Publicidad

Maxi de la cruz: "En el teatro es como en el surf"

Compartir esta noticia
"El stand-up ha sumado mucho público al teatro: gente que antes no iba", afirmó. Foto: R.Figueredo.
31 3 2015 maxi de la cruz e hija en el emir foto figueredo

Se presentará en el Teatro Metro con su nuevo show, y dará una función para socios de Club El País, el miércoles próximo a las 21 horas, y otra para público en general, agendada para el jueves 23 de este mes.

Y si el público se suma, como ya lo ha hecho con los shows de Maxi de la Cruz en Montevideo, pondrán un par de funciones más, el viernes 24 y el sábado 25.

"Es un show que tiene de todo un poco, saliendo un poco del stand up, es más como un varieté. Tiene sketchs cortitos, que se unen con el monólogo, tiene bailarinas actrices, es muy musical, cantantes. Y hay una pantalla que hace un efecto que entramos y salimos de la pantalla, muy coordinado: es muy visual. Y en otra pantalla, de las comunes, hay sketchs. Y hago una fonomímica, que es algo que he heredado de papá, por decirlo así", explica Maxi de la Cruz, minutos antes de irse a la playa para aprovechar los días lindos de otoño y los ratos libres que le deja su agenda, que divide entre Uruguay y Argentina.

Once artistas en escena y unas seis personas fuera del escenario conforman el equipo que lidera este humorista y comunicador, que confiesa que siempre los monólogos los encara por el lado de lo que le pasó a él, "a una vivencia que tuve, y si no la tuve yo personalmente, lo adapto como si hubiese sido así. Pero no es que cuente algo directamente mío: no pasa tanto por ahí".

"El Metro es un teatro grande, y este espectáculo está pensado para un lugar grande. Nosotros lo estrenamos en el Nogaró, que es chiquito, y se lucía pero costaba que se luciera más: de hecho no había tantos bailarines, porque no entraban. Acá creo que se va a lucir todo un poco más, desde las luces, el sonido, todo".

Las entradas están en Abitab y valen desde $ 280 a $ 580.

—Este es tu quinto show de este tipo. ¿Si lo comparás con el primero o el segundo...?

—Sí, hay mucha distancia. Yo veo cosas del primero, que en ese momento me parecían muy buenas, y ahora me parece que había muy poco arriba del escenario. Han crecido sobre todo en cuanto a producción, se fue invirtiendo cada vez más plata, y tratar de ir mejorando por ese lado, para darle a la gente un show cada vez más armado. De hecho, este año es el primero que tenemos cien por ciento un diseñador de luces, que labura con nosotros, y también un ingeniero de sonido. Son gastos que después ves que se lucen en el escenario. Y a nivel de guión, creo que hay una diferencia para mejor, enmarcarda en pequeñas puestas en escena.

—¿Fue cambiando tu forma de encarar el stand up?

—Viste que yo no hablo de política, ni tampoco lo hago muy regional. Lo que más fue cambiando es la forma misma en la que uno lo va diciendo, la interpretación. Eso creo que es un tema de maduración mía. Y como siempre pasa: cosas que surgen durante el espectáculo, que nacen de la improvisación y después quedan. Yo dejo mucho espacio a eso, no todo: un 80 por ciento es guión, pero siempre hay un margen para improvisar.

—¿Qué perfil te parece que tiene tu público?

—Creo que se fusionaron dos tipos de público. Me ha pasado que me viene a ver a mis shows gente que me veía en el teatro, en comedias, y que se había divertido. Y también de venirme a ver gente que nunca me había visto en teatro, solo en televisión. Incluso gente que me ha dicho que no les gustaba mucho lo que yo hacía en televisión, y les gusta el estilo de estos shows. También el stand up tiene eso: ha arrimado, ha sumado un público. Ha sumado público y no siempre joven: porque hay gente grande que nunca había ido a un teatro, eso pasa.

—Este tipo de show que vos llevás adelante, ¿te da más libertad que la tele?

—Y sí, esto lo manejo yo cien por ciento, mientras que en la tele están los productores, de todo. Acá la dirección es mía y uno tiene todo el control. Y además, este tipo de espectáculo me permite hacer eso, y es algo que fui madurando. Por otro lado, creo que no estaría en condiciones, por ejemplo, para dirigir una obra de texto, con sus personajes. Yo me puedo animar a dirigirme a mí mismo, o a armar una puesta y marcar los sketchs.

—¿Cómo vivís toda esa presión que hay de la prensa del espectáculo en Argentina?

—A mí mucho no me llega, porque yo no soy mucha noticia para nadie en cuanto a escándalos. Pero sí lo veo en el entorno, con Flavio Mendoza o con otros compañeros que son ya más conocidos, y por momentos es bastante duro. Siento que se pasa de la línea del chismerío, una joda, un dato divertido, y se llega a un punto en el que no la pasan bien. Si te ponés en el lugar de ellos no la pasarías bien tampoco, sobre todo cuando se meten con cosas que no tienen nada que ver ni con lo artístico, y además hay mentira, o inventan, es feo vivir eso. En mi caso, yo creo que por el entorno, por los que te quieren, que son los que se preocupan más que uno, que sabe bien cómo son las cosas.

—Si tuvieras que comparar tu estilo de conductor televisivo con el de tu padre...

—Tenemos muchas cosas en común, que yo, por decirlo de una manera, lo imité, sin tener la intención de imitarlo, de tanto verlo. Cosas que se te pegan. Algunas conscientemente y otras no tanto. Creo que es inevitable que tenga muchas cosas de él. Pero después cambia todo mucho porque son otros tiempos, es otra edad, y son otros códigos también los que tiene la televisión, otros ritmos. Yo trato siempre de encontrarle el punto justo entre las dos cosas: tener de lo de él y poder asimilar lo que está pasando ahora. Yo charlo con él todo lo que estoy por empezar a hacer, lo que hago. Yo no creo que porque hoy la televisión esté tan cambiada, podés decir cualquier cosa. A mí una palabra porque sí, o mal metida, me choca igualmente. Y eso es también porque lo hablo con él, y él me aconseja mantener una línea. Por suerte lo tengo al lado para que me tire esos piques.

—Tú sos bastante deportista...

—Sí, sobre todo el fútbol y el surf. Para mí es un cable a tierra, es como ir al psicólogo. Jugando al fútbol descargás toda la adrenalina gritando y corriendo. Y el surf, ese contacto con el agua y con la naturaleza, y la adrenalina que te da correr una ola, sentir la fuerza del mar. Y por otro lado, te das cuenta de que no sos nada: a veces te agarra una ola, te pega una revolcada grande, y allá abajo pensás, qué poco que somos, no somos nada. Hasta una ola chiquitita, la fuerza que tiene. Hacer surf es ir al psicólogo que no voy, y me sale más barato.

—¿Lo ves como un deporte peligroso, tuviste situaciones de riesgo?

—Sí, es un deporte de riesgo, aunque dentro de los deportes de riesgo es de los más "tranqui". Siempre que lo hagas con relax. Yo no me quiero matar, nunca me voy a meter en una ola de cinco metros, no estoy capacitado para eso. A mí dame una ola tranqui, divertida, para poder pasar un buen rato. Porque más que el desafío de correr una ola grande, busco el relax y estar practicando un deporte. Pero sí, tiene su riesgo. Me ha pasado de pegarme unos revolcones grandotes, y salir con el último aire que tengo buscando la superficie. Pero lo loco es que agarrás la tabla y en vez de salir, te metés de vuelta, pensando que estuvo buena la ola, que hay que ir de nuevo. Tiene como esa adicción. Como el teatro también. Cuando no hacés teatro, sentís como que te falta algo. Y cuando estás por salir a escena sentís una adrenalina y decís "para qué me metí en esto".

"Atrás de un personaje sos más libre".

"Yo al Richard lo empecé a hacer en el teatro, en los primeros shows míos, no surgió de la televisión. Porque muchos personajes, la mayoría, salen de la tele y después aprovechan esa popularidad para meterlo en el teatro. Esto fue al revés: se fue comentando, y había cosas grabadas por la gente misma en los shows, y yo después empecé a meterlo en televisión. Pero antes yo no lo quería meter en la tele: es un personaje fuerte", reconoce Maxi de la Cruz al respecto.

"Como pasa siempre, atrás de un personaje sos más libre, y decís cosas que no dirías fuera del personaje, que no te animarías. Y tampoco puedo cambiar al personaje porque a la gente le gusta así. El Richard es un personaje que debería estar preso. Pero también es muy naif, muy aniñado, y burro. Porque capaz que la gente lo ve como a un chorro que no le importa nada, pero en realidad es un pobre tipo, que se cree piola y es medio gil. Es más un perdedor que un ganador", dice el actor.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
"El stand-up ha sumado mucho público al teatro: gente que antes no iba", afirmó. Foto: R.Figueredo.

El humorista habla del show que trae al Teatro Metro

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad