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Del sueño de la barbacoa a tener una selva propia

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El taxidermista Daniel Cóppola continúa dando forma o reconstruyendo varias piezas de animales.

El taxidermista Daniel Cóppola terminó su labor en una de las piezas que se rematara en el salón de Bavastro de la Ciudad Vieja, en agosto de 2014, y fuese adquirida —junto a otros 22 lotes entre más de 130— por un estanciero de Tacuarembó. Se trataba de un cuero-alfombra de leona con su cabeza.

Cóppola le había restaurado al mismo cliente tres pieles-alfombras de osos y un león embalsamado. Salvo este, todos están ya ubicados en una gigantesca barbacoa de 350 metros cuadrados, y exigieron trabajos complementarios para dar cuenta del hábitab de los animales, es decir dioramas o maquetas escenográficas.

"Con la leona tuve que recomponer toda la base, el cuerpo, los dientes, el paladar, y hasta la lengua, que en los felinos es áspera, tiene como pelos duros o espinitas, pero estaba lisa. Todo se encontraba bastante estropeado: orejas quebradas, hocicos y labios rotos. Dentro de la boca hice como un dentista. Solo este trabajo me llevó dos meses", dijo Daniel Cóppola a El País.

Además de la aplicación de un oficio, en estos casos la dosis de inventiva no es menor. Hay que dar volumen, remarcar músculos y tendones a partir de la nada, manipulando un cuero incompleto.

"Cuando uno embalsama un animal tiene todo el cuero, pero en estos casos no. Para volverlo alfombra, se curte y ya por eso se achica. Y al estaquearlo para el secado, los clavos lo van recortando más. Me faltaba cuero tanto para la leona como para los osos, para cerrarle las patas, por ejemplo. Hay partes en que debí usar cuero de vaca, hacer injertos, implantes como en la panza de la leona, para fijar las arrugas. Para la cola también me faltaba cuero. La diferencia de lo que hago acá y lo que hacen los americanos, es que ellos fabrican una escultura, como molde, digamos, y el cuero se pone encima. Yo tuve que inventar el cuerpo".

En el taller de Cóppola pueden verse algunos de los materiales empleados para moldear el relleno de las piezas: rollos de mallas de alambre y de fibra.

El artífice no mantiene secretos; por el contrario, confiesa que le interesaría enseñar, puesto que en Uruguay no hay nadie que cultive su arte.

Le han hecho una propuesta desde el Ministerio de Educación, y él solo puso como condición que los aspirantes fueran estudiantes de biología o de veterinaria. Sostiene que no quisiera ver comercializado el conocimiento adquirido en la taxidermización. También piensa en la necesidad de transmitir técnicas de creación de dioramas, como los que montó en el Museo de Historia Natural, en donde se evalúa realizar más muestras de ese tipo hacia el fondo del local, en huecos de escaleras que dan el sótano.

"Son prácticas para las cuales hay que poseer una habilidad que en Uruguay no se estimula; hubo cursillos cuarenta años atrás pero nunca más", subrayó Cóppola.

Opositores.

El remate organizado en Bavastro el año pasado movilizó a defensores de los derechos de los animales, quienes organizaron un "escrache".

Lo que para los compradores no son más que trofeos o elementos decorativos, para los activistas resultan signos de una conducta que horroriza.

Daniel Cóppola explicó a El País que se siente por fuera de las críticas negativas, porque no sale a cazar para vender y ha efectuado varios trabajos que sirven al Estado para difundir, por ejemplo, los ecosistemas.

SABER MÁS

Oficio peculiar.

El taxidermista Daniel Cóppola continúa dando forma o reconstruyendo varias piezas de animales que fueron subastadas el año pasado en Montevideo.

A partir de pieles-alfombras de tres osos y una leona trabajó durante meses, por encargo de un estanciero que también adquirió un león ya embalsamado, cabezas de antílopes, la trompa de un elefante y hasta puffs hechos con las patas del mismo animal. Desde el pasado sábado, los osos y la leona ya se encuentran instalados sobre dioramas en la barbacoa de una estancia norteña.

El taxidermista Daniel Cóppola continúa dando forma o reconstruyendo varias piezas de animales.
El taxidermista Daniel Cóppola continúa dando forma o reconstruyendo varias piezas de animales.
taxidermista Daniel Cóppola
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