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Se cultiva, se discute, ¿se informa?

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j.r.

En Uruguay no hay normas que obliguen a poner etiquetas especiales a los alimentos nacionales o importados elaborados con transgénicos. En cuanto a los cultivos, la soja RR —modificada para hacerla resistente al glifosato, un herbicida— es el único vegetal transgénico cuya producción está permitida.

En poco tiempo, también podría autorizarse el cultivo del maíz Bt, al que se le agregó un gen que lo hace resistente a ciertas plagas. "Sólo falta la etapa final de la autorización, la firma de los ministerios de Ganadería y Economía", aseguró Ana Peralta, presidenta de la Comisión de Evaluación de Riesgos Vegetales Genéticamente Modificados (Cerv), que regula todo lo concerniente a los transgénicos en Uruguay y ya le dio el visto bueno al maíz Bt.

La Comisión fue creada por el decreto 249/00, según el cual, a partir del 30 de agosto del 2000, "la introducción, uso y manipulación de vegetales y sus partes modificados genéticamente, cualquiera sea la forma o el régimen bajo el cual se realicen, sólo podrá efectuarse previa autorización otorgada por las autoridades competentes". Además del Ministerio de Ganadería, que la preside, la Cerv tiene representantes de los ministerios de Economía, Salud Pública y Vivienda y Medio Ambiente, más expertos del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias y el Instituto Nacional de la Semillas.

Según Peralta, "el 90% de la soja que se cultiva hoy en día en Uruguay es genéticamente modificada", afirmó Peralta. Si esa soja se utiliza para elaborar alimentos, el consumidor no tiene forma de saberlo, ya que no es obligatorio informarlo en la etiqueta del producto. "No hay una ley al respecto", dijo Peralta.

La Cerv controla los vegetales y los productos vegetales semiprocesados transgénicos que ingresan al país desde el exterior, pero no lo hace con los alimentos procesados. "No controlamos una leche saborizada, ni un aceite, por ejemplo", explicó su presidenta. "Pero además, este tipo de revisación ni siquiera se hace en los países que tienen legislación sobre el tema, porque es un procedimiento muy complejo, tiene enormes dificultades técnicas".

El debate sobre los transgénicos en Uruguay alcanzó su pico más alto el 26 de setiembre del año pasado, cuando se suspendió de forma abrupta la audiencia pública convocada por la Cerv para tratar la autorización del cultivo del maíz Bt. Grupos de ecologistas, de consumidores y algunos docentes de la Facultad de Agronomía no aceptaron las reglas de la audiencia, considerando que no había espacio para plantear sus posiciones. Algunos docentes de la Facultad de Agronomía elevaron algunos días después un informe contrario a la aprobación del maíz Bt.

Enrique Estramil, director del departamento de Biología de la facultad de Agronomía, explicó que la posición negativa no se basó en un posible riesgo para la salud de los consumidores, sino en que "la construcción genética Bt es para un tipo de plagas que en Uruguay no existe; para las plagas de la zona no esta probada su eficacia".

Peralta señaló que el maíz Bt fue autorizado en el año 98 por la Unión Europea y que "todo lo que es aprobado por el Cerv no causa ningún daño a la salud". La presidenta de la comisión reconoció que el tema de lo transgénicos en general tiene muchas aristas, muy difíciles y complejas y se preguntó: "si fueran tan malos para la salud, o tan ineficientes, ¿por qué se invierte tanto dinero en ellos?".

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