Algo olerá un poco mejor en Lacaze

| La empresa papelera dice que eliminó el cloro elemental desde noviembre. En estas horas inaugurará el colector para volcar sus desechos 900 metros río adentro.

NAUSÍCAA PALOMEQUE

LOS DESECHOS DE LA papelera Fanapel de Juan Lacaze ya no se vertirán en la playa porque el colector está listo y hoy tendría que estar conectado a la fábrica. Los vertidos se volcarán 900 metros río adentro. Ese será el final de un proceso de reformas que la empresa acordó con la Dirección Nacional de Medio Ambiente, Dinama.

Los cambios incluyeron la instalación de un horno de cal en 2004, la reconversión del proceso de evaporación en 2005, la instalación de un sistema de tratamiento que disminuye el olor en octubre de 2006 y el cambio a un sistema libre de cloro elemental en el proceso de blanqueo de la pasta de celulosa desde noviembre, según el aviso que publicó Fanapel en la prensa el jueves 21.

Dos de esos cambios se pueden percibir en Juan Lacaze: parte del colector se ve desde la playa -el resto estaría sumergido en el agua- y la ciudad huele mucho mejor. El resto de las reformas no pudieron verificarse porque las autoridades de Fanapel y Dinama no quisieron aportar datos.

No se les pudo preguntar por qué un nuevo estudio particular de los efluentes reveló altísimos niveles de contaminación que siguen depositándose en los sedimentos, ni qué va a pasar con el daño ambiental que durante años se hizo en la zona.

El estudio realizado en el laboratorio habilitado Ecotech analizó tres muestras extraídas por el suplemento el lunes 18: una sacada directamente de un efluente de la fábrica, otra de un desagüe y la tercera de la playa, a unos cien metros de la planta, donde cinco lacacinos estaban pescando. Los resultados obtenidos en esa prueba puntual fueron muy preocupantes.

El DBO, uno de los estudios que permite saber cuánto oxígeno es consumido a partir de la contaminación de materia orgánica, dio 1.076 miligramos por litro en el agua sin filtrar del efluente, y en el desagüe 230. Ambos resultados superan 60, el límite sanitario para desagües directos a cursos de agua, según el decreto 253/79, que establece los estándares sanitarios para los distintos recursos hídricos en Uruguay. Los resultados son similares a los que se obtuvieron en una muestra tomada en agosto. Tampoco fueron buenos los resultados en la zona de pesca: 230. Según el decreto, no debería superar los 10 miligramos.

Ni naturales ni transparentes

En la empresa no permitieron acercarse ni ingresar a la planta. Un empleado de la planta se asomó al colector y dijo que no se podía estar allí, que era una zona prohibida, aunque no hay ningún cartel que lo indique. También mostró las cámaras filmadoras que rodean a la fábrica. "Caminá contra las rocas, porque el agua tiene soda cáustica", indicó.

Desde Montevideo no dejaron visitar la fábrica. Dijeron que hasta hace dos semanas estaba abierto a las visitas, pero que en la etapa final de la obra era imposible ingresar. No aceptaron que se entrevistara al ingeniero responsable ni prestaron fotografías de las obras. "La empresa decidió que el aviso era suficiente y a mediados de enero, cuando toda la obra esté terminada, habrá una presentación oficial", dijo una de las encargadas de comunicación, María José Alonso.

Tampoco se pudo consultar a Dinama. El encargado de Prensa, José Pedro Díaz, dijo que era "imposible ubicar" a la directora, Alicia Torres, y que intentarían ubicar a algún técnico. Pero Díaz no devolvió los mensajes que se le dejaron para concretarlo.

La contaminación de los vertidos de Fanapel también preocupa al edil suplente nacionalista de San José, Luis Fernández, que tampoco se pudo comunicar con Dinama. "No deberían salir esos vertidos y con el colector será más difícil de controlar". Por eso, en la Junta Departamental pidió que Dinama intensifique los controles de Fanapel y estudie el origen de una "materia viscosa amarronada que aparece en las redes de pesca dos o tres veces al año" en Boca del Cufré, Arrozpide, Pavón y Puerto Arzatín. También que se analicen los peces y el agua. "Cada vez que aparece en San José decimos `llegó la soda cáustica de la papelera` porque las redes se quedan con el olor a podrido que larga la papelera de Juan Lacaze".

La comisión de Salud, Higiene y Medio Ambiente de la Junta Departamental de San José pidió una reunión a la directora de Dinama. La reunión se confirmó, pero a último momento se suspendió porque Torres no podía asistir por asuntos de agenda. No fue nadie en su lugar y el tema, como tantos, quedó pendiente.

Otro día en Juan Lacaze

El lunes 18 de tarde el cielo estaba despejado y se veía con nitidez la humareda color gris oscuro que salía de dos chimeneas de Fanapel. El viento soplaba hacia la ciudad de Juan Lacaze y había un leve olor a huevo podrido, no tan fuerte como en agosto, cuando se realizó la primera nota sobre Fanapel. Entonces era nauseabundo. "El olor ha mermado notoriamente", dijo Norma Espinosa. "Para nosotros, que estamos acostumbrados al olor horrible, ha mejorado mucho, sólo una vez por semana o cada 15 días sale un olor intenso como el de antes". Según Espinosa, el cambio se percibe desde hace un mes y medio.

En la playa, a unos cien metros de la fábrica, había una pareja sentada en la arena tomando mate. La joven dijo que va a la playa porque tiene arena y es la más linda. "Trato de no bañarme por la fábrica, pero si hace mucho calor, me doy un chapuzón volando". Prefirió no publicar su nombre.

Espinosa dijo que la gente sigue bañándose allí: "tratan de alejarse de Fanapel, pero para llegar a la otra playa hay que caminar bastante. Algunos vienen a jugar al fútbol y con el calor se pegan un baño".

Esa tarde hacía calor y nadie se bañaba en la playa. Pero cinco lacacinos pescaban en el muelle que comienza en la fábrica y continúa cien metros río adentro. De bermudas y chancletas, con los pies metidos entre las rocas, los pescadores tiraban sus cañas para pescar bagres. Saben que la fábrica contamina, pero no les parece que afecte a los peces. "Nunca me pasó nada", dijo uno y tampoco quiso dar su nombre porque trabaja en la fábrica. "Si te digo mi nombre, es posible que pierda mi trabajo. No sé cuándo van a conectar el colector, adentro hicieron cambios, pero no nos dijeron mucho. Lo que te puedo decir es que en las calderas a veces no se puede estar, te mareás, te pica la nariz, te duele la cabeza. Pero yo tengo que comer". Fanapel es el único lugar donde consiguió trabajo en Juan Lacaze.

Otro de los pescadores dijo que pesca en el borde del muelle, "si tiro la caña más cerca, no pesco nada, si tiro un pez cerca de los vertidos, seguro que se muere".

Todos esos efluentes desembocarán en el colector y de allí 900 metros al interior del río de la Plata, pero en el aviso de Fanapel no dice si se hará algún tratamiento a esos vertidos. "Debería haber un sistema de depuración de los vertidos. Si no, el emisario sólo resuelve una parte del problema, lo aleja, lo hace menos visible, va a haber un mayor nivel de dilución, pero si no es acompañado de un tratamiento del efluente se van a dar los mismos problemas en el ambiente, pero más adentro", dijo el doctor en ciencia y profesor de la facultad de Ciencias, Néstor Mazzeo.

Mazzeo explicó que los vertidos afectan en forma directa a aquellos organismos que viven ligados al sedimento como los sábalos, lenguados, moluscos, vivaldos, pequeños invertebrados del sedimento. Y en forma indirecta afecta a otros componentes del ecosistema que se alimentan de estos organismos. "Es un estuario poco profundo y hay una relación estrecha entre la superficie y el sedimento". Y estimó que una vez establecido el colector desaparecerá la mayoría de las sustancias que quedan en la superficie del agua. El recambio del agua, el poder de dilución del río de la Plata, el viento que genera movimiento de agua y el aporte de agua de los ríos Uruguay, Paraná y Paraguay limpiarían la superficie.

Pero durante años persistirán los contaminantes que están en el sedimento, unidos a las arcillas y la materia orgánica del fondo. "Que haya agua limpia en la superficie no significa que el contaminante desaparezca del sedimento. La opción es el dragado, pero es muy costoso".

En Estados Unidos, Europa y países de América Latina como Chile y Colombia comenzó a exigirse a algunas empresas que se responsabilicen por el daño causado. Pero en Uruguay no hay ninguna legislación al respecto.

Tampoco hay estudios sobre los efectos fisiológicos y reproductivos de los vertidos en los peces ni de los efectos del consumo humano de esos peces. "Tenemos un vacío enorme", dijo Mazzeo. En la facultad de Ciencias la licenciada en biología Gabriela Eguren no logró que el Estado financie su proyecto para estudiar los sábalos. Mientras tanto, en la provincia de Buenos Aires sigue prohibido pescarlos y consumirlos porque los resultados de los monitoreos superan los índices sanitarios aceptados.

Sí, un sábalo

E l 5 de agosto se publicó "Juan Lacaze importa un sábalo", un informe sobre los altos niveles de contaminación vertidos por la fábrica Fanapel y la ausencia de controles y protección del Estado a los habitantes de Juan Lacaze. También se informaba que en la provincia de Buenos Aires los sábalos están prohibidos porque están contaminados y que era muy probable que los que llegan a la costa uruguaya también lo estén. Muy pocos lacacinos conocían el tema.

Algunos periodistas lacacinos llamaron enojados con la nota. Uno de ellos, que trabaja en el canal de cable local, hoy está contratado por Fanapel filmando un documental sobre los cambios en la fábrica.

Desde el Ministerio de Medio Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente el subsecretario Jaime Igorra dijo en el programa No toquen Nada de Océano fm que los datos de la nota correspondían a "un hecho episódico" por una avería de la planta y que no podía suspender la actividad de la fábrica porque "eso es mejor que ver comer a la gente de la basura". Pero los datos no eran episódicos, coincidían con los promedios que Fanapel presentó a Dinama un año antes. Los datos se encuentran en la página web del Ministerio.

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