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Retira inversiones tras ser multado

Reclamo. Empresario de EE.UU. se fue molesto con inspectores de tránsito de Canelones

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MARCELO GALLARDO

Un empresario estadounidense resolvió cancelar una inversión de unos US$ 3 millones en Montevideo molesto por el trato que recibió de parte de tres funcionarios de la Intendencia de Canelones.

Jouko J. Rissanen llegó al país para recorrer las inversiones que tiene en Punta del Este, un apartamento y varios terrenos en José Ignacio. El inversor llegó acompañado de su amigo y asesor inmobiliario, el abogado argentino Fernando Mazzoni, titular de una inmobiliaria de Miami.

El jueves por la tarde, Rissanen viajó por carretera en un auto de alquiler desde Punta del Este hasta Montevideo. Al día siguiente tenía programadas varias entrevistas con el fin de adquirir en US$ 2 millones un hotel en la Ciudad Vieja y un predio en Villa Biarritz en una suma cercana para construir un edificio en altura.

Además, Rissanen tenía pensado montar en Punta del Este un centro oncológico de última generación para atender a clientes de muy alto poder adquisitivo que optan por los servicios de la Clínica Mayo en los Estados Unidos.

El viernes por la mañana resolvió adquirir los dos inmuebles y luego de una serie de reuniones partió hacia el aeropuerto de Carrasco donde tomaría un avión hacia Santiago de Chile. Allí tenía previsto presenciar una prueba de rally internacional de la que tomaban parte varios conductores finlandeses, caso del ex campeón Juha Kankkunen, amigo personal de Rissanen, que nació en Finlandia pero desde muy chico reside en Estados Uni- dos donde amasó una gran fortuna.

Mazzoni y Rissanen abandonaron el hotel y se dirigieron en el auto de alquiler hacia el aeropuerto tomando por la rambla montevideana. Mazzoni, que manejaba, erró el camino por lo que luego de cargar combustible observó la presencia de tres inspectores de tránsito de la Intendencia de Canelones. Los dos visitantes se acercaron a los funcionarios para preguntarles cuál era la mejor forma de llegar al aeropuerto.

Ahí comenzaron los problemas tal como lo contó el propio Rissanen en un mail remitido a El País el pasado fin de semana.

"El oficial (inspector) nos acusó de pasar una luz roja y de no usar cinturón de seguridad. Enseguida procedió a confeccionar la multa. Nosotros dos, vehementemente objetamos porque ambos sabíamos que no habíamos cruzado la luz en rojo", señaló Rissanen.

"El policía (inspector) estuvo muy formal y no se mostró interesado en ayudar a turistas que se encontraban temporalmente confundidos y desorientados", agregó.

"Entonces, el golpe final: cuando arribamos al aeropuerto para devolver el auto en la empresa de alquiler. Los empleados de la misma nos informaron que los habían llamado y les habían dicho que los turistas tenían que pagar 375 dólares. Te puedes imaginar por qué cancelé nuestro contrato para invertir cerca de tres millones y medio de dólares en un proyecto de real estate en la ciudad vieja de Montevideo. No tengo nada que hacer con esta clase de comitiva de bienvenida y con esta falta de juicio", sostuvo el empresario.

Un empleado de la agencia de alquiler de autos confirmó los hechos a El País y sostuvo que el procedimiento habitual, tanto de Policía Caminera, co-mo de los inspectores de Tránsito, es comunicar las multas a las firmas que actúan como agente de retención. Dijo que los montos de las sanciones que debieron pagar son los habituales.

El inversor se encuentra muy molesto, a tal punto que el ex piloto de rally, Gustavo Trelles, escuchó de su boca lo ocurrido en Canelones. Trelles coincidió en Chile para presenciar la prueba de rally de la que también participó Rissanen.

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