebro humano para hacer posibles las relaciones íntimas y cómo superar neuroquímicamente esos vínculos cuando se rompen.

El nuevo estudio muestra por primera vez que el neurotransmisor dopamina juega un papel crítico en mantener vivo el amor. En la primera etapa, Donaldson y sus colegas utilizaron tecnología de neuroimagen de última generación para medir, en tiempo real, lo que sucede en el cerebro cuando una rata intenta reunirse con su pareja.

En un experimento, el arganaz tuvo que presionar una palanca para abrir la puerta de la sala donde estaba su pareja. En otro, tuvo que saltar una cerca para ese reencuentro, todo mientras su actividad cerebral era monitoreada en tiempo real. Cada vez que el sensor detectaba un aumento de dopamina, se "iluminaba como un bastón luminoso". Los resultados mostraron que cuando los animales presionaban la palanca o escalaban la pared para ver a su pareja, el sensor "se iluminaba como en una rave". La inundación de dopamina continuaba mientras se acurrucaban y se olían mutuamente. 

Por otro lado, cuando una arganaza cualquiera estaba al otro lado de la puerta o la pared, el sensor no se iluminaba. "Esta investigación sugiere que ciertas personas dejan una marca química única en nuestro cerebro que nos lleva a mantener esas conexiones a lo largo del tiempo", dijo Donaldson.

En otro experimento, la pareja de roedores fue mantenida separada durante cuatro semanas. Puede parecer poco, pero es una eternidad en la vida de estos animales y es tiempo suficiente para que encuentren otra pareja en su hábitat natural. Cuando la pareja se reunió después de ese período, se reconocieron, pero prácticamente no hubo una oleada de dopamina. En esencia, esa huella digital del deseo desapareció. En lo que respecta a sus cerebros, su antigua pareja era indistinguible de cualquier otro animal.

Según los investigadores, aún se necesitan más estudios para determinar hasta qué punto los resultados de los arganaces de pradera se traducen a los humanos. Pero creen que esto podría ser una buena noticia para personas que han pasado por una dolorosa ruptura o incluso han perdido a su cónyuge, sugiriendo que el cerebro tiene un mecanismo inherente para protegernos del amor interminable y no correspondido.

También creen que el trabajo podría tener implicaciones importantes para personas que tienen dificultades para establecer relaciones íntimas o para aquellas que luchan por superar la pérdida. "La esperanza es que, al comprender cómo son los lazos saludables dentro del cerebro, podamos empezar a identificar nuevas terapias para ayudar a muchas personas con enfermedades mentales que afectan su mundo social", dijo Donaldson.

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