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Nada de nombres gringos

| Darwin, el mayor naturalista de la historia, estuvo allí y elogió la belleza del pago. Pero a los lugareños eso no los conmueve: quieren dejar de ser Villa Darwin.

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Gabriel Sosa, en Villa Darwin

El 24 de noviembre de 1833 el naturalista inglés Charles Darwin, en medio de su largo viaje de exploración, escribe en su diario: "La vista del río Negro desde la sierra es decididamente la más pintoresca que he visto en este país. El río es rápido y tortuoso (...); los acantilados abruptos y rocosos; y hay un cinturón de árboles siguiendo el curso del río; detrás del cual un horizonte de hierba llena el paisaje".

La encantadora vista que cautivó al naturalista es la del actual Cerro de los Claveles, en Soriano, a unos 50 o 60 kilómetros de Mercedes. En este cerro hay un monolito recordatorio de su visita, y es normal referirse a él como "Cerro Darwin".

A tres kilómetros de este sitio (al que el acceso no es nada fácil) está el centro poblado más cercano, una villa de 400 o 500 habitantes que en los mapas (los que la registran) y en la cartelería vial figura como Villa Darwin. Décima sección judicial de Soriano, paraje Perico Flaco.

Pero no todos están de acuerdo con el nombre. Como dice un poema alusivo publicado en el diario Crónicas de Mercedes, "...a este pueblo paternal/por ese nombre extranjero/ jamás lo podré nombrar".

Los locales quieren recuperar su nombre tradicional. Quieren ser chisperos y provenir de Sacachispas.

Las chinas sacaban chispas

Allá por 1910, año más, año menos, en la pulpería local se juntaron los principales del lugar. Entre una cosa y otra, decidieron que era hora de darle nombre al pueblo. La mejor sugerencia fue la de llamarlo Sacachispas, al parecer por la fama de fogosas que tenían las escasas mujeres locales, y de pendencieros los hombres.

Marcos Gil, descendiente de uno de aquellos fundadores y caudillo local hoy, explica que "cuando se juntaban las chinas y los gauchos saltaban chispas. Y no sólo por la pasión, alguna chispa de cuchillos seguro que había". Él sabe de lo que habla, ya que su abuelo, uno de los denominadores originales, fue apuñalado mortalmente en aquella misma pulpería en 1915, aunque no por un asunto de polleras sino por una discusión sobre unos capones robados.

Según la tradición local, lo de Villa Darwin llegó en los años 30, cuando en Montevideo los representantes blancos propusieron llamar al pueblo Villa Lourdes, en homenaje a la patrona de la capilla local. Indignados, los laicos batllistas propusieron en cambio Villa Darwin. De Sacachispas nadie se acordó. El asunto quedó en nada, no hubo definición legal, pero en la práctica "Villa Darwin" comenzó a tomar fuerza.

El 5 de noviembre de 1973, la Junta Local de Soriano decretó "reconocer en forma definitiva como Centro Poblado, al nucleamiento de viviendas conocido por Villa Darwin o Sacachispas". Cuando tres días después la Intendencia se hizo eco de esta resolución, le otorgó la "calidad permanente como Centro Poblado" a Villa Darwin. El Sacachispas quedó por el camino.

Pero los chisperos no se rindieron. El 17 de noviembre de 1999, un expediente caratulado "Descendientes de fundadores de Sacachispas presentan aspiración de mantenimiento de esta denominación a dicha población" fue presentado a la Junta Departamental. Por unanimidad los 23 ediles presentes decidieron darle curso, y la solicitud fue elevada al Parlamento Nacional.

Villa Darwin nunca

Pero el asunto se extravió en los recovecos parlamentarios y Sacachispas sigue siendo Villa Darwin.

Los chisperos principales siguen en la brecha. En particular don Gil, que a sus 73 años es un incansable defensor de su herencia chispera, junto a otros venerables locales.

Gil vive en Mercedes, aunque hasta hace no mucho viajaba diariamente a su pueblo natal, a ocuparse de asuntos propios de su cargo como secretario de la Junta Local. Los mayores propulsores de la iniciativa son ya veteranos, como Gil o su primo lejano ("acá somos todos medio parientes", explica), Francisco Píriz, de 76 años, que sigue residiendo en Sacachispas. "Pasé toda mi vida acá, ahora para qué voy a cambiar", dice Píriz. En su casa, una de las muchas viviendas del plan Mevir que hay en el pueblo, Píriz tiene un pequeño altar dedicado a la historia chispera, con una reproducción del fraccionamiento de los campos linderos y un poster de un diario dedicado al orgullo local, un jugador de fútbol que hace unos años convirtió, en la localidad de José Enrique Rodó, el gol más rápido del mundo.

Don Gil, a su vez, es un convencido militante. Para llegar a Sacachispas hay que desviarse de la ruta 14 a unos 30 y algo de kilómetros de Mercedes. El cartel del Ministerio de Obras Públicas dice "Villa Darwin". Gil, con perseverancia, cada tanto cuelga debajo otro cartel, que dice "Sacachispas". Periódicamente el cartel es derribado, y Gil lo repone. A lo largo de los 14 kilómetros de caminos de tierra colorada que hay que transitar hasta el pueblo, los carteles, todos caseros, dicen porfiadamente "Sacachispas", incluyendo uno en un desvío de caminos que, a la derecha, indica a un lado el pago de don Gil y a la izquierda el paraje llamado, insólitamente, San Dios.

El pueblo de la discordia

Sacachispas tiene entre 400 y 600 habitantes, según a quien se le pregunte. La segunda cifra se acerca más a la realidad, viendo los resultados de la última elección: 230 votos al Partido Nacional, 112 al Frente Amplio ("tenemos una infección de comunistas", lamentó don Gil) y apenas 26 a los colorados. El comercio principal del pueblo es una panadería, que le vende más que nada a las estancias vecinas. Hay un club social y algunos bolichitos que no llegan a ser almacenes. Había una carnicería que cerró, y que nadie se ha interesado en reabrir, ya que la faena clandestina nocturna es norma.

Para llegar a Sacachispas sin locomoción propia, hay un único método. Un ómnibus sale del pueblo a la mañana, rumbo a Mercedes, y emprende el regreso de tardecita. Las maestras de la escuela, por ejemplo, que tienen horarios cruzados con los del vehículo, deben llegar hasta el pueblo a dedo o en algún vehículo de reparto, y retirarse de la misma manera.

Sacachispas no es lo que se diga un polo turístico. La ruta que lleva hasta el Cerro de los Claveles (que don Gil propone, para conciliar, llamar oficialmente Cerro Darwin) es agreste y no apta para vehículos comunes. No es fácil acceder a la reputada belleza del paraje. En el pueblo en sí no hay casi nada, aparte de la determinación de sus mayores de ser chisperos y no nativos de Villa Darwin (el gentilicio de esta última denominación está poco claro).

Don Gil reconoce que los más jóvenes no mantienen viva la causa con igual fervor: "no tienen la culpa, si a ellos siempre les hablaron de Villa Darwin, ya están acostumbrados. Somos los veteranos los que queremos mantener la tradición". El último movimiento en pro del reconocimiento de Sacachispas incluyó el envío al Parlamento Nacional, el año pasado, de una solicitud acompañada por las firmas de 200 lugareños.

Algunos pasajes de su discurso exaltan a Gil más que otros: "¿Qué necesidad de ponerle nombre de gringo al pueblo? ¿Para qué, si tenemos nombre nuestro? ¡Qué tanto con ese gringo!".

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