MATÍAS CASTRO
Aunque no es algo demasiado comentado, hay una curiosa paradoja producida a raíz de un comentario como éste: "Intenté ocultar mis problemas drogándome". La frase corresponde a Lindsay Lohan, una actriz estadounidense que en estos días ha quedado en medio de las controversias precisamente gracias al alcohol y las drogas. Y la paradoja radica que en su intento por ocultar sus problemas drogándose, la volvió más famosa que sus películas. No conforme con eso, también lo contó. El exhibicionismo está presente en cada paso que da Lohan. Pero no es solo una cuestión suya: es un tema que se da en las celebridades estadounidenses con mucha más normalidad que con las del resto del mundo. Veamos un ejemplo reciente, el del programa Celebrity Rehab que en Estados Unidos emite el canal VH1 y que va por su tercera temporada. En ese programa un doctor ayuda o simula ayudar a las celebridades que entran a superar sus problemas.
El gran problema, aparentemente, es que no tienen demasiados candidatos famosos para participar y ello ha puesto en peligro que se haga una nueva temporada. Al parecer los famosos con problemas gustan chocarse alcoholizados con la policía, los jueces y los paparazzi (porque siempre hay cámaras registrando sus desmadres) antes que sentarse tranquilamente en un programa y hacer lo mismo: exhibir sus problemas. Es cuestión de gustos, en definitiva.
Las adicciones de los famosos es todo un tema, ya sea que se las muestre de forma explícita o que se vean sus efectos ante cámaras. Es claro, a esta altura, que practicamente cualquier persona es adicta a algo o tiene una clara chance de serlo, y no tiene porqué tratarse de drogas, alcohol o medicamentos. En el caso de los famosos, como Lohan, Michael Madsen y unos cuantos más, se convierten en parte del show de sus vidas y es también campo fértil para la prensa amarilla. De ahí que el tema se sobredimensione y hasta tenga programas propios como Celebrity rehab.