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Artista uruguayo intenta terminar obra de Da Vinci

Autodidacta. Es policía y admira al autor de "La Gioconda"

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CANELONES | PATRICIA MANGO

Un artista de Canelones intentará terminar un cuadro que Leonardo Da Vinci dejó inconcluso. El sargento 1º, Heber Altieri, reprodujo a lápiz y se apresta a pintar La adoración de los magos.

Los monjes de San Donato de Scopeto le encargaron ese cuadro al autor de La Gioconda en 1481, pero el artista nunca lo terminó. En él se evoca el nacimiento del niño Jesús.

Altieri, un artista autodidacta, nacido en Durazno, pero radicado en Canelones, se puso como desafío finalizar esa obra, ya que admira al pintor italiano.

El original es de 2,46 x 2,43 metros; Altieri lo hizo prácticamente del mismo tamaño, de 2,20 por 2,20 metros. Pero además, tuvo que imaginar, en base al estilo de Da Vinci, las escenas que faltaban del bosquejo original.

El dibujo, íntegramente hecho a lápiz, está pronto. Ahora el desafío es pintarlo. Da Vinci le dio algo de color aún cuando no estaba finalizado.

Entre detalles, interpretaciones y evocaciones a los libros que ha leído de Leonardo Da Vinci, Altieri informó que la imagen "se refiere al anuncio del nacimiento del niño Jesús". Estudiándolo, asegura que se diferencian por lo menos cinco grupos de personas que tienen, a su vez, diálogos entre ellos. Todos refieren a "ese gran evento universal". Así, mirando al centro y a la derecha, se puede ver a quienes están conmovidos o asombrados por este nacimiento.

A la izquierda hay un filósofo (por su aspecto) con la mano tomándose el mentón. "Tiene actitud de desconfianza" y, quienes están a su alrededor, lo observan como preguntando si deben creer o no, opinó. Hay miradas inquisidoras, ángeles rodeando a la Virgen, todo en torno a una gran roca sobre la que está recostada con su niño en brazos.

De fondo, asoma lo que se presume era el contexto: una batalla con escudos y lanzas, caídos, heridos y otros intentando huir. Pero faltaba un final en el paisaje. Altieri apeló a otros cuadros de Da Vinci para cerrarlo. Dibujó, por su cuenta, montañas con forma de glaciares, muy frecuentes en las obras del artista italiano. Una de las imágenes tiene un dedo levantado al cielo. Árboles, palmeras y ruinas, adornan el contexto.

"Lamentablemente no tengo el cuadro sin terminar", dijo. Hoy la obra está en la galería de los Uffizi, en Florencia.

Tuvo que apelar a reproducciones en libros e Internet para ampliar y ver lo que el artista quería transmitir con su imagen inconclusa. Comenzó haciendo a mano en acetato cada una de las imágenes. Son 60 rostros.

La batalla que se divisa al fondo, sobre la derecha, "está difusa", pero la terminó "al estilo de Da Vinci". Se confiesa estudioso de "toda la vida" del "maestro", como lo llama.

Su cuadro tiene 70 rectángulos marcados. Es la cantidad de fotos que sacó para poder tener lo más detallada posible la obra y para poder corregir eventuales imperfecciones. Le llevó 20 lápices y ocho meses reproducir el dibujo. Tenía infinitas líneas y sombras, lo que se constituyó en la dificultad más grande. No estaban en el original, tuvo que crearlas él. "Iba ampliando y estudiando, con gran dificultad, placer y horas de agotamiento, lo terminé". Los días de trabajo, tras cumplir su horario en la Jefatura y en el servicio 222, le dedicaba entre tres y cuatro horas. Los fines de semana se entregaba de lleno a la tarea. "Si podía estaba entre 8 y 10 horas", cuenta en su casa de Canelones.

Ahora enfrenta la segunda parte del desafío. "Ya estoy más seguro; la primera incertidumbre era si terminaría o no el dibujo". Se viene la coloración, que básicamente estará entre marrones, amarillos, rojo -el manto de la Virgen por ejemplo- fucsia y azul.

Para dar una idea de la importancia del color, Altieri explicó que Da Vinci solía dar hasta 17 capas para obtener un rostro. Estima que en dos años, si es que logra hacerlo, estará pronto. Si alcanza su meta, intentará vender su obra.

Hasta el momento lleva gastados $ 4.000 en materiales y calcula que invertirá por lo menos cuatro veces esa cifra. Pero colocarlo en el mercado superará ampliamente ese monto. No sabe el precio porque dice que el valor artístico de este trabajo lo tasará cuando lo culmine, "si es que llego a eso".

La Adoración de los magos es "la más atrevida de todas las obras de Leonardo; la figura de la Madonna con el niño en el centro emana una luz que es a la vez natural y misteriosa y que repercute en todas las figuras situadas a su alrededor", dice.

Luego explica el carácter de las emociones, "cuerpos y manos que se agitan, los otros poseen una expresión de violencia y dramatismo que el artista logra mediante unas pinceladas rápidas con blanco de albayalde sobre el color marrón del suelo".

Las cifras

8 Son los meses que le llevó a Altieri hacer el dibujo de base para terminar la obra de Da Vinci. Y en dos años estaría pronto el cuadro.

$ 4.000 Es el dinero que hasta el momento ha gastado el artista uruguayo para reproducir la pintura inconclusa del artista italiano.

PERFILES DE LOS ARTISTAS

De la mano de su padre, que básicamente era cubista (el Cubismo fue un movimiento artístico del siglo XX, que se caracteriza por las formas geométricas. Pablo Picasso fue uno de los fundadores), Heber Altieri, nacido en Durazno hace 50 años, aprendió lo básico: a preparar una tela para pintar. De ahí en más se volvió autodidacta y se volcó al Surrealismo (movimiento artístico y literario que surgió en la década de 1920). De igual modo hizo estudios básicos de dibujo. Su admiración por grandes maestros lo llevó a estudiar y profundizar sobre Leonardo Da Vinci. De allí surgió esta idea de terminar una de las obras del pintor italiano. En todos estos años Altieri ha expuesto en más de 30 oportunidades, en muestras organizadas por artistas de Canelones, en varios departamentos. Dentro de tres años, cuando se jubile, se dedicará de lleno a la pintura.

Leonardo Da Vinci nació el 15 de abril de 1452, en Anchiano, una aldea cerca de la ciudad de Vinci en el valle del Arno, en Italia. Entre algunas de sus obras más importantes se destacan La última cena y La Gioconda o Mona Lisa.

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