Valioso artista gallego abre una muestra de fotografías

Manuel Vilariño. El Premio Nacional de Fotografía de España estará en el Blanes

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ALEXANDER LALUZ

La Embajada de España y el Museo Blanes inauguran hoy, a las 19 horas, la muestra "Terra en trance", del fotógrafo español Manuel Vilariño. La exhibición se podrá visitar hasta el 15 de abril, de martes a domingo, entre las 12 y las 17.45 horas.

Terra en trance (Tierra en trance), es un proyecto concebido por el artista y diseñado por el curador y crítico de arte Fernando Castro Flórez. Su propuesta es abrir un diálogo estético, reflexivo, con las distintas geografías físicas y humanas de América Latina.

"La muestra está basada en lo que es mi propia obra, la que gira en torno a dos polos", dice Vilariño a El País. Uno de esos polos es "el `still-life`, la naturaleza muerta, que parte del tenebrismo del barroco español y se conecta y evoluciona, si quieres, hasta el otro polo donde está el mundo del chamanismo, hasta las culturas indígenas".

Así, Terra en trance desafía la tensión entre lo culto, sofisti-cado, académico y el universo de lo tradicional, mágico, para descubrir zonas de interacción a partir de esa tremenda potencia que tiene la materia plástica para crear (o subvertir) universos de significados.

Con esmerada precisión, Vilariño destacó que este proyecto no busca el mero placer de la contemplación, el acto pasivo de exhibir el trabajo de un artista. "No nos interesa traer a América Latina una exposición que sólo muestre mi trabajo. Lo que queremos es abrir una ventana, un diálogo con las culturas, con el sedimento intelectual más profundo".

Para concretar este objetivo, la muestra estará acompañada de una serie de espacios para el debate, la reflexión y el intercambio. Bajo el título El curador (in)cómodo y el arte (in)agotable, hoy, y desde las 11 de la mañana, se realiza en el Museo Blanes un ciclo de conferencias dirigido por el crítico Fernando Castro Flórez. La agenda de estas conferencias recorrerá temáticas muy diversas, tomando como disparadores la propia obra de Vilariño, el concepto y función de las curadurías, entre otros.

Terra en trance ya se exhibió y generó un fecundo debate en Asunción y después de Montevideo llegará a San Pablo. "Lo de Asunción -recuerda Vilariño- fue absolutamente sorprendente y fantástico. Es una ciudad que está fuera de los grandes circuitos, y que está en medio de grandes potencias".

El diálogo y la reflexión que logró en esa estancia en Paraguay, "confirmó que venir hasta aquí tuvo un sentido realmente profundo", explica el artista. Y llegar a Montevideo acercó a Vilariño hasta otro universo. "Nos interesó mucho esta ciudad porque tiene otro punto de reflexión. Era ir al sitio donde la palabra tiene la importancia de la poesía". Aquí, según Vilariño, se constituye un foco de gran actividad cultural que le resulta particularmente atractivo y a la vez provocador. Y por añadidura, este singular interés crecía "por mi relación con Idea Vilariño, que es una gran poeta con quien tengo una lejana conexión familiar. Yo la conocía de nombre, y luego por haber leído algunos de sus libros. En España, ella es apenas una desconocida, y hasta hace unos tres años sus libros no se conocían en mi país, y recién ahora se ha editado un libro suyo por el sello Lumen".

PARAÍSO FRAGMENTADO. El fotógrafo, pintor y poeta Manuel Vilariño (La Coruña, 1952), ha desarrollado una prolífica y provocadora carrera artística, tanto en su país como en el exterior. Sus trabajos se han exhibido en numerosas exposiciones individuales y colectivas desde 1980 hasta el presente. En el año 2007, fue elegido para representar a España en la edición número 52 de la Bienal de Venecia.

En este prestigioso evento, Vilariño presentó la obra Paraíso fragmentado, que será uno de los polos de mayor tensión expresiva de la muestra Terra en trance. "Es una pieza que parte de un proyecto en torno a la imagen del paraíso", dijo el artista a El País. "Está hecha con especias que vienen de América, Asia, de África, y que son símbolo de vida". Y sobre esta materia Vilariño ensaya un acercamiento a la tensión con la muerte, y la fecunda dialéctica que se crea en el encuentro de mundos, tradiciones, uno de los tópicos centrales de su extensa producción artística.

Una vida dedicada al arte

Para Manuel Vilariño el arte es un punto de encuentro, donde se conjugan saberes, experiencias, ideas. Sea con la fotografía, la poesía o la pintura, bucea en esas zonas donde naufragan etiquetas y tendencias, y la materia se convierte, desde la intimidad de la creación, en un hecho reflexivo y provocador. Así se aprecia en obras como el impactante "Paraíso fragmentado" (2007), "A la aurora" (2005), o "Montaña negra, nube blanca" (1999). En todas sus piezas, Vilariño trabaja desde la soledad y el silencio, manteniéndose al margen de corrientes, circuitos comerciales, y todo el ruido del mundillo artístico. Bucea en los bosques de Bergoño, donde vive y trabaja. Descubre esos pequeños detalles texturales, los ángulos de formas mínimas, los objetos cotidianos, la naturaleza para gestar ese camino, esa vocación, al encuentro entre el mundo oriental, el chamanismo o la culta tradición del barroco español y sus naturalezas muertas. Otra vez lo culto y lo tradicional, lo moderno y lo mágico en tensión.

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