Publicidad

Un cable estratégico

Uno de los mayores cables de fibra óptica pasa por enfrente de la costa uruguaya. Antel tuvo la oportunidad de unirse pero la rechazó. Ingenieros y académicos lo ven como una decisión errada aunque todavía hay quienes la defienden.

Compartir esta noticia
 20090403 600x259

Eloísa Capurro

Adiez kilómetros de Punta del Este pasa una de las mayores carreteras de la información. Un cable de fibra óptica de más de 60.000 kilómetros que conecta Europa, Asia, América Latina y Estados Unidos. A todos les permite una rápida transmisión de voz, video e información con el principal proveedor de servidores web del mundo. A todos menos a Uruguay, que no está conectado. Y por decisión propia.

Académicos, ingenieros y empresarios coinciden en señalar que, ahora que se ven los resultados, la decisión fue errada. Haber quedado aislados de una de las principales redes de fibra óptica significó, para ellos, menos ancho de banda a un costo más caro. Videoconferencias u observaciones en el momento de fenómenos astronómicos son cosas que en Argentina se hacen y aquí no se puede.

Todo se definió a fines de la década de 1990, cuando la empresa Global Crossing planeaba construir un cable de fibra óptica que bordearía América del Sur pasando por Argentina, Brasil y la costa uruguaya. Ya entonces, internet era un hecho y la fibra óptica había demostrado que era un camino más rápido y barato que los satélites para transmitir información.

En ese contexto, representantes de Global Crossing llegaron a Uruguay. Con el argumento de que el país se encontraba aislado de las principales carreteras de transmisión de datos, ellos ofertaron y Antel lo rechazó.

Una fuente que participó indirectamente en las negociaciones señaló que la oferta no era gratuita, sino que se cotizaba en decenas de millones de dólares por el acceso a un pedazo del cable que conectaría a Uruguay. Este pago le aseguraría también a Uruguay acceso a otros tramos de cable en Estados Unidos y Europa, aunque luego el servicio de internet se negociara aparte con cada bloque.

Además Antel hubiera tenido que hacerse cargo del mantenimiento del cable, algo que podría costar entre un 4 y un 5 por ciento de la inversión inicial. La principal empresa de mantenimiento de fibra óptica, Tayco, tiene uno de sus barcos anclado en el puerto de Montevideo. De todas formas, según esta misma fuente, la inversión era estratégica para el país.

Pero Antel no lo entendió igual. En aquel momento la Ursec aún no se había creado y la decisión recayó exclusivamente en las manos del ente. El actual intendente de Rivera, Tabaré Viera, fue vicepresidente de Antel desde 1995 a 1999 y luego presidente del ente hasta 2000. Bajo su mandato se rechazó el negocio. "No se sabía quién iba a ganar en la carrera entre el satélite y el cable y decidimos no invertir. No fue una negligencia. Antel no se quedó sin ancho de banda", explicó. Pero Uruguay ya sabía lo que era la fibra óptica porque tenía un cable que lo conectaba con Argentina y Brasil: Unisur.

La misma fuente vinculada a Antel informó que para tomar la decisión se proyectó la demanda de internet que habría en 10 años. "No se veía que la demanda justificara la oferta". Los ingenieros se preguntan por qué estos estudios nunca se dieron a conocer.

En Global Crossing no se quedaron con una buena impresión. En 2000 el ingeniero Alberto Saavedra, un uruguayo residente en Estados Unidos que había vuelto al país acompañando a empresarios vinculados con la empresa, habló en una entrevista con El Espectador de las diferencias en la negociación. "Los empresarios norteamericanos vinieron a Uruguay repetidas veces, se reunieron con personas dentro de Antel y se fueron con la imagen de que Uruguay, por razones que ellos calificaron de políticas, no estaba interesado en la fibra óptica de Global Crossing". La empresa prefirió no brindar declaraciones para este informe.

No fue la única vez que Saavedra volvió a Uruguay reclamando una conexión al cable submarino de fibra óptica. En 2003, el ingeniero golpeó las puertas de Antel con un proyecto que conectaba Maldonado con la localidad argentina de Las Toninas, donde llega Global Crossing. Para el proyecto, que se estimaba en una inversión de 20 millones de dólares, contaba con el apoyo de Zonamérica. Antel nuevamente lo rechazó. "Las razones de Antel sólo las conoce Antel. Pasaron casi 10 años ya y todavía están pensando (en conectarse)", dijo esta semana Saavedra a Qué Pasa.

Tampoco fue el único. El ingeniero Sidhartha Ibargoyen, quien ahora vive en Estados Unidos y que trabajó 10 años en Antel, envió en 2005 un informe al gobierno recomendando como estratégica conectarse con al menos uno de los tres cables internacionales de fibra óptica que convergen en Las Toninas. Todavía no ocurrió nada.

QUIERO MÁS. Ni siquiera a los empresarios les convenció aquel argumento de "la demanda está satisfecha". Es que, en materia de internet, existe el concepto de "demanda contenida". "Cuanto más internet tenés, más vas a querer, para poder hacer más cosas", explicó Nicolás Jodal, director de Artech, una de las principales empresas uruguayas de software y la creadora del programa Genexus. Para esta empresa, no conectarse a Global Crossing tiene hoy un efecto directo: el costo de enviar a consultores a Estados Unidos en persona cuando podrían estar sosteniendo más videoconferencias con sus clientes.

A los académicos uruguayos también los afectó que el país no esté conectado a la fibra óptica. Desde 2003, la Universidad de la República, la ORT, la Universidad Católica, el Instituto Pasteur, el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria, el Latu y el Instituto Clemente Estable están conectados a la Red Clara, una suerte de internet 2 para académicos. Gracias a la financiación de la Unión Europea -que aporta 10 millones de euros que se suman a los 2,5 millones de euros de los países latinoamericanos-, la academia uruguaya logra estar conectada con Europa y Estados Unidos de una forma ágil. Pero la red perimetral que utiliza Red Clara es la que tiene Global Crossing.

Además el porcentaje que cada país debe pagar, como integrante de la red, se logra en base a un algoritmo que toma en cuenta el ancho de banda que se ofrece en el país y cuánto sale. Ahí Uruguay vuelve a perder.

La Red Clara se encuentra en este momento proyectando dejar de pagar cuotas mensuales para su conectividad e invertir en la compra de fibra óptica. Esto les permitiría tener una gran capacidad de ancho de banda con el único costo del mantenimiento de la fibra. Ellos sí entienden que es importante tener una conexión propia.

Fue a principios de año que los costos y velocidades de internet volvieron a ser centro de debate, cuando un grupo on-line comenzó a reclamar por más y mejor ancho de banda. Antel respondió ampliando su capacidad. La mayor oferta de ADSL para uso personal hoy es de 4 megas con una velocidad de 4.096 kb de bajada y 512 kb de subida. Esto, en su uso libre, cuesta 2.480 pesos por mes.

Pero a pesar de esto, las diferencias con Argentina se mantienen. La empresa Arnet (que ofrece los servicios de banda ancha de Telefónica) da un paquete de 20 megas para hogares. El mismo cuenta con una velocidad de bajada de 20.000 kb y 512 kb de subida. Cuesta 4.000 pesos pero ofrece también llamadas locales libres, tres casillas de e-mail (una de un giga y las restantes dos de 100 megas) y otras facilidades. Por poco más del doble de precio, el usuario obtiene cinco veces más de capacidad de bajada de lo que obtendría en Uruguay.

Algunos ven en estas diferencias las reglas del mercado: Argentina es más grande y tiene más empresas compitiendo por el negocio del ADSL. "Para los precios finales y los usuarios, la escala cuenta", explicó Álvaro Lamé, director de la empresa uruguaya Netgate.

Otros apuntan nuevamente a la oportunidad que se perdió con Global Crossing. "En el momento en que se instale esta fibra óptica va a haber un salto cuantitativo en lo que se puede conseguir por cada unidad monetaria. No instalarla por falta de mercado no es el tema. No instalarla fue falta de visión estratégica", opinó Saavedra.

Hoy la demanda por mayor velocidad de internet crece en Uruguay, a la vez que se suman usuarios a través del teletrabajo, del que vivían 106.000 uruguayos en 2007, y el Plan Ceibal que ha entregado 172.000 laptops. Según una encuesta del grupo Radar, un 39% de los uruguayos se consideran internautas. "Hoy no hay un caño que fuera suficientemente grande como para no ocuparlo, es cuestión de tiempo", reconoce la fuente que participó de la negociación.

Y eso sin contar con el argumento de que cuanto más ancho de banda hay, más cosas los usuarios pueden hacer. "La cotización internacional del capital intelectual uruguayo es en función directa del ancho de banda disponible para conectarse a mercados internacionales", resumió Saavedra. En Estados Unidos una de las dinámicas reinantes en plena crisis, es volver a las Universidades pero a través de internet.

Desde Antel se reconoce que la demanda de internet va en aumento. Pero dicen que no tanto como se cree. "Claro que siempre vas a precisar más (ancho de banda), pero nunca hemos llegado a colmar nuestra capacidad", señaló la fuente. Actualmente existen 300.000 servicios de ADSL vendidos. "Si la capacidad de internet que tenemos es de 10, estamos usando apenas tres".

Sin embargo algunos ingenieros critican la validez de este razonamiento. "Uruguay tiene un capital intelectual superior al resto de los países del tercer mundo y está subutilizado por la falta de ancho de banda internacional", dijo Saavedra. En el mundo los estudios que han intentado hacer proyecciones sobre el uso de ancho de banda, han quedado siempre cortos.

Mientras tanto la fuente de Antel aseguró que la decisión de aumentar o no el ancho de banda es exclusivamente comercial. El ente tiene la política de duplicar regularmente su velocidad de internet y le basta con llamar a las conexiones físicas que Uruguay tiene con Argentina y Brasil para solicitar un aumento del ancho de banda, aunque luego debe pagarlo. Algunos cuestionan si esto es más barato o más caro de lo que podría ser si nos hubiéramos conectado a Global Crossing. Qué Pasa intentó contactarse con el vicepresidente de Antel, Gonzalo Perera, pero éste no respondió.

Hoy el ente planea construir un cable hasta Las Toninas. Unos lo piensan como una decisión meramente estratégica, para asegurar una vía más de conexión en caso de que se interrumpan los cables que ya existen con Argentina y Brasil. Otros lo ven como un proyecto que llega diez años tarde. Pero lo cierto es que, finalmente, Uruguay le dice sí a esa enorme carretera de la información que una vez rechazó.

Conexiones

Actualmente Uruguay tiene cuatro conexiones a cables de fibra óptica en la región. Con Argentina existen conexiones que pasan por debajo de los dos puentes internacionales. Con Brasil la conexión se hace a través de Artigas y Rivera. Además hay un respaldo satelital y Unisur, un cable que une al país con Argentina y Brasil.

2.480

pesos cuesta un ADSL libre de 4 y 5 megas en Uruguay según una encuesta que realizó la empresa Netgate.

1.920

pesos cuesta el mismo ADSL en Argentina. En la encuesta entre 15 países latinoamericanos, Uruguay está séptimo.

Se parte de una carretera internacional

La fibra óptica es una especie de hilo fino de un material transparente que atrapa y propaga la información convertida en pulsos de luz. La luz prácticamente pasa por el centro de la fibra óptica haciendo que la velocidad de transmisión de información sea más rápida. Como son flexibles, las fibras ópticas pueden agruparse formando cables que incluso pueden ser submarinos. En el mundo existen tres importantes cables de fibra óptica: el Emergia, el 360/BrT y el SAC Nautilus. Éste último es el que dirige la empresa Global Crossing. Su red conecta a más de 400 ciudades en más de 45 países del mundo además de prestar servicios a 690 ciudades de 60 países. Hoy hay países que todavía siguen conectándose, como Costa Rica en julio de 2008.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad