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Enterró a la tía bajo un limonero por su pensión

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Vivienda: tía y sobrino vivían muy cerca del centro de San José. Foto: F. Ponzetto

Mantuvo oculto el cadáver durante algo más de un año; llegó a cobrar los haberes hasta el mes de julio.

Un atleta de San José de Mayo confesó ante la Policía haber enterrado a su tía de 84 años debajo de un limonero. Por falta de pruebas la Justicia lo liberó y ordenó una pericia psiquiátrica.

La mujer fallecida, Liria Esther De León Medina, vivía con el deportista, un sobrino suyo de 37 años de edad que ejercía como su apoderado judicial.

Ambos residían en una antigua casa de la calle Sarandí casi Ansina, a pocas cuadras de la plaza principal de la ciudad. Lo que queda de lo que alguna vez fueron unas hermosas puertas labradas, ahora están sujetas con tablas. Sin embargo, un llamador de plata se mantiene intacto, como testimonio de épocas mejores.

Una de las habitaciones de la casa está repleta de medallas y trofeos del deportista, según dijeron los sorprendidos policías que entraron a la vivienda. A pocos metros de este salón de la gloria del deportista aficionado, se encuentra el patio presidido por un viejo limonero.

Al mediodía de ayer el detenido contó delante del juez local, la fiscal actuante y las autoridades policiales que "hace 12 o 13 meses" llegó al lugar y encontró a su tía caída.

En el interrogatorio aseguró que presentaba un abundante sangrado, según explicó ayer el jefe de Policía de San José, Williams Martínez.

Posteriormente, el sujeto tomó una pequeña pala de camping y cavó debajo del viejo limonero. Le llevó dos días abrir un pozo de unos cincuenta centímetros de profundidad para enterrar a su tía.

Vivienda: tía y sobrino vivían muy cerca del centro de San José. Foto: F. Ponzetto
Vivienda: tía y sobrino vivían muy cerca del centro de San José. Foto: F. Ponzetto

Investigación.

El pasado 19 de junio, un hombre que se identificó como primo de la mujer se presentó en una comisaría y declaró que no la veía desde "hace algún tiempo", algo que le sorprendía.

En primera instancia la Policía indagó a siete personas, entre ellas al sobrino, quien declaró que su tía se había ido a visitar a unas familias amigas del departamento de Salto y que él estaba cuidando a su esposa en Montevideo, que estaba embarazada.

Para probar sus dichos ofreció un número telefónico que al llamar daba correo de voz.

A pesar de su sospechosa respuesta, el deportista fue liberado porque no se había conseguido prueba en su contra para mantenerlo detenido.

No obstante, la Dirección de Investigaciones de San José siguió buscando pistas. El 30 de junio, cuando la mujer no aparecía en los lugares que había señalado el apoderado judicial, se resolvió citarlo nuevamente. Sin embargo, no pudo ser detenido y se resolvió su pedido de captura nacional.

En la mañana de ayer fue localizado. Allí confesó que había enterrado a su tía en el fondo de su casa aunque negó haberle dado muerte. No ofreció una explicación racional para su decisión, según dijo el jefe Martínez. Una vez trasladado a la vivienda para que indicara el sitio del enterramiento, el detenido señaló un lugar preciso en el patio.

Con picos y palas los efectivos de Policía Científica se ocuparon de desenterrar a la mujer ante la atenta mirada de un médico forense, el juez, la fiscal y jerarquías policiales.

La Policía sabe que el maratonista era el encargado de cobrar la pensión de $ 17.000 que percibía la mujer. Se presume que el último cobro lo realizó durante el mes de julio.

En la noche de ayer el juez departamental, Duvi Teixidor, ordenó liberar al detenido, que permanece en calidad de emplazado, tras recibir una primera pericia forense. La autopsia descartó que la muerte de la anciana haya ocurrido de manera violenta, según informó la emisora local Radio 41.

Por otro lado, el magistrado ordenó una pericia psiquiátrica al sobrino de la mujer, que se desarrollará el miércoles, y el traslado de los restos al Instituto Técnico Forense.

SOBRINO DECÍA QUE LA SEÑORA ESTABA EN UN HOGAR DE ANCIANOS

"Organizaba fiestas junto a la tumba de la tía"

La imagen del atleta involucrado en el caso del entrenamiento es familiar para los maragatos. "Se lo ve corriendo por todos lados, participa en cuanta carrera se organiza y más de una vez ganó trofeos y medallas fuera del departamento", dijo un vecino del barrio en que vivía.

No todos tienen una visión positiva del corredor. Un hombre que vive a pocos metros de la vivienda dijo a El País que meses atrás el sujeto organizó reuniones sociales hasta altas horas de la madrugada en el preciso lugar donde estaba enterrada la anciana. "Yo le pedía por favor que no hiciera más ruido porque no dejaba dormir a nadie, era algo insoportable. Yo le hablaba y aflojaba un poco", aseveró el vecino.

La familia, definida por el coordinador de la Jefatura de Policía, Edward Álvarez, como de "clase media", había llegado del campo hace muchos años a San José de Mayo, según el testimonio de allegados.

En alguna ocasión el hombre detenido aseveró a los vecinos que la señora se encontraba viviendo en una casa de salud, según mencionó una mujer que en la tarde de ayer barría la vereda.

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Aquí estuvo enterrada la anciana de 84 años. Foto: Fernando Ponzetto

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