Educación en cárceles

Incluir educación en valores

Dr. Marcelo Gioscia Civitate | Montevideo

@| "Los datos proporcionados por el Comisionado Parlamentario Álvaro Garcé en ocasión de la presentación del libro de la CAEC (Comisión de Apoyo a la Educación en Cárceles) no pueden dejar de preocuparnos, pues somete a nuestra consideración cuál es la realidad que se observa en la población privada de libertad. Y esta población, muy a pesar nuestro, refleja no un problema aislado o en apariencia distante, sino la sociedad en que vivimos, que compartimos y que estamos construyendo cotidianamente, desde las distintas posiciones en que nos toca actuar.

La información relevada nos confirma la hoy más que nunca la imperiosa necesidad de fortalecer la calidad de la educación que se brinda desde la edad escolar, pues será ésta la base del entramado social de quienes habitamos este país y de las generaciones por venir. Nada menos.

Obsérvese que si de cada 100 reclusos, 71 no lograron completar seis años de escolaridad, resulta evidente que algo no funciona. Y no se podrá decir que en los últimos años no se dedicó buena parte del presupuesto nacional a la educación.

¿Pero, efectivamente cuáles fueron los controles que se aplicaron? ¿Por qué razón no se frenó la deserción escolar?

La población carcelaria objeto de este estudio muestra haberse caracterizado por una mala escolaridad, plagada de `desenganches del sistema`, alta conflictividad, repeticiones reiteradas y desconexión con la realidad. ¿Qué es lo que ha fallado? ¿Podrá revertirse la situación y comenzarse de nuevo? ¿Cómo se aplicarían las penas alternativas a la privación de libertad? ¿Dará resultado la aplicación de una prisión domiciliaria? Son cuestiones de política criminal que los legisladores habrán de evaluar y el Poder Ejecutivo poner en práctica a través de los ministerios de su competencia.

Resulta por demás loable la iniciativa de impulsar estos cursos de educación dentro de los establecimientos de detención, pues los mismos permitirían la probable recuperación de quienes por diversas situaciones han sido procesados con prisión o condenados a cumplir penas de penitenciaría, culminando estudios o logrando la alfabetización de que carecen.

Desconozco los programas que se aplican en estos cursos, pero en la medida que no se les reeduque en valores (que seguramente no adquirieron en sus propias familias de origen) muy magros serán los resultados.

Resulta por demás preocupante que 75 presos de cada 100, sean jóvenes (de entre 18 y 29 años de edad), provenientes de las periferias de las ciudades, casi analfabetos y que además, de cada 100 privados de libertad, 85 hayan cometido delitos contra la propiedad. Esto nos conduce a la triste convicción de que ha predominando en ellos la cultura del consumo inmediato, frente a aquella en la que el individuo debe obtener la propia superación moral y material, como resultado del esfuerzo cotidiano.

Advertimos con preocupación que la brecha existente entre los diversos grupos que componen nuestra sociedad se está haciendo cada vez mayor.

Esta comprobación nos pone frente a un grupo social al que si bien formal y materialmente se le brindaron planes de algún tipo de asistencia estatal, los mismos no fueron suficientes o ni siquiera fueron aprovechados para estar socialmente contenidos.

Sabemos que la tarea docente es una tarea de siembra, que requiere dedicación y esfuerzo abnegado y constante, ¿pero será posible revertir tal situación? ¿Cómo se podrán limar los resentimientos y reparar las frustraciones? ¿Cómo se podrá recomponer aquel entramado social que particularizaba favorablemente a nuestro país dentro del concierto de naciones?

Los datos proporcionados por el Comisionado no son muy alentadores.

Sabemos que se necesitan pero… ¿sólo seguiremos construyendo cárceles?"

Ya bastó, cumplan con la Constitución

Memorioso | Montevideo

@| "Sólo a los efectos de recordar clarísimas disposiciones que manda nuestra Constitución nacional, traslado brevemente lo expresado en el artículo 67 de la misma: `Los ajustes de las asignaciones de jubilación y pensión no podrán ser inferiores a la variación del índice medio de salarios`. El inciso b dice: `La asistencia financiera que deberá proporcionar el Estado si fuera necesario`.

Ahora bien, aquella famosa frase de algunos gobernantes de que `con la Constitución todo, sin la Constitución nada` parece que en el caso de Caja Bancaria ha quedado a un lado. No sólo son gravados por el IRPF (anulado y después convertido en IASS) sino que además, desde hace largo tiempo por la ley 18.396 que también actúa sobre los nominales simultáneamente, causando una imposición sobre las jubilaciones de más de un 30%. Ya bastó con semejante castigo, porque si hay dinero para ofrecer préstamos a los beneficiarios, solo deberíamos recordar el texto de nuestra Constitución y actuar en consecuencia.

No son `algunos` los que protestan ante esta situación, pues la enorme mayoría (después de aportar mes a mes durante 40 o más años) no tiene posibilidad de ganar algún dinero extra como en otros casos".

Los jóvenes docentes también opinamos

Prof. Natalia Hornos | Montevideo

@| "Soy una profesora de Biología que trabaja en liceos públicos desde el año 2003. Escribo para dar mi opinión sobre un artículo que leí el domingo 20 de junio de 2010, `Secundaria. ¿La isla de Barataria?`, del señor Carlos Maggi.

La necesidad de respuesta se debe a las interrogantes que me surgieron de la lectura del artículo. Primera y principal: ¿qué tan interiorizado está este señor sobre la realidad de los liceos? ¿Conoce realmente el trasfondo de las declaraciones de los compañeros? Son tan superfluas las conclusiones a las que llega, al decir que todos los profesores somos unos negados a la `brecha digital` o que no sabemos prender una computadora.

Si realmente esta situación se resumiera a una cuestión ideológica sería todo más simple, pero insisto, los informes elevados de las Asambleas Técnicas Docentes y divulgados por nuestra ATD General surgen de una discusión contextualizada y crítica de nuestra realidad educativa.

¿Cómo no vamos a criticar que nuestro país se endeude para que cada alumno tenga una computadora cuando no tienen satisfechas sus necesidades básicas? Aún pienso en cómo enseñarles qué es una célula a más de 30 alumnos en un aula sin vidrios, con los materiales que debo fotocopiar de mi bolsillo y con sus panzas vacías.

Me pregunto si quienes opinan y nos catalogan de castradores por pronunciarnos sobre este tema son conscientes de la infraestructura que se necesita para implementar este plan: hablamos de conexión a Internet, instalaciones eléctricas y pupitres adecuados para poder trabajar, entre otras cosas que requieren una inversión importante. Les aseguro que los docentes seríamos los primeros en apoyar esto, pero primero deberíamos resolver las situaciones que nos permitan sacarle provecho a una herramienta de esta magnitud.

Hablamos de `igualdad` entre niños pobres y ricos utilizando como referencia el acceso al conocimiento. Esto sería viable si primero los ponemos en igualdad de condiciones en otros aspectos, pensando en adolescentes que no pueden acceder a la educación porque están clasificando la basura de los contenedores o cuidando a sus hermanos menores para que sus padres puedan trabajar y darles un plato de comida. Hablamos de igualdad si logramos que todos los padres se sientan tranquilos de dejar a sus hijos en los liceos y que volverán sin ser robados, amenazados o golpeados en los entornos del liceo o dentro del mismo. Hablamos de igualdad si logramos que todos aquellos alumnos que llegan a primer año del liceo sepan leer y escribir correctamente y estén aseados, comidos y con preocupaciones de adolescentes y no de adultos, que tienen asumidas la gran mayoría. Hablamos de igualdad si logramos que primero puedan acceder a los útiles y libros que necesitan para adquirir las herramientas básicas que luego les permitirán acceder a herramientas más avanzadas.

En mi imaginario ideal, estoy completamente a favor de este plan y soy una convencida de los maravillosos logros que se pueden alcanzar, pero para aprender a correr antes debemos aprender a caminar.

¿`Jactarnos de nuestro desconocimiento`? Desde la implementación de este plan en Primaria, los docentes estamos esperando la capacitación pertinente. A lo que accedimos fue a un curso en febrero, días antes del comienzo de clases, que duró un solo día, concretamente una mañana. Soy testigo de que la concurrencia fue multitudinaria y que todos los profesores nos fuimos con ganas de mucho más.

Los docentes estamos dispuestos a capacitarnos para estas innovaciones, pero no nos pidan que no cuestionemos nuestra situación actual y hagamos los reclamos pertinentes, mejor preocúpense cuando dejemos de hacerlo".

Ordenar el tránsito

Fernando Lamas | Montevideo

@| "A los inspectores de la IMM que tanto vigilan el cumplimiento de nuestras obligaciones de patente de rodados y que tan poco se los ve para ordenar el tránsito de Montevideo, los invito a pararse entre las 8:45 y 9:15 de todos los días de la semana en la cuadra de Rincón entre Misiones y Treinta y Tres para ver las dificultades que genera el ingreso de a uno de los vehículos, en el garaje que está a mitad de cuadra.

Se generan largas filas del resto, que esperamos pacientemente.

La IMM debería ocuparse de ordenar el tránsito en esa zona, en las horas de mayor movimiento".

Once torres de Antel

Heriberto Zabala | Montevideo

@| "Agregar un dígito más a los teléfonos le costará al país unos 688 millones de dólares, cifra que equivale a 11 torres de Antel, y la cifra es mayor a la deuda que tiene Uruguay con Venezuela por el petróleo. En Uruguay, hay 114.790 empresas, chicas, medianas y grandes (ver en Internet), que deberán hacer todos los impresos nuevos por un valor de US$ 6.000 cada una aproximadamente. El promedio de US$ 6.000 se tomó de una empresa mediana (de 20 a 99 empleados).

Montevideo es una ciudad que, debido a su tamaño, con 6 dígitos alcanza. En 1997 se pasó a 7 dígitos. ¿Para qué queremos 8?

Una ciudad en China con 11 millones de habitantes tiene 8 dígitos. Nosotros con 7 estamos sobrados.

No estamos para pagar ese dinero más todas las complicaciones que originará en las empresas. No podemos seguir aumentando el costo empresa si no hay razones verdaderas. Le pido al presidente Mujica que frene esto".

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