La venganza es mala consejera

| Marc Forster nunca había dirigido una película de acción y en principio rechazó a Bond Se filmó en seis países durante un año y medio

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El País

HENRY SEGURA

Es difícil ser James Bond ahora y pretender ser diferente respecto a los anteriores. Pero "007 Quantum" lo consigue con una fórmula sutil que muestra la inteligente logística que opera al personaje de Ian Fleming.

El Bond tradicional es un ganador nato que en el peor de sus momentos salía sin ajarse después de una trifulca en la que lo perseguían, disparaban y trompeaban. Sean Connery había definido al personaje: elegante, mujeriego, con humor muy británico, tuerca millonario y con capacidad de reacción inigualable. Pero los que lo siguieron no siempre le fueron fieles y el agente estuvo demasiado cerca de una caricatura porque, entre otras cosas, las historias se habían vaciado a tal grado que casi no importaban.

Por eso cuando le ofrecen el personaje a Daniel Craig, después que Pierce Brosnan trató de ayudar a sacarle nuevo brillo, era evidente que la saga corría en una dirección no frecuentada hasta entonces. Tanto que el propio Craig contestó negativamente cuando se lo propusieron por las muchas razones existentes para desconfiar de ese personaje que se tragó a más de un actor. Cuando dio el sí firmó por cuatro películas. Con la primera obtuvo la bendición de sus antecesores, ya que Connery, Moore y Brosnan dijeron que había sido una muy buena elección. "El halago es abrumador", según Craig, y el paso a la segunda quedó más comprometido.

En 007 Quantum Bond pierde su perfil habitual. Se transforma en un vengador con causa propia, alguien que necesita llegar a quienes asesinaron a su pareja en Casino Royale para despejar las dudas sobre aquella mujer que pareció quererlo realmente y terminó en algo demasiado próximo a una traición. Bond está enojado con ella, con los asesinos y con él mismo. Fuera de control, se transforma en un peligro para la CIA y para la inteligencia británica porque es una amenaza a sus planes por llegar al corazón de la organización que manipula gobiernos, organiza golpes de Estado y compra tierras que en principio no tienen ningún valor.

El personaje se ha oscurecido y está envuelto en un nivel de violencia explícita, cruel, siempre insuficiente para el odio que parece movilizarlo. Golpea más de lo debido y para colmo, cuando recurre a unas pocas alianzas las cosas terminan igualmente mal para quienes se implican con él: un viejo agente italiano que se retiró, una colega que lo recibe a su llegada a Bolivia y quiere protegerlo.

"Creo que nuestra historia se aproxima mucho a ciertos desagradables sucesos de la vida real", comentó el actor al terminar el rodaje. Después del estreno londinense más de un periodista aludió al paralelo entre la operación que la organización Quantum hace en Bolivia con el supuesto intento de la CIA para sacar a Evo Morales. Craig prefirió no responder directamente a la cuestión y terminó apelando a un lugar común al señalar que la realidad probablemente sea más extraordinaria que la ficción.

OSADÍA. El mayor cambio para la nueva película vino con la designación de Marc Forster como director. Una elección en principio inesperada porque entre los antecedentes del cineasta no había nada de cine de acción y sí bastante de mundos infantiles (Descubriendo el país de Nunca Jamás) y juveniles (Cometas en el cielo). Casualmente, una de las películas que Forster había hecho tiene el sugestivo título de Más extraño que la ficción.

Al igual que Craig, el director rechazó en principio la oferta de los productores de James Bond. Aunque no le interesaba la propuesta, fue a una reunión con los representantes de Sony para no ser grosero. Después de un mes terminó aceptando cuando se aseguró que le daban carta abierta para hacer lo que le pareciera. "Pensé que si lograba hacer de él un personaje más psicológico y vulnerable, si lograba darle el empujón faltante en Casino Royale, entonces podría realizar una buena y profunda película", comentó a la prensa cuando estaba procesando el montaje de 007 Quantum.

En el momento de la aceptación todavía no había un guión. Estaba el germen de una his- toria que el también director Paul Haggis (Vidas cruzadas) comenzó a trabajar mientras Forster daba la vuelta al mundo en busca de las locaciones donde filmar. Necesitaba algo que no tuviera familiaridad alguna con lo visto antes y mucho menos con los paisajes exóticos que alguna vez se le pusieron a las aventuras del agente. Hay un intencionado paralelo entre el proceso de vaciamiento del personaje con los escenarios por donde transcurre una acción que empieza en el casco histórico de Siena, después pasa a la exuberante naturaleza de Panamá y termina en el desierto de Atacama. Buscando un contraste exquisito, Forster planea el encuentro de los conspiradores en medio de una función de la Tosca de Puccini al aire libre, en el festival de Bregenz (Austria) con una escenografía que muestra un ojo gigantesco y opulento sobre el cual se desplazan los cantantes transportados por ascensores y poleas. Al final se visitaron seis países durante una filmación que demoró año y medio.

Con esos telones de fondo instala una historia muy creíble, con personajes que también lo son. El cineasta estaba convencido que los buenos-buenos y los malos-malos eran artificios de la Guerra Fría y que ya nadie es sólo bueno o sólo malo. "Bond puede ser tan malvado como el villano, y viceversa", asegura. "El sistema capitalista ha surtido efecto en cada uno de nosotros: ahora sólo buscamos lo que nos conviene, sea bueno o malo".

Con esas ideas colocó frente al agente, que está más sanguinario que nunca, a una organización de empresarios con ambiciones sin límites, y en el centro de ella opera como coordinador un individuo que no tiene la maldad a flor de piel. Es el que interpreta Mathieu Amalric, un actor verdaderamente excepcional que venía de hacer la notable La escafandra y la mariposa. Forster sabe que no son tiempos para bandidos con dientes de acero y mandíbulas de oro.

legado. Pero el director y su libretista saben también que hay ciertos arquetipos del personaje y sus historias no eludibles. Las más evidentes son las persecuciones (al igual que Casino Royale se abre con una de ellas), con deportivos de súper lujo que se machucan pero son tan infalibles como el individuo que los maneja. Otro tanto ocurre cuando en la desesperación trepa a un viejo avión de carga con el cual se mueve entre montañas, mientras es perseguido por un artillero. Es la secuencia en la que el nuevo Bond se aproxima más a los viejos héroes de la serie. Tampoco se aleja del ritmo infernal con el que se identifican sus películas. 007 Quantum obliga a mantener un alerta casi parecido al de su héroe, lo cual le planteó el mayor reto a un director que nunca antes había realizado cine de acción.

Es que aunque el personaje vive una evolución lógica que lo hace transitar por historias más complejas no deja de ser un envase. Claro que esta vez el recipiente fue lujosamente llenado.

Lo que el director opina de sus otros actores

Judi Dench

"Es una de las actrices vivas más importantes del mundo entero. Siempre me ha parecido que en otras películas su talento ha sido desaprovechado por los directores. Nadie le ha ofrecido un papel digno y, en mi opinión, ella es capaz de hipnotizarte incluso leyendo en voz alta la guía telefónica".

Gemma Arterton

"Ella interpreta a un contacto de la Agencia M16 en Bolivia. La agente Fields se sitúa en las antípodas de Camille (Kurylenko). Es más rara, pero también más graciosa, liviana y vulnerable. Lo más importante es que Bond reacciona de manera muy peculiar con cada una de las dos actrices".

Olga Kurylenko

"Con respecto a Olga, la idea del comienzo fue desarrollar una especie de espejo de Bond; alguien que también hubiera sufrido una pérdida y por ende pudiera comprender esa clase de sentimientos. Bond y Camille anhelan encontrar a aquellos que les arrebataron sus seres queridos".

Mathieu Amalric

"Es uno de los actores más brillantes del mundo contemporáneo. Yo quería alguien que el presidente de la organización Quantum poseyera un talante más inocente, amistoso, suave, porque los villanos actuales difieren mucho de los del período de la Guerra Fría".

Poderosa respuesta en cines

La respuesta del público a la nueva película de Bond fue la mejor que hasta ahora ha tenido. La salida de Quantum con 70 millones de dólares en su primer fin de semana superó largamente a los 47 que había conseguido Otro día para morir. Y lo mismo ocurrió en Inglaterra donde 007 superó el récord anterior marcado por Harry Potter y el cáliz de fuego. Hasta el momento la película lleva recaudados 426 millones de dólares en todo el mundo.

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