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Diez años después

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Sebastián Auyanet

NO PARA. En un pico de actividad permanente y productivo que ya lleva cuatro años y varias obras, Andrés Calamaro vuelve a recurrir al formato "extra large" para armar una recopilación de sus mejores canciones y 54 temas inéditos, todo para celebrar el que quizás sea el período más fértil del ex Abuelos de la Nada y Los Rodríguez, a pesar de su retiro a las sombras entre 2001 y 2004. Respetando el tono formal y con ganas de escribir, el compositor vuelve a hablar de sus vínculos con el Uruguay y se mira a sí mismo como artista.

- ¿Cómo se elige entre tanto material?

-Hicimos análisis de feeling y repertorio, y una investigación parcial de las existencias, asimismo el espacio es bastante generoso, son seis discos. Hicimos un balance profundo, eléctrico. Me hace justicia instrumental y poética; escuchamos hasta donde pudimos y después nos resignamos a compaginar discos que fueran profundos, demoledores, representativos, poéticos y sin desperdicios.

- ¿Cuál es el vínculo entre esta caja y las famosas "Camboya Sessions"?

-El periodo "camboyano", como me gusta llamar a mis años dedicados a la grabación experimental, lúdica y al desarrollo de las técnicas de grabación de potrero y de cancionística de riesgo, fue como "la vuelta al día en ochenta mundos" pero escrita por William Burroughs. Parte de ese periodo es El salmón, y este disco "magnum" comprende también otros ademanes camboyanos posteriores al disco acuático.

- Esta cuestión de editar rarezas, inéditos, viejo material seleccionado... ¿es otra influencia de Bob Dylan?

-Los antecedentes históricos son The basement tapes, de Dylan, y Scoop, de Pete Townshend. Antes era un coleccionista anárquico de "bootlegs", tengo un centenar de inconseguibles de Dylan, y otro tanto de los Rolling Stones.

Puedo ser más detallista; me gusta Dylan desde Slow train coming. El Dylan joven directamente me asusta… Y mi tiempo preferido de los Stones es Some girls, aunque no grabaron mejores discos que Exile on Main Street o Sticky fingers. En una época coleccionaba "bootlegs" de esas temporadas pero no existía internet. La búsqueda era más excitante. Además, cambiaron mis hábitos para escuchar música, antes buscaba y encontraba… Ahora debe ser sencillo encontrar esas grabaciones en internet, tampoco me consta, pero a mi me gusta el vinilo y el CD. Lástima ver tambalearse al formato, es como ver a un dinosaurio amigo a punto de caer derrotado.

- ¿Cómo se lleva con el tema de las descargas por internet?

-El consumo de música es vital para la raza humana. Pero yo no me creo que internet sea gratis. No me parece correcto que alguien regale mi disco, una cosa es el intercambio privado de archivos mp3 pero esto es distinto, hay un vacío legal pero es un delito también. ¿Ofrecen descargas gratuitas por exhibicionismo, porque son anarquistas, para desmontar el sistema capitalista? No me lo creo ni un pelo, están esperando hacer un negocio. ¡Se convierten en una discográfica virtual a costa de la propiedad intelectual y las regalías, para hacer caja con publicidad o venderle el invento a algún grupo inversor mejicano!

- Sigue diciendo que su talento es "ordinario". ¿Qué sería "ordinario"? Si el término es peyorativo... ¿No lo contradice una edición de este porte?

-Es que aprendí a superarme a mí mismo. No sería "interesante" si no hubiera encontrado gente como Gringui Herrera, Scornik, Miguel Abuelo, Cachorro López, Melingo, Jerry González, Nebbia... a Beto Satragni. Imagínese que aprendí los tangos de Mariano Mores y Virgilio Expósito... Yo soy un músico corriente, pero todos los que trabajamos juntos nos sentimos en un proyecto excepcional. Yo soy un músico del montón, pero tengo mis puntos altos. Son las canciones, el canto, la banda, los recitales, los discos y lo que hago cagándome en todo. Mi nivel es mi mejor nivel. No soy un poeta, tengo que superarme cantando, como intérprete y performing artist. Creo que puedo grabar discos buenos, no perdí mis habilidades en el estudio tampoco. No me di cuenta cuando llegué a mi mejor nivel, no sé cuándo fue. Pero si eso ya ocurrió lo voy a celebrar; nadie está siempre en su mejor momento, basta con algunos "mejores momentos".

Tengo por costumbre no fantasear, prefiero que las cosas ocurran de verdad, si la gente sigue viniendo a escucharme cantar canciones de mis últimos diez años me siento contemporáneo. Si pagan por escuchar temas que escribí hace veinte años, entonces tengo opciones de permanecer. Si vinieran a escuchar únicamente mi última canción, entonces hubiera durado lo que un invierno sin gamulán. Considere usted Obras Incompletas como mi celebratoria.

-Es un músico que gusta mucho de grabar en dúos con gente. ¿Qué artista es una cuenta pendiente a futuro como compañero de grabaciones?

-El featuring me encanta. Algunos géneros serían imposibles de imaginar sin esas sociedades. Toda la bossa, el hip hop... Me gustaría mucho poder repetir con varios, pero es que hay cientos de artistas del cante grande, todos buenos e inspiradores. Sería un honor cantar con Rubén Blades, no sé... también me gustaría un dúo en inglés, un dúo mundial. Me gustaría hacer giras enteras de dúos; espero tener el tiempo y la oportunidad de compartir canciones con músicos tan geniales como los que conocí hasta ahora.

Calamaro aprovecha las ventajas del correo. Se disfruta encontrarse con textos en los que redacta con esmero, intenciones de escritor e información. El intercambio pasa por Raíces y su reunión con el uruguayo Beto Satragni: "Es un lujo porque Beto y Jimmy Santos son dos artistas de lujo, a mi la armonía y el estatus de Satragni me queda un poco grande, es como pintar paredes con Picasso". Luego se queda en la música uruguaya para pasar revista a colegas influyentes desde Esteban Hirschfeld hasta OPA, pasando por Maslíah. Ahí, Calamaro insiste: "Escúcheme, yo me siento rioplatense. Aprendí lo que es el swing y la cadencia tocando con canarios uruguayos; quisiera cebar un mate como un yorugua también. Para mí escuchar OPA fue una revolución, y aquellos discos me siguen gustando tanto como antes. Conocer a Rubén Rada fue como ver aparecer a Jesús, no le estoy exagerando".

Entre las preguntas se cuela Barack Obama y la referencia también vuelve al Uruguay: "Es imposible no mirar hacia él, pero primero hay que mirar hacia Galeano. ¡Ahora Obama va a leer a Galeano y nos vamos a enterar que es de Palermo y candombero! Cándidamente, esperamos que ganara un demócrata. Es importante pero estamos muy lejos para notar la diferencia. Espero equivocarme. Como orador me parece muy bueno y tiene un carisma extraño. Espero que no sea como aquellos caballos andaluces que nacen negros y terminan blancos".

-¿Siente que hay una generación de escuchas que se identifica con Calamaro, con sus procesos, en algún caso con su biografía, al igual que pasa con Fito Páez o con Charly García?

-No importa que yo lo sienta, importa que lo sienta esa generación y media.

-¿Cómo se sintió la última vez que tocó en Montevideo, hace ya un año?

-Fue el primer concierto de una gira y hacia frío. Pero había mucha gente y lo invitamos a Dani Umpi; entre todos lo sacamos adelante y fue un recital muy bueno... Soy un hombre bendito por la forma en que vinieron a escucharnos, nunca había visto a tantos uruguayos juntos. Umpi es un genio, un artista muy amable y culto; algún día podré contar que tocamos juntos.

-¿Es necesario pasar un período en la oscuridad para aquél que quiera experimentar esa "excitante tranquilidad" que dice tener ahora?

-Es que llamarlo "oscuridad" es muy confuso, a las cosas hay que llamarlas por su nombre. Mi oscuridad personal fue vivir siempre de noche, y no fue únicamente "bueno". Quedamos los que estamos, y estamos haciendo rock`n roll dedicado a los que no llegaron hasta esta estación del tiempo.

-Cinco años y siete lanzamientos... ¿Piensa seguir trabajando y editando a este ritmo?

-Sí.

Una caja con lujos e "ineditóxicos"

Así llama Andrés Calamaro a las canciones no registradas que circulan por la web y que se las ubica dentro de lo que sus fans conocen como "período camboyano". Buena parte de esas canciones aparecen en esta caja que contiene material que apareció entre dos mojones clave en su carrera: Alta suciedad (1997) y La lengua popular (2007).

A Calamaro le gustan este tipo de experimentos. Meses atrás entregó a la revista española Efe Eme un recopilatorio de versiones en vivo, tomas de estudio y covers llamado Nada se pierde. Cuando eso salió, los seis discos y los DVD que hoy se venden en una caja presentada con arte soviético estaban casi prontos, incluida una canción llamada El manifiesto común que, según explica, no es más que un experimento con el lenguaje.

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