Publicidad

"Ahora sólo quiero ser uno más"

| El martes a las 21 hs. sube al escenario del Solís "Estrellas de la danza", que reúne las actuaciones de Cecilia Figaredo y Eleonora Cassano bajo dirección de Julio Bocca, quien luego de su retiro como bailarín comenzó una segunda etapa de su carrera, dedicado de lleno a dirigir el Ballet Argentino y a la dirección escénica.

Compartir esta noticia
Estilo. El Ballet Argentino afirma su estética inconfundible. 500x400
Estilo. El Ballet Argentino afirma su estética inconfundible.
El País

CARLOS REYES

Son muchas las actividades que tengo: ahora estamos preparando con el Ballet Argentino otra obra que se estrenará hacia junio y que probablemente venga en diciembre a Uruguay. Es sobre Felicitas Guerrero y la hacemos con el mismo equipo de Adiós, hermano cruel. Además, trabajo junto al Gobierno de Buenos Aires para inaugurar el año que viene la Escuela Educativa de Arte, una experiencia nueva, creo que en toda América Latina, que permite a un chico desde los cinco años hacer Primaria y Secundaria a la vez que se forma en teatro, danza o canto".

Así, entusiasmado con sus nuevos proyectos, Bocca contó a El País detalles de sus planes a la vez que hizo un balance de su mega despedida del escenario como bailarín. "Felicitas: amor, crimen y misterio es una historia de amor, basada en un hecho real, sobre la vida de la mítica Felicitas Guerrero, que se ambienta en la Buenos Aires de 1800. Técnicamente es bastante similar a las obras que venimos haciendo, en las que siempre tratamos de contar historias nuestras. También va a tener proyecciones, aunque quizá haya más filmaciones que en las anteriores".

Sobre su nueva etapa, Bocca contó que está disfrutando de cosas que antes nunca hacía, como ir a un concierto de rock ("fui a ver a La Vela Puerca, esa noche me tomé unas cuantas latitas de cerveza") o ver al grupo Bosquimanos ("me encantó: nunca había visto teatro negro"), a la vez que descarta de plano sumarse a la farándula porteña: "Nunca sería jurado de Bailando por un sueño y ellos lo saben y por eso ni me invitan. Me llegan propuestas para la televisión, pero no me interesan porque eso significaría estar expuesto, que es justamente lo que no deseo".

- ¿Cómo cambió su vida luego de retirarse como bailarín?

- Estoy tratando de aprender a vivir el día a día, que no es fácil. Yo siempre tuve toda mi agenda muy organizada, con mil cosas, hasta dos o tres años hacia adelante. Ahora empiezo a organizarme un poco para hacer lo que me gusta, y también mis obligaciones, pero sin querer volver a lo anterior. Ahora voy al cine, a un concierto de rock: así es un poco mi vida ahora. Ir a donde tengo ganas... y también estoy yendo al psicólogo.

- ¿Pero usted ya hacía terapia?

- Sí, casi siempre fui por cosas concretas, y ahora estoy yendo por la ansiedad (y otro montón de cosas), para controlarla y así poder disfrutar más mi vida cotidiana. Porque yo lo que hice fue trabajar toda mi vida, y siempre tuve deseos de levantarme a la mañana y preguntarme qué quiero hacer. Y ahora que lo puedo hacer, me cuesta. No es tan fácil. Entonces, estoy aprendiendo a controlar esos impulsos de ansiedad, de tener todo ya, que para mí antes era normal. Y la terapia me ayuda a ver cómo bajo el desnivel.

- ¿Cómo vivió su último show, en el Obelisco porteño?

- Impresionante: todos los bailarines que vinieron de Londres, París, Moscú, para esa función y se volvieron al otro día, porque estaban en el medio de sus temporadas. Por otro lado, la cantidad de artistas amigos de mi país, que todos se sumaron de forma honoraria. Y claro, el público: tener unas 300 mil personas de pie, mirando en silencio, con una Luna llena, en una noche espectacular, fue realmente muy emocionante. Un final como yo quería.

- Y usted contuvo bastante la emoción, hasta que subió su madre a escena.

- Sí, yo estaba muy feliz de haber podido terminar esa etapa de mi carrera al nivel que terminó, y me emocionó hasta las lágrimas que mi vieja pudiera también disfrutarlo, porque mi carrera comenzó con ella. Esa noche fue de muchas emociones, mientras yo iba corriendo de un lado para otro. Porque tenía que cambiarme para bailar, o atender a los cambios en el programa y resolverlos. Pero todo fue en una atmósfera linda, de esas que se dan en esas noches mágicas, maravillosas.

- ¿Y luego, cómo terminó la noche?

- Cuando terminé fui a mi casa, a cambiarme para ir a la fiesta, y fue en ese momento donde realmente no me sentí bien. Fue llegar a casa y estar solo, que fue como ver la realidad. Fue una sensación fea, porque lo lindo es llegar y poder compartir: pero estar solo fue un momento muy fuerte. Pero nada, me bañé, tomé un champancito, y me fui a la fiesta, en la confitería Ideal, cerca de la 9 de Julio. Pero antes pasé por el desarme del escenario a saludar a los técnicos. Y ahí hice algo que siempre había tenido ganas y nunca había podido, raparme: los técnicos me ayudaron. Luego me invitaron a dar una vuelta con ellos, en una limusina que había contratado, y de ahí a la fiesta. Y terminé a las siete de la mañana con mis amigos frente a casa, comiendo un choripán.

- Hablando de eso ¿ahora no hace una dieta tan rígida?

- No, no cambié mi dieta, porque cuando estás acostumbrado a comer sano, no dejás de comer lo que te gusta. Eso no quita que el otro día me comí una milanesa cerca del Parque Rodó. O sea, me doy mis descontroles, pero más que nada lo que me pasa es que puedo comer con la cabeza más relajada, sin pensar que no puedo comer un pedacito más porque mañana tengo función. Lo que sí, tomo mucho mate, que antes por falta de tiempo no podía. Mate y una copa de champán al final de la tarde.

- ¿Cómo es ahora su relación con sus admiradores?

- Trato de incorporarme a la sociedad poco a poco, como uno más, y eso me cuesta. El otro día, aquí en Montevideo, fui al supermercado y una señora me descubrió y empezó a los gritos: yo la quería matar. Y pidieron aplausos y yo me vi en el supermercado con todos aplaudiendo. Pero yo trato de que no pase eso. Porque quiero vivir como alguien más, empezando a disfrutar el día a día.

Del jazz al ballet clásico

"`Estrellas de la danza` tiene dos partes -afirma Bocca-: la primera es `Carmen`, el clásico de Bizet, y en la otra, todo jazz, donde además vamos a contar con la participación especial de Sandra Mihanovich, que va a cantar una canción. La idea es que el espectáculo ofrezca la variedad que va desde el clásico puro al jazz, que aporta su ritmo más sensual, más libre y relajado. Además contamos con la Antigua Jazz Band en vivo, y la música en vivo siempre da más armonía, y ayuda más a los artistas. Tiene un final muy alegre, que contrasta con la primera parte, muy dramática".

Junto a Cassano y Figaredo, el elenco está integrado por Hernán Piquín, Benjamín Parada y María Eva Prediger, entre otras figuras. "Carmen" cuenta con la coreografía de Alberto Alonso y vestuario de Renata Schus- sheim, mientras que el segmento dedicado al jazz está compuesto de varias piezas: "La calle del ragtime", con coreografía de Margarita Fernández sobre música de D.Ellington, B. Smith y otros, con protagónico a cargo de Figaredo. "La furia", con coreografía de Fernández y Laura Raotta, la interpreta Piquín con coreografía de Stekelman. Cierra "Solas", donde Cassano y Figaredo bailan Responso, de Aníbal Troilo. Las localidades van desde $ 250 a $ 800.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad