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Por Gabriela Rocha - En Miami, Estados Unidos

Pasó por varias experiencias desde que comenzó como emprendedor...

Después del portal financiero Patagon (que a los 26 años vendió al Banco Santander en US$ 528 millones antes de que la burbuja de las puntocom reventara), hice Guanako Games, con base en Nueva York. Cuando la vendí creé un banco para gente pobre en Brasil, Lemon, que tiene 6.000 sucursales y 12 millones de clientes. Hoy tengo una sociedad de inversiones, Meck, para invertir en compañías hechas por nosotros y por otros. Y hace dos años empecé con una firma de pagos móviles en Estados Unidos, Bling Nation, para pagar con el celular en lugar de la tarjeta de crédito. Allí pusimos US$ 5 millones y conseguimos otros 8 millones de un fondo de inversión de Silicon Valley.

¿En cuánto multiplicó su capital después de Patagon?

(Risas) No sé, pero no saco la cuenta todos los días. No te sabría decir.

Hizo negocios en varios de los países vecinos ¿ha pensado en Uruguay?

En Uruguay tenemos un porcentaje minoritario de Creditel. Es un país que me encanta. Al igual que Chile, es un lugar maduro política e institucionalmente. Me gustaría hacer más de lo que estoy haciendo. Definitivamente arriesgaría capital allí.

¿En qué más invertiría, por ejemplo?

Me gustan cosas que tengan que ver con exportación, que se puedan vender de Uruguay al mundo, no sólo tecnología, sino también materias primas, por ejemplo. Uruguay me parece interesantísimo.

¿Volvería a Argentina? Allí nació y concretó su primer negocio exitoso...

No.

¿Por qué?

Podría hacer una entrevista larga y aburrida sobre eso, pero básicamente como empresario hay lugares donde el esfuerzo paga más; en cualquier otro lugar el esfuerzo paga muchísimo más. ¿Cuántos empresarios hay que han puesto 20 años de inmenso esfuerzo e inversión en una empresa que si la hubieran hecho en España valdría US$ 2.000 millones pero por estar en Argentina está quebrada?

¿En dónde está la barrera, en los trámites, en el gobierno?

Esas son ciertas y hay más. Decime una empresa de tamaño mediano o grande que pueda vivir en Argentina sin pagar coimas. Si en este mundo se puede trabajar bien, crecer sin pagar coimas.

No se instalaría más pero sí tiene capitales en ese país...

Sí, tengo una participación minoritaria en algunos proyectos de energía en Neuquén, en el Sur; también tengo una participación minoritaria en un proyecto de biodiesel, pero eso es todo.

¿Piensa expandirse en otros mercados con Bling Nation?

No. Esta es una empresa de recursos limitados y el mercado americano es lo suficiente grande y difícil para hacerlo como para pensar en otro afuera. Y, si lo hiciera, no pensaría en América Latina. Éste es un lugar excelente para hacer desarrollos, para contratar talento, pero no me parece que sea un buen lugar para vender.

La prensa chilena publicó hace un tiempo que piensa tener un hotel boutique en la Ruta del Vino en Chile ¿es cierto?

No. Yo de hoteles no sé nada, de bienes raíces no sé nada. Compré ahí porque me gusta y me hice una casa. Nunca hice una inversión inmobiliaria, tampoco entiendo nada de viñas ni me interesa entender.

¿Entonces el emprendedor siempre debe tener el know how del negocio a la hora de lanzarse en él?

No, pero sí la voluntad de aprender. Empezar una empresa es como tener un hijo; en general, te vas a meter en algo de lo que no sabés nada. Cada vez que me metí en algo no sabía nada, como de banca, de videojuegos, de lo que estoy haciendo ahora no sé nada. Pero si tenés muchas ganas, si tenés humildad para emprender, me parece que es una buena combinación. En este mundo tan cambiante eso es una ventaja porque te permite aprender, entender cómo se hacen las cosas en una industria y ver si hay algunas cosas que se pueden hacer mejor. Pero yo no me preocuparía por sentir que no sabés, sino por creer que sabés.

¿La base es una buena idea?

Una buena idea no alcanza, no es lo que hace que las cosas funcionen. Emprender es un camino largo y tortuoso que va a tener muchos malos momentos. Hay muchos ejemplos de ideas buenas que mueren en el camino porque el emprendedor se cansa, porque tienen peleas entre socios, por malas ejecuciones. Y hay ejemplos al revés, de ideas malas que con un buen equipo, con gente que está dispuesta a aprender, a cambiar, salen adelante; algunas de las empresas que más admiramos hoy en día todos son de este segundo modelo. Si tenés mucha pasión de ahí va a venir la energía para pasar los malos momentos, para darte contra la pared, para volver a intentar. Si la motivación es la plata, en general funciona mal.

¿Cómo evalúa el trabajo de emprendedores en la región los últimos años?

Soy optimista con América Latina en parte porque me parece que le va a tocar ocupar un lugar en el mundo muy distinto al de los últimos 30 años; un lugar privilegiado, y creo que esto va muy bien acompañado del desarrollo del emprendedurismo que ha habido los últimos años, bastante ligado a Endeavor. Cuando yo dejé la Universidad para hacer una empresa, parecía una cosa loca, nadie te lo recomendaba; hoy en día las mismas universidades enseñan sobre emprendedurismo.

¿Por qué dice que la región ocupa un lugar privilegiado?

Porque lo que América Latina produce son principalmente commodities, que por 30 años han estado muy depreciados y hasta desprestigiados, y creo que eso está cambiando y va a seguir cambiando, se van a reapreciar muchísimo y van a adquirir prestigio, van a tener una base mucho más sólida.