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ALEXANDER LALUZ

Woodstock y Crosby, Still & Nash vuelven a ser noticia. Al cumplir 40 años, el mítico festival se reeditará este año, con un espíritu distinto a las ediciones de 1994 y 1999. Y el terceto folk-rock anunció su nueva gira por Estados Unidos y Europa.

De aquel Woodstock de 1969 han quedado muchas leyendas y mitos fundacionales del rock. Hendrix y su arrasadora versión de The star spangled banner. Santana y la entonces originalísima mezcla de sonidos latinos y roqueros. Las desgarradoras y viscerales interpretaciones de Janis Joplin. The Who, Sweetwater, y, claro, los entonces ya maduros Crosby, Still & Nasch convertido en cuarteto con Neil Young.

Con toda esta cartelera de próceres, la granja ubicada cerca de la localidad de Bethel, estado de Nueva York, cambió la apacible vida campesina por tres días de rock, amor y flower power. De aquel espíritu hippie queda sí la leyenda. Algunos de aquellos pioneros, entonces talentos emergentes, como se dice ahora, ya no están entre nosotros. El resto sobrevive gracias al mito en la memoria de las nuevas generaciones (y, por acá, gracias al ritual de la Noche de la Nostalgia), e intentan, cada tanto, resurgir del geriátrico para reafirmar vigencias y, en muy pocos casos, alguna propuesta musical nueva. Hay que asumirlo, la nostalgia por el pasado es un filón muy rentable para esta cultura occidental.

Cuando Woodstock cumplió 10 años, en 1979, se organizó un evento similar pero en el Madison Square Garden de Nueva York. El festejo, sin embargo, no tuvo ni el brillo ni la magia del original. Diez años después, hubo una suerte de Woodstock espontáneo en la granja de Bethel, pero sin mayores consecuencias musicales. Pero las dos ediciones siguientes sí dejaron consecuencias, pero para la crónica roja y muy poco o nada de música.

En 1994, la conmemoración de los 25 años, que se organizó con el lema "Dos días más de paz, amor y música", terminó con un trágico saldo de 4 muertos durante la actuación de los Green Day. Y cinco años después, el nuevo intento de revivir el festival sucumbió en revueltas generalizadas, denuncias de violación, duras intervenciones de la policía, y, por si fuera poco, con las polémicas por el altísimo costo de las entradas.

Para 2009, la idea del productor Michael Lang, uno de los organizadores de la primera edición, es cambiar este lastre negativo y apostar a la recuperación (o redención) de la leyenda. "Creo que lo que pasó en 1999 fue debido a los tiempos y a la música que contratamos", declaró recientemente el productor. A lo que agregó toda una definición artística e ideológica: aquel festival "se convirtió más en un evento de la MTV que en Woodstock y esa es una lección aprendida. Esta vez iremos por bandas con más conciencia social".

CAMBIOS. La idea, entonces, es limpiar de nubarrones aquel idealizado hito roquero, y proponer al público otro espíritu musical. Por ello, Lang se juega a un proyecto cargado de consignas ecologistas, y, si logra un patrocinador que aporte 10 millones de dólares, conseguir que las entradas sean muy accesibles (cabe recordar que en el festival de 1999 muchas entradas costaban cerca de 200 dólares y se llegó al delirio de emitir tarjetas de crédito especiales para el evento). Para este renovado Woodstock, ya están confirmados algunos nombres históricos que participaron del primero. Tal es el caso de Joe Cocker, The Who, Santana o los Crosby, Still & Nash, quienes, aprovechando este aniversario de Woodstock, ya anunciaron el inicio de una nueva gira que los llevará por varios escenarios de Estados Unidos y Europa.

Este legendario terceto mantiene, desde el año pasado, una intensa agenda de conciertos. Y en 2009 se tomaron un descanso, y el 3 de junio arrancan otra vez en St. Louis. Al día siguiente estarán en Chicago y dos días después en Rochester Hills. Sobre fines de ese mes cruzarán el Atlántico para tocar en Inglaterra, Holanda, Alemania, Francia, Bélgica y Escocia. Claro, también les quedará tiempo para revivir aquella gesta musical de Woodstock, al promediar el año. Los pioneros del folk-rock, y los arreglos vocales a varias voces, siguen al pie del cañón a pesar de las visibles huellas que ha dejado el tiempo en sus físicos. Y la desgastante nostalgia (a falta de novedades) que cultiva el anémico rock, les ha abierto una brecha, industria mediante, de la que sacar buen rédito del reencuentro musical intergeneracional.

Hace cuarenta años, Woodstock fue parte de un profundo cambio en la cultura musical contemporánea. Allí se consagraron figuras que ahora son considerados próceres del rock. Para conmemorar este evento, el director Ang Lee lanzará este año el film, muy esperado por muchos, titulado "Taking Woodstock". Al mismo tiempo se está preparando un nuevo montaje del documental "Woodstock: 3 días de paz y música", de 1970, en el que participó Martin Scorsese, y que ganara un Oscar ese mismo año. Y también se editará el libro "The road to Woodstock", de Michael Lang, y una lujosa caja de 6 Cd con las mejores actuaciones del primer festival.