JORGE REBELLA
Los fondos de las AFAP, que partieron de cero en 1996, registraron su nivel máximo en agosto de este año cuando alcanzaron los US$ 4.101 millones. Ese nivel cayó a US$ 2.553 millones a fines de octubre -la cifra expresada en dólares más baja de los últimos dos años- como consecuencia del impacto de la crisis financiera internacional, que generó fuertes caídas en las cotizaciones de los títulos uruguayos, que componen el 85% de los fondos manejados por las AFAP, y una desvalorización del peso frente al dólar en torno al 20%. Para analizar la situación y perspectivas del fondo previsional, así como la administración de las rentas vitalicias, ECONOMIA & MERCADO dialogó con el contador Juan Berchesi, ex presidente del BPS y de República AFAP. A continuación se publica un resumen de la entrevista.
-¿Cómo se compone el fondo previsional actualmente?
-El 53% del total del fondo previsional son ahorros netos de los afiliados. Es decir, corresponde a los aportes que han efectuado los trabajadores en sus cuentas. El 47% restante es la ganancia obtenida por el fondo, o sea el valor que las administradoras de fondos de ahorro previsional (AFAP) han generado para los afiliados. El valor agregado por la rentabilidad de todos estos fondos ascendía a US$ 1.999 millones a fines de octubre de 2008.
Este es un tema relevante porque, si se quisieran nacionalizar las cuentas de ahorro individual como se ha propuesto en Argentina, sólo los aportes puros se volcarían al sistema público. Eso constituiría una expropiación porque tanto las ganancias como los aportes son de exclusiva propiedad de los trabajadores al estar destinados a comprar la "segunda jubilación" en el momento de su retiro de la actividad laboral. (N.del R.: La "primera jubilación" se forma con los aportes que se vierten al BPS sobre los salarios nominales mensuales de hasta $ 17.156, equivalentes a $ 5.000 de mayo de 1995, según establece la Ley Nº 16.713).
-¿Cuál ha sido la rentabilidad de los fondos de los trabajadores manejados por las AFAP?
-La rentabilidad ha sido muy buena, cualquiera sea la moneda en que se la mida. Desde el inicio del sistema en 1996 hasta fines de octubre, el retorno en dólares estadounidenses ha sido de 8,93%. Si se le mide en unidades indexadas (UI), los fondos han rentado 7,91% y en unidades reajustables (UR), que es la denominación fijada por la Ley de Reforma Previsional, 8,60%. Cabe destacar que estamos midiendo su rentabilidad en el peor momento, hasta ahora, de la crisis financiera internacional, lo cual no es una apreciación adecuada. Basta recordar que luego de la crisis local de 2002, que tuvo los mismos efectos negativos sobre los fondos previsionales, estos se recuperaron totalmente de las pérdidas en pocos años.
-¿Cómo afectan a los afiliados de las AFAP las pérdidas registradas en el fondo previsional durante los últimos dos meses?
-Cuando se habla de las "pérdidas", se debe aclarar que, en realidad, es una disminución de las ganancias ya que los aportes están intactos. Como quienes se afiliaron al sistema de capitalización individual en sus comienzos (1996) eran en su mayoría menores de 40 años, podemos asumir que la fase de acumulación del fondo previsional se va a estar consolidando dentro de unos veinte años, es decir que esta fase va a terminar cuando comience el proceso del pago de las jubilaciones por el nuevo sistema. Esto significa que las actuales "pérdidas" tienen un horizonte de dos décadas para recuperarse. Por lo tanto, no se está generando una pérdida real para los trabajadores, salvo quienes tengan derecho a jubilarse a partir del corriente mes de noviembre. La lógica hace pensar que esas personas esperarán un tiempo hasta que se recupere un poco el valor del fondo.
-Una de las objeciones más fuertes que se le hacen al régimen de las cuentas de ahorro individual es que las AFAP cobran a sus afiliados comisiones muy altas por administrar los fondos previsionales. ¿Considera que es justa esa crítica?
-Luego de proyectar las comisiones que cobran las AFAP durante un período de treinta años, los técnicos en este tema han demostrado matemáticamente que los montos representan un 0,5% del promedio administrado, que es una cifra igual e incluso menor a las tasas de otros fondos de inversión. Por otra parte, las comisiones han venido bajando gradualmente. Cuando recién se lanzó el sistema, la comisión promedio era de 2.07% porque hubo gastos muy elevados, había muy pocos afiliados y los ingresos de las AFAP eran muy bajos. Además, había una gran incertidumbre respecto al éxito del nuevo régimen y, por consiguiente, esa inseguridad generaba mayores costos. Hoy ese promedio está en 1.71% y una de las AFAP bajó su comisión a 1,31% hace poco tiempo.
Sector productivo
-¿Por qué el ahorro acumulado de los trabajadores no se ha invertido en proyectos productivos como está previsto en la Ley de Reforma Previsional Nº 16.713, sino que está "empapelado" por valores públicos?
-Cuando se creó el nuevo sistema previsional, una parte importante de los aportes de los trabajadores, que antes se destinaba al Banco de Previsión Social (BPS), empezó a volcarse en las cuentas individuales de los afiliados administradas por las AFAP. Como estaba previsto que eso iba a generar un costo para el Estado, la legislación sabiamente exige que un porcentaje importante de las inversiones que hagan las administradoras deben ser en papeles públicos (Letras y Bonos del Tesoro), es decir que financie al propio sistema. Con el correr de los años, esa disposición se ha flexibilizado ligeramente mediante la introducción de nuevos instrumentos de inversión en la legislación uruguaya. Por ejemplo, es el caso de la Ley de Fideicomisos Nº 17.703 que permite invertir en el sector productivo, con lo cual se crearon diversos fondos: el Fondo Arrocero, los Fondos Lecheros I y II. Los fideicomisos generan las condiciones que habilitan a los inversores institucionales -como, por ejemplo, las AFAP- a destinar parte de los capitales que manejan al sector productivo.
-Sin embargo, el monto de la inversión de las AFAP en emprendimientos de riesgo es muy escaso. ¿No hay proyectos productivos atractivos en los que invertir?
-Las administradores han invertido un enorme porcentaje de los montos que están habilitadas a hacerlo, ya sea por la reglamentación de la ley, por los requisitos de transparencia y de oferta pública que exige la legislación y regula el Banco Central. En realidad, existen carencias que surgen del propio sector productivo uruguayo debido a que la información de las empresas no es suficientemente amplia. Para que las AFAP puedan realizar una inversión en títulos o acciones de una sociedad privada, ese papel debe contar con una calificación de riesgo satisfactoria y su venta debe ser efectuada mediante oferta pública. Estos requisitos dan una seguridad al inversor, pero no son muchas las compañías uruguayas que están en condiciones o tienen deseos de cumplir con esas exigencias legales.
En resumen, si las AFAP no han invertido más en el sector productivo, ha sido básicamente por la falta de proyectos de calidad que atrajeran a los inversores institucionales. Esto no sólo se aplica a las administradoras de fondos previsionales, sino también a la banca local pública y privada. Por ejemplo, el BROU tiene depositados más de US$ 2.000 millones en el exterior porque no puede colocarlos con un riesgo aceptable en Uruguay.
Mercados externos
-En varias ocasiones las AFAP han señalado que no es conveniente concentrar el 85% de sus inversiones en valores emitidos por el Estado y los bancos públicos. Por eso, reclaman la autorización para invertir un cierto porcentaje -30%- de los fondos previsionales en papeles privados en el exterior para diversificar sus portafolios y lograr una cierta aislación de los riesgos del país y de la región. ¿Qué opina al respecto?
-Quienes estuvimos vinculados desde el comienzo con el nuevo régimen previsional propusimos la posibilidad de invertir en el exterior. Entendíamos que la cantidad de ahorros que generaba el sistema de cuentas individuales no podía ser absorbido saludablemente por el mercado de capitales local y que había fondos más que suficientes para atender las necesidades del sector productivo nacional. Esta posición provocó una fuerte oposición bajo la caricatura de que "el ahorro de los uruguayos es para los uruguayos", cuando en realidad se debe focalizar que estos fondos son para pagar mejores jubilaciones. De lo que se trata es que los actuales trabajadores no sufran la triste experiencia de nuestros padres y abuelos, a quienes se les aplicaron topes jubilatorios casi confiscatorios al momento de su retiro.
-¿Qué ventajas ofrece la colocación de una parte de los ahorros previsionales en el exterior?
-Es elemental que la diversificación de las inversiones disminuye el riesgo financiero. Además, reduce el riesgo político y la presión que ejercen estos fondos sobre la plaza local. Asimismo, le otorgan a las AFAP mayor libertad para elegir sus inversiones y no permanecer prácticamente maniatadas por las pocas alternativas para colocación de capitales existentes en el mercado uruguayo. Sin lugar a dudas, esa opción adicional mejoraría la eficiencia de los portafolios de las administradoras y permitiría invertir en renta variable, es decir en acciones de compañías extranjeras ya que las posibilidades de adquirir papeles accionarios nacionales es ínfima. En cambio, el abanico de oportunidades que existe para colocar capitales en el exterior es inimaginable, lo cual incluso permitiría a cada AFAP crear más de un fondo previsional.
Riesgos
-¿Sería conveniente introducir cambios en la Ley Nº 16.713 que permitan a las AFAP, entre otros, ofrecer fondos diferenciados en riesgo a sus afiliados?
-Sería muy importante habilitar la creación de multifondos, porque el horizonte de un joven que tiene cuarenta años de vida laboral por delante le permite asumir algunos riesgos en acciones que ofrecen mayor rentabilidad en el largo plazo. No es igual la situación de un trabajador de más de 55 años que está relativamente próximo a la edad mínima para jubilarse. Este afiliado debe cuidar muchísimo el riesgo de invertir en activos que puedan perder valor en el corto plazo porque no dispone de un tiempo muy prolongado para esperar la recuperación de los valores ahorrados.
-Entonces, ¿qué habría pasado si las AFAP hubieran invertido parte de los fondos previsionales en el exterior dada la caída en picada de los valores bursátiles en todo el mundo?
-Si las AFAP hubieran invertido en el exterior en bonos de gobiernos de países con calificación AAA, como Estados Unidos, Japón, Reino Unido y Alemania, habrían obtenido una rentabilidad de entre 3% y 5%, incluso ahora que los bonos globales uruguayos perdieron más del 40% de su valor. Es decir que la pérdida sufrida por los fondos administrados por las AFAP se hubiera reducido al mínimo.
Por supuesto, si las AFAP hubieran invertido en activos externos más riesgosos, seguramente habrían tenido una pérdida de capital. Pero las propuestas planteadas por las administradoras al gobierno uruguayo siempre se han enfocado en la adquisición de papeles de mínimo riesgo de gobiernos extranjeros o de organismos multilaterales de crédito, como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). De haberse podido invertir en el exterior, las cifras de los fondos de las AFAP serían mucho más altas y las pérdidas de corto plazo que se han registrado por la caída del valor de los títulos uruguayos en los portafolios de inversión habría sido mucho menor.
-En ese sentido, las AFAP han destacado la buena rentabilidad a largo plazo de sus portafolios de inversión. ¿Son esos resultados tan fantásticos si se los ajusta por el muy elevado riesgo de tener la casi totalidad de su capital invertido en Uruguay ya que si el Estado cayese en insolvencia, como estuvo próximo a ocurrir entre junio de 2002 y marzo de 2003, todo el fondo previsional se vería afectado?
-Es un riesgo altísimo concentrar todos los fondos de las AFAP en papeles públicos y, sobre todo, de un solo país que, además, tiene una economía muy pequeña y que aún, lamentablemente, no ha logrado recuperar el "investment grade". Por eso, una de las decisiones que el gobierno debe tomar cuanto antes consiste en abrir el menú de inversiones, previsto en el artículo 123 de la Ley Nº 16.713, a efectos de permitir las colocaciones en el exterior de forma criteriosa y gradual. Hay que comenzar a recorrer ese camino porque el volumen de los fondos de ahorro previsional va a llegar a superar el 30% del PIB del país. Ese capital es demasiado importante para tenerlo todo en una misma canasta.
Máximas garantías para las rentas vitalicias
-El pago de la renta vitalicia al trabajador jubilado por el sistema de cuentas de ahorro individual no la hace la AFAP, sino un seguro previsional. ¿Es acertado que ese mercado esté concentrado mayoritariamente en una sola aseguradora, como es el caso del Banco de Seguros del Estado (BSE) en Uruguay?
-Esa es una preocupación que va más allá de la calidad de la gestión del BSE o de cualquier otra aseguradora. Cuando el legislador diseñó el nuevo sistema previsional, hizo lo máximo posible para proteger los ahorros de los trabajadores administrados por las AFAP, pero no se previeron los otros riesgos a que está sujeta la aseguradora en donde el afiliado va a comprar su renta vitalicia en el momento de jubilarse.
-¿Qué alternativas se podrían manejar para evitar que los jubilados estén expuestos a otros riesgos que manejan las compañías de seguros?
-Por ese motivo, he propuesto que el dinero que reciben los afiliados de las AFAP para comprar una renta vitalicia en el momento de jubilarse vaya a un fideicomiso independiente del patrimonio de la empresa de seguros que administre dichos fondos. Entonces, si la institución aseguradora sufre un problema financiero grave, ese capital no experimentará pérdida alguna por estar separado de su patrimonio.
Incluso, en las memorias anuales de 2002, 2003 y 2004 de República AFAP, que tuve el honor de presidir, se señalaba que "el sector asegurador debe involucrarse mucho más en todo lo vinculado al sistema previsional pues será el gran responsable de la jubilación". Por eso, "es un imperativo ineludible e impostergable brindarle al jubilado las máximas oportunidades y garantías en el momento de la contratación de la renta vitalicia". Concluía que "la aprobación de la Ley del Fideicomiso puede generar la posibilidad de aislar el capital previsional traspasado a las compañías aseguradoras del resto de los riesgos que cubren las mismas".
Nadie en su sano juicio puede pretender confiscar los ahorros previsionales
-Una de las principales variables del régimen de cuentas de ahorro individual es el ratio cotizantes/afiliados a las AFAP. Su actual nivel de 59% significa que el 41% de los afiliados hoy no registran aportes. Como difícilmente estos últimos puedan jubilarse algún día, ¿qué solución prevé el sistema previsional?
-Para relativizar la cifra de no aportantes, cabe decir que muchos sectores de actividad aportan a las AFAP en forma zafral, como ocurre con los trabajadores rurales, entre otros. Además, el hecho de que se hayan afiliado 840.000 personas al nuevo sistema, de las cuales la casi totalidad lo hicieron en forma voluntaria, constituye un elemento muy positivo. Obviamente, cuanto más alta sea la relación cotizante/afiliado, mejor es la situación.
El camino a tomar es incentivar el aumento del empleo en el sector formal de la economía de modo que una mayor cantidad de trabajadores genere antigüedad y aporte al sistema previsional. Por eso, es importante que la Ley de Flexibilización de las Jubilaciones aprobada recientemente se haya enfocado en el número de años de aportes, habiéndose bajado el requisito de años de servicios de 35 a 30 en vez de reducir la edad. Eso desalienta los acuerdos bajo cuerda entre el empresario y el trabajador para eludir las contribuciones a la seguridad social.
-¿Cuenta el BPS con instrumentos suficientes para fiscalizar los aportes realizados por los trabajadores?
-En 1995, nuestro país pasó de un sistema de reparto, pésimamente administrado y brutalmente utilizado como elemento de clientelismo político, a un sistema jubilatorio mixto muy eficiente. El hecho de que la generación del derecho jubilatorio se hiciera por la declaración de testigos y no por aportes generaba un espacio enorme para la subjetividad. Por eso, la nueva Ley de Reforma Previsional creó, por un lado, la historia laboral para que las contribuciones de cada trabajador se vuelquen en su cuenta individual y, por otro, la recaudación nominada, o sea que los pagos de las empresas a la seguridad social incluyan los nombres de los trabajadores y el monto descontado del salario de cada uno.
Indudablemente, la historia laboral es el cambio estructural más importante que introdujo la Ley de Reforma Previsional. Como dijo nuestro compañero del directorio del BPS de esa época, Don Luis Colotuzzo: es la madre de todas las reformas. En cambio, los aportes bajo el sistema previsional anterior se volcaban a una caja innominada, donde nadie podía saber si sus contribuciones habían sido verdaderamente vertidas a la seguridad social.
-¿Qué posibilidades existen de que se vuelva al sistema previsional de reparto puro como pretenden algunos sindicatos?
-Tengo muchas dudas de que los trabajadores quieran realmente cambiar el sistema. Más bien existe un discurso político-sindical muy ideologizado, cuyo fundamento es que no pueden existir organizaciones con fines de lucro gestionando activos del Estado. Por eso, algunos grupos radicales de izquierda podrían proponer un cambio en la administración de los fondos jubilatorios para que un ente público se hiciera cargo del manejo de los mismos, lo que sería un contrasentido.
Hoy nadie en su sano juicio puede pretender la confiscación de los ahorros previsionales de los trabajadores, sobre todo cuando se ha visto que, aun durante una de las peores crisis financieras globales, la rentabilidad generada por el sistema representa el 47% del fondo previsional.
Incluso, al comienzo de la actual administración, algunos dirigentes del Frente Amplio eran partidarios de derogar la Ley Nº 16.713, aunque nunca tuve muy claro que era lo que proponían a cambio. Luego fueron modificando su discurso y, al menos, no pretenden eliminar el sistema de cuentas individuales. Además, no creo que eso sea posible ni conveniente. A doce años de su puesta en vigencia y con los resultados a la vista, mi opinión muy subjetiva es que la gente mirando a su mejor futuro jubilatorio no apoyaría la eliminación del régimen de ahorro individual.