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Otro aumento

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El aumento del precio de los derivados del petróleo, es un hecho. La mayor o menor entidad del mismo, depende de la sensibilidad del gobierno, ya que el Directorio de Ancap le pidió al ministerio de Economía que rebaje los impuestos sobre estos combustibles, a fin de amortiguar el alza. El aumento, de lo contrario será "drástico", según anunció el presidente del Ente, Raúl Sendic.

El ministerio citado, señaló anteriormente que el margen fiscal de este año es más acotado, como para encarar soluciones de este tipo. Pero al mismo tiempo han cobrado impulso los sueños de llevar al ministro Astori como candidato izquierdista a la presidencia en las próximas elecciones y su imagen probablemente querrá ser preservada.

La cuestión es que las dificultades para la población se precipitan y el gobierno "progresista" se ve ante una situación que desluce acrecidamente su gestión. Nadie olvida que hace pocos días ya hubo aumentos de Ancap. Ahora viene este otro, evidentemente previsto pero no concretado, cuando se calculó el alza previa. Golpeará justo cuando los combustibles entran en un período de intensa demanda debido a los fríos agudos que ya se sienten. En pocas palabras, un aumento que llevará, por ejemplo la nafta, a bastante más de US$ 1,50 el litro, en una América del Sur donde hay naciones como Venezuela, que la suministra a su población a US$ 0,04 por litro.

Esta evocación de lo que ocurre en Venezuela es importante, ya que el actual presidente del Uruguay, a poco de asumir su cargo, en marzo de 2005, firmó un acuerdo con el presidente venezolano Hugo Chávez, por el cual el país caribeño suministraría al nuestro petróleo en condiciones que, se dijo serían ventajosísimas.

Claro que al mes de haberse firmado aquel acuerdo, ya Ancap aumentaba los combustibles y no ha dejado de hacerlo, en sucesivas instancias, hasta hoy. Muchas preguntas afloran en la población en la actual instancia, cuando vislumbra la llegada de un invierno amargo, con restricciones energéticas, escasez hasta de alimentos básicos como la papa y combustibles cada vez más caros. Una de esas interrogantes por cierto que es ésta: ¿en qué quedó aquel prometedor acuerdo?

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