Un estudio señala que el mercado ilegal de este rubro ronda los 57 millones de dólares.

El 68% del software usado en Uruguay es pirata, según la última encuesta global realizada por Business Software Alliance (BSA) y International Data Corporation (IDC), una cifra que se mantiene desde 2009.

La investigación revela que este mercado ilegal genera un costo de 57 millones de dólares en el país.

Para hacer eta medición, IDC determina cuantas computadoras hay en un país, realiza encuestas a 20.000 usuarios de todo el mundo y a 2.200 administradores del área de infraestructura y tecnología de las empresas y cuenta con tecnología, llamadas "PC Trackers", que permite saber qué cantidad de software fue descargado ilegalmente en Internet.

Según el estudio, Latinoamérica es la tercera región del mundo en porcentaje de uso de software ilegal con un 55%, detrás de Europa del Oeste con un 28% y Norteamérica con un 17%. El estudio global representa, según el estudio, 430 millones de dólares.

Desde Microsoft aseguran que la piratería provoca la irrupción de un mayor número de ciberatacantes, ya que los productos pirateados tienen "agujeros" que los hackers pueden aprovechar para infectar las computadoras. La investigación señala que 430 millones de nuevos virus fueron descubiertos durante 2015 en el mundo, un 36% más con respecto a 2014.

"Existen sólo dos tipos de empresas, las que fueron hackeadas y las que todavía no se han enterado de que vivieron algún tipo de amenaza a su seguridad. El mundo cambió y hoy la nube bajó la barrera de acceso a la tecnología. Esto permite que todas las empresas puedan tener seguridad y confiabilidad con bajo costo a través de una suscripción mensual o pagando sólo por el uso de los servicios que necesitan", señaló.

Maximiliano Alonzo, experto en seguridad informática, comentó a El País que tener un software pirata constituye "un riesgo" para el usuario.

Los editores fotográficos Corel Draw de Corel y Photoshop o el de video Premiere de Adobe son muy descargados de manera ilegal. Según un análisis que hizo Alonzo, muchos de ellos cuentan con troyanos. Este tipo de virus le brinda a un atacante acceso remoto al equipo infectado.

Juan Vanrell, experto en propiedad intelectual, contó a El País que numerosos clientes le han consultado en los últimos tiempos por tener problemas con la empresa estadounidense ya que han sido presionados para que adquirieran el software original. "Esta empresa ha tenido una campaña muy agresiva en ese sentido", comentó.

Vanrell cree que el debate que debe haber entre los fabricantes de software, los medios de comunicación y los propios usuarios de tecnología es: "El vecino de la esquina, ¿tiene la educación suficiente de que eso que está haciendo está mal cuando Internet le ofrece la posibilidad de adquirirlo de manera gratuita?".

En Uruguay, piratear software está englobado en la ley de derecho de autor (17.616). Allí se prevén multas que los fabricantes pueden exigir el pago por 10 del costo del programa informático original. A su vez, la ley contempla penas que pueden ir de tres meses de prisión a tres años de penitenciaría. "Lo que intentan es apercibirte para que después compres el software y entres al mercado regular", dijo Vanrell.

Carlos Pírez, integrante del Centro de Estudios de Software Libre (CESOL) — un organismo que busca que se utilicen programas informáticos que puedan ser editados, copiados y modificados— opinó que hay motivos económicos que provoca que los usuarios no adquieran estos productos en las tiendas legales.

Pero Pírez tiene otra teoría explicativa de este fenómeno: Microsoft hace unos 20 años "dejó voluntariamente" que su sistema operativo (Windows 95, según la versión en ese momento) fuese copiado.

"De niño alguien está agarrando una computadora con el sistema operativo de Microsoft y, cuando llega a una academia, pide seguir con ese sistema operativo que ya conoce", señala. Luego, indica Pírez, el fabricante estadounidense "se asegura" que la escuela o universidad adquirirá ese software porque la gente que lo utiliza "ya lo sabe manejar".

"Buscan generar una dependencia y después es muy difícil cambiar ese hábito", concluyó.

JUAN PABLO DE MARCO

TECNOLOGÍAJUAN PABLO DE MARCO