Poder de Fujimori se reencarna en su hija

Busca ganar en el 2011 para lograr el indulto de su padre

Santiago | El periodista peruano Gustavo Gorriti fue secuestrado a las cuatro de la madrugada del 6 de abril de 1992, un día después de que el ex presidente Alberto Fujimori (1990-2000) encabezara un autogolpe. "Estuve desaparecido y el objetivo era mi muerte", recuerda Gorriti, convencido de que el fujimorismo volverá.

La candidatura presidencial de Keiko Fujimori, de 34 años, congresista, lidera algunas de las encuestas previas a las generales de 2011. El objetivo central de la aspirante es el indulto de su padre de 71 años.

Son legión los clientes agradecidos hacia el hombre que controló la inflación, liberalizó la economía, derrotó a Sendero Luminoso y acaudilló una pirámide delictiva integrada por él mismo, la Comandancia General de las Fuerzas Armadas y el Servicio de Inteligencia Nacional. El triunvirato sometió a la obediencia a todas las instituciones y demolió todo atisbo de discrepancia. Los simpatizantes de un legado todavía bajo investigación exhaustiva judicial, con 1.500 procesados, maquinan su reacomodo desde una bancada parlamentaria que cuenta con 13 escaños en un Congreso de 120.

"¿Y quiénes son los deudos de Fujimori?: los empresarios que en sus 10 años de Gobierno hicieron grandes negocios" señala el sociólogo Ricardo Montoya. Después los ex ministros y funcionarios beneficiados por las regalías, los congresistas que le deben el puesto, los dogmáticos "y los que siguen creyendo que es un error creer que los indios y los cholos tienen derechos humanos". Fujimori es venerado en algunas comunidades andinas, amazónicas, y costeñas porque sus habitantes "se sienten agradecidos porque con él tuvieron una central médica, un teléfono comunitario, una carretera que hacía tanta falta y una escuela".

Pero, paralelamente, arremetió contra las libertades. Gorriti recuperó la suya gracias a su esposa. "Llamó a todo aquel que pudiera hacer algo. Desde Nueva York, mi hija mayor hizo lo propio". Cuatro horas después del secuestro, el entonces embajador de España, Nabor García, exigió al Gobierno información sobre el paradero del periodista. La Embajada de Estados Unidos y diversos grupos ciudadanos se sumaron al rastreo. Gorriti fue liberado.

Keiko quiere ser presidenta, pero aunque lo fuera y quisiera indultar a su padre, no podría hacerlo porque la Ley Antisecuestros de 2006 lo prohíbe si el preso cumple prisión por ese delito, según el ex fiscal anticorrupción José Ugaz. El indulto es tan improbable como posible el purificado renacimiento del movimiento nostálgico del poder. El País De Madrid

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar