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MARÍA EUGENIA | LIMA

Hay un "colapso" en el área de Computación de la Facultad de Ingeniería. Los egresados son insuficientes para atender la demanda del mercado, explicó Adrián Santos, asistente académico del decano. Además falta espacio en el edificio actual.

Pese a esta realidad y a que hay un proyecto arquitectónico que busca lograr más capacidad y comodidad para estudiantes y docentes, aún no hay recursos para llevarlo a cabo.

"Hay muchos estudiantes en Computación pero precisamos más por los profesionales que necesitan a nivel nacional en la industria del software, la tecnología y las telecomunicaciones. Hay una preocupación de las Cámaras Empresariales de contar con más profesionales en el área", dijo Santos.

La falta de egresados en Ingeniería en Computación en la Universidad de la República se produce pese a que el 50% de los 9.222 estudiantes de la Facultad optó por esa orientación, entre las distintas carreras que ofrece como Química, Mecánica, Civil, en Alimentos, entre otras. En 2001 se recibieron 97 ingenieros en computación, en 2002 la cifra bajó a 46 egresados y en 2003 aumentó a 68, según el último dato al que pudo acceder El País.

Santos también explicó que existe un compromiso de la Facultad de Ingeniería de tratar de aumentar el número de egresados en esa área "y captar a aquellos estudiantes que estén interesados en estas carreras, que por motivos laborales están siendo muy llamativas".

Otra situación de "colapso" planteada en la Facultad de Ingeniería está dada por la falta de espacio en el edificio viejo para el Instituto de Computación. Hay 150 docentes en 600 metros cuadrados, ejemplificó el asistente académico.

Para solucionar esta carencia edilicia, la Universidad de la República tiene un proyecto arquitectónico que incluye la construcción de cuatro edificios, entre ellos, el que estaría destinado al Instituto de Computación. Santos dijo que éste "es en el que hay un avance mayor (en el proyecto) porque es en el que existe una situación de colapso en el edificio actual".

El asistente académico afirmó que computación es uno de los distintos tipos de ingeniería (civil, química, etcétera) "que está teniendo uno de los crecimientos más vertiginosos en lo que tiene que ver con tecnologías de la información, con un mercado solicitando a más profesionales. Es una de las prioridades y de las emergencias". En dos meses quedaría pronto el llamado a licitación para dar comienzo a las obras del Instituto de Computación, de contar con los recursos necesarios.

Gustavo Scheps, arquitecto de la Dirección de Arquitectura de la Universidad de la República y creador del proyecto, dijo que el edificio del Instituto de Computación diseñado tiene "dos niveles, 1.500 metros cuadrados, un techo con jardín, que se ve desde el edificio histórico, un local de presentaciones y una cantina". Además de este edificio, está previsto otro para el Instituto de Estructuras y Transporte, el edificio social, deportivo y cultural y el proyectado para actividades de vinculación con el sector productivo.

Para construir estos edificios es necesaria una inversión aproximada de US$ 7.000.000.

El asistente académico explicó que deben compatibilizar la iniciativa con los planes arquitectónicos de las otras Facultades. "Hay un equipo técnico del Plan de Obras de Mediano y Largo Plazo de la Universidad que está tratando de proyectar la necesidad de otros edificios universitarios en Montevideo y en el interior hacia 30 o 40 años". Estimó que "en el caso de que hubiera recursos, este plan de la Facultad de Ingeniería puede llegar a ejecutarse en un quinquenio. Si hubiese más recursos incluso se podría hacer en menos tiempo".

"La Facultad intenta atender la demanda que la sociedad le reclama. También está tratando de tirar líneas a organismos públicos y privados para que colaboren con la financiación", dijo Santos. Agregó que "cualquiera de estos edificios atienden áreas estratégicas que podrían ser declaradas de interés nacional y conseguir apoyo fuera y dentro del país".

El proyecto está pensado para hacerse en etapas, justamente por la falta de dinero para financiarlo. Además es de una construcción flexible y fácil de hacer para que pueda adaptarse a los cambios académicos de futuro, indicó Scheps.

OTRO FARO. Hace un año y medio está funcionando el edificio "Faro" -ubicado al lado de Ingeniería y también ideado por Scheps- con el que se buscó racionalizar espacios en la Universidad de la República. A esas aulas asisten alumnos de algunos años de varias Facultades: Ingeniería, Ciencias Económicas y Arquitectura.

En este caso, la Universidad tiene los recursos para construir el tercer módulo de ese edificio. Las obras empezarán antes de fin de año, anunció Santos. Tendrá cuatro salones más, una pequeña aula magna para 350 personas y un anfiteatro que podrá ser utilizado para actividades culturales impulsadas por la Intendencia de Montevideo u otros organismos.

Scheps estimó que para esta obra la Universidad invertirá US$ 1.000.000. La construcción demandará un año y medio.

Los nuevos salones del "Faro" también serán utilizados por alumnos de Economía, Arquitectura e Ingeniería. "Cuando tengamos pronto el tercer módulo del `Faro` vamos a tener un nuevo respiro edilicio", admitió Santos.

Hay 9.222 estudiantes en la Facultad de Ingeniería, según el Censo Universitario 2007, pero la cantina sólo tiene capacidad para 100 personas. "Es otra carencia", reconoció Adrián Santos, asistente académico del decano de esa Facultad.

Para solucionar esta falta, la Universidad de la República ya realizó la licitación y la construcción de una nueva cantina en el edificio viejo comienza este año, informó.

También está previsto que haya una plaza de comidas en uno de los cuatro edificios proyectados, agregó el asistente. El arquitecto Gustavo Scheps, creador del proyecto, dijo que la cantina que se construirá este año "es para invitar al encuentro entre docentes y estudiantes de varias disciplinas".

Unos alumnos tocaban la guitarra el miércoles de tarde en la puerta del edificio "Faro", construido hace un año y medio junto a la Facultad de Ingeniería. A pocos metros había bicicletas estacionadas en el callejón entre ambos edificios. Esta situación era impensable antes de esta obra.

"Ese pasaje hace cinco años era uno de los más peligrosos de Montevideo", aseguró Adrián Santos, asistente académico del decano de la Facultad de Ingeniería.

"Ahora está todo el mundo tranquilo. Dejan las bicicletas ahí y no pasa nada. Esto muestra cómo con una intervención podés cambiar una realidad que no pasa necesariamente por enrejarte o poner alarmas", reflexionó Santos. Fuentes policiales coincidieron con esta percepción de más seguridad en esa zona. "Bajaron las quejas sobre el tipo de gente que se juntaba ahí", dijeron.