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La ex Dymac cuadriplicó su producción

| La cooperativa textil produce a façon confecciones finas todo el año y está negociando sus propias exportaciones a Europa

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A ocho meses de la reapertura de la planta, Coopdy, la cooperativa de ex empleados de Dymac, confecciona para terceros prendas de sastrería fina que se exportan a México, Argentina, Chile y Estados Unidos. En este lapso, logró cuadruplicar el volumen de producción y mejorar notoriamente la calidad obtenida en los inicios de este nuevo emprendimiento. Su presidenta asegura que la transformación de la fábrica en una cooperativa autogestionada luego de treinta años de funcionar como una sociedad anónima ha significado un progresivo cambio de mentalidad de parte de los trabajadores, aunque hay aspectos de ese régimen que no han sido totalmente asimilados aún.

Dymac fue durante tres décadas una fábrica de primera línea en el mercado de la vestimenta. Resultó premiada por el gobierno en varias oportunidades como una de las principales empresas exportadoras del ramo. Sin embargo, el 30 de agosto de 2001 dio quiebra y envió al seguro de desempleo a todo su personal. Tras un conflicto gremial los trabajadores analizaron diversas fórmulas para mantener la planta funcionando y un año después se conformó la cooperativa autogestionada Coopdy, en la que participan 127 de los 200 funcionarios de la antigua firma.

La producción recién comenzó en mayo de 2003 a un ritmo lento. La presidenta de la cooperativa, Alicia Paiva, sostuvo que los primeros meses fueron arduos, ya que muchos de los cooperativistas retomaban el trabajo luego de dos años sin trabajar. "Veníamos de una trayectoria de treinta años de calidad y buena productividad, pero la gente que permanece inactiva durante tanto tiempo pierde la manualidad. Por ese motivo nos costó recuperar los niveles existentes previos al cierre, pero hoy nos estamos acercando bastante a un grado satisfactorio". La dirigente aseguró que en el inicio de la reapertura se confeccionaban mil prendas mensuales, mientras que en la actualidad se fabrican unas cuatro mil. "No podemos comparar este volumen con el de la época anterior, cuando se entregaban ocho mil piezas por mes. Antes existían otras condiciones, se contaba con más personal y se trabajaba en tres turnos", puntualizó Paiva. En cambio, destacó una progresiva superación de la producción por persona y señaló que "falta muy poco para igualar lo que generaba cada trabajador en el pasado: eso es un mérito de los propios funcionarios, que han ido marcando objetivos e imponiendo sus propios métodos".

En la planta hoy trabajan más de cien operarios en un único turno de nueve horas y media. En las últimas semanas la cooperativa contrató cuarenta operarios y la convocatoria continúa abierta para maquinistas, planchadores, cortadores y otros obreros con experiencia en el ramo. "Todo el personal que se presentó al llamado y que contaba con experiencia está trabajando y hay planes de agregar un segundo turno", apuntó Paiva.

La fábrica se caracteriza por el predominio del trabajo femenino. Los hombres ocupan puestos de planchadores, cortadores o mecánicos, mientras que las mujeres realizan el trabajo de maquinistas en distintos sectores para la confección de sacos y pantalones, entre otros.

VENTAS. Coopdy produce a faon para firmas exportadoras locales, que colocan la producción en Chile, Argentina, México y Estados Unidos. Este sistema le evita la necesidad de contar con un gran capital de giro ya que los insumos para la confección de la vestimenta los aporta el cliente. Ida D´Alisio, integrante de la Comisión de Trabajo, explicó que "el comprador trae la muestra de una prenda confeccionada y el material para que nosotros hagamos una cantidad predeterminada de unidades".

Por su parte, Alicia Paiva resaltó que "la cooperativa ha suscrito varios contratos de trabajo a faon por todo el año 2004 y existen grandes posibilidades de concretar negocios propios, lo que permitirá ampliar la plantilla de personal. El mercado externo es nuestro objetivo más cercano. Estamos a punto de cerrar un par de acuerdos comerciales como exportadores a países europeos". Agregó que para acceder a los capitales que requiere esa etapa se busca negociar una financiación con los propios compradores del exterior así como recurrir al mecanismo local de prefinanciación de exportaciones, cuyo pago garantiza la carta de crédito de la transacción.

FUNCIONAMIENTO. La reapertura de la fábrica por parte de los trabajadores contó con el aval de la sindicatura de la comisión liquidadora y con la anuencia del Brou, que constituye el principal acreedor de la ex Dymac. La cooperativa de trabajadores no tuvo que efectuar ninguna inversión en maquinaria, sino que usufructúa un bien que continúa siendo propiedad de la antigua empresa. El Brou no podrá buscar fórmulas para recuperar su crédito hasta que concluya la liquidación judicial. Es previsible que luego la cooperativa negocie la compra de los equipos con el Estado.

La planta, ubicada en Thompson y Luis Alberto de Herrera, cuenta con 3.788 metros cuadrados en los que se distribuyen 259 máquinas de coser y 44 planchas. Su organización no difiere de la de otras cooperativas de autogestión. Según el organigrama, las decisiones son tomadas por un consejo directivo y luego se trasladan a la asamblea general, que es el órgano superior de la pirámide. Las áreas de gerenciamiento, recursos humanos y administración responden al consejo directivo. Además, en la planta se formaron comisiones de trabajo por sector.

Todos los integrantes de Coopdy perciben el mismo sueldo mensual y cuentan con algunos beneficios adicionales como el espacio infantil. Como consecuencia de la existencia de un personal mayoritariamente femenino, se habilitó parte del local de la empresa para que funcione un rincón infantil de modo que las madres concurran a trabajar con sus hijos más pequeños y eviten el gasto de una guardería.

El sistema cooperativo no es fácil de asimilar

La dirigente Alicia Pioli, señaló que la creación de una cooperativa no ha sido tarea sencilla. "El cambio de estructura fue algo nuevo y difícil de comprender para los cooperativistas. Antes teníamos un encargado que era el responsable de nuestro trabajo. Hoy no tenemos a nadie detrás; sólo dependemos de nosotros mismos", dijo.

El retorno a la planta luego de dos años de inactividad y bajo un nuevo sistema de trabajo no fue totalmente asimilado por muchos operarios. Pioli destacó que el régimen cooperativo juega por momentos un papel desfavorable en la motivación de la gente. "Hay personas que no toman conciencia de que cada uno tiene su cuota de responsabilidad en las decisiones. El cambio de mentalidad no es automático, cuesta mucho lograrlo". Agregó que las dificultades se notan en el trato con los integrantes del directorio de Coopdy. Muchos cooperativistas "le hablan a los dirigentes del mismo modo como se dirigían al patrón, con las mismas exigencias, sin ver que ahora todo es más transparente y que ellos participan de las decisiones por medio de la asamblea. Incluso siguen empleando los mismos términos como ‘no me pagan’ o ‘no toman tal resolución’. Por fortuna quienes así actúan no son una mayoría, pero es algo que se debe superar".

Según la presidenta Paiva, no existe una cultura de cooperativismo en la mayor parte de la sociedad uruguaya. Destacó que Coopdy ha recibido el apoyo del gobierno y de diversos sectores en el ámbito parlamentario, pero enfatizó que "deberían existir incentivos para instruir a la gente acerca de lo que significa ser cooperativista". En la actualidad, un equipo de psicólogos y sociólogos de la Universidad de la República realiza estudios en la planta para determinar cuáles son los puntos más débiles en la integración de la nueva cooperativa textil.

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