La presencia de sustancias químicas en las cuencas de los ríos, fundamentalmente en aquellos que sirven de toma de agua para abastecer ciudades, y en especial en el caso del Santa Lucía, preocupa a la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama).

"En términos generales estamos preocupados por la situación del mal uso de los agroquímicos y por la situación de impactos sobre los cuerpos de agua", sostuvo ante el Parlamento el director de la Dinama, Jorge Rucks.

"Hay zonas rojas en el Uruguay en las que hay una preocupación particular por la relación entre lo que es el uso de agroquímicos y de los suelos y, en particular, de las condiciones de calidad del agua de esas cuencas. Precisamente, la cuenca del río Santa Lucía es paradigmática. Tenemos montado un sistema de monitoreo hace mucho tiempo con las Intendencias que hacen a la cuenca, con el que hemos estado siguiendo permanentemente la situación de la calidad de agua, que está muy condicionada por los usos del suelo", indicó.

Señaló que "hubo algunos eventos de atrasina que fueron detectados hace aproximadamente dos años en la represa de Paso Severino, lo que significó para OSE incrementos enormes de los costos en carbón activado para poder eliminarla del agua potable", explicó.

Señaló que OSE aseguró la calidad del agua pero el costo de sacar la atrasina fue muy alto.

"Evidentemente, la cuenca del Río Santa Lucía requiere una atención especial. Es uno de los lugares en los que tradicionalmente hemos trabajado en el control de la calidad del agua con más intensidad. Además, tiene algunas subcuencas importantes, como la del arroyo Colorado, que tiene particulares problemas por vertimiento de curtiembres y frigoríficos. Estamos trabajando con algunos fondos internacionales para hacer un proceso de análisis con las curtiembres, a fin de ver cómo se pueden evitar los vertimientos, y así cumplir con mayor eficiencia con la legislación en lo que hace al vertimiento de efluentes de las plantas", indicó.

Rucks reclamó más ayuda del sector privado.