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Azúcar ruinoso

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Mire que se les dijo y se les advirtió que lo del azúcar sería un fracaso! Pero no quisieron escuchar ni evaluar los resultados de experiencias anteriores. Embebidos del recuerdo de las viejas marchas de los cañeros de Artigas, germen de la guerrilla tupamara, con Vázquez presidiendo y Mujica parloteando a troche y moche, el gobierno resolvió relanzar la industria azucarera nacional bajo el fallido marbete del "Uruguay productivo". Tal como se les avisó, los primeros resultados fueron catastróficos. Tanto que, para los dos primeros años de esta desquiciada pruebita, el costo del proyecto azucarero asciende a unos 65 millones de dólares. Y la sangría de dinero no se detiene.

Las causas del desastre son obvias. Entre otras, porque el azúcar, un cultivo tropical, no se cosecha fácilmente en un clima templado como el nuestro por más al Norte que se siembre. Dos zafras de bajo rendimiento lo prueban sin que los fondos del BROU, los petrodólares chavistas o los retratos del líder tupamaro Raúl Sendic, símbolo de una causa descabellada, alcancen a disimular la ruina. Una vez más, el recurso será el de hacernos pagar más caro el azúcar que consumimos. Más caro que el importado de países como Brasil cuyo suelo y clima les permite producirlo a menor costo. Y si no es con mayores precios, lo pagaremos con más impuestos destinados a obturar los agujeros de tan deficitario negocio.

Ahora, los cañeros de Artigas enarbolan sus banderas, pero esta vez es para clamar contra un gobierno de izquierda, el mismo que los convenció de que era viable el proyecto de ALUR, la empresa azucarera que marcha hacia el desastre. Los "peludos" denuncian su "penosa situación" de endeudamiento: calculan que cada uno de ellos ya debe 20.000 dólares por concepto de arriendo de predios y de maquinaria. Piden ayuda y es probable que la obtengan a costa del Estado, es decir, de todos nosotros. Es probable que la obtengan porque este gobierno parece incapaz de cortar su calamitosa experiencia y arriesgarse a que sus otrora admirados cañeros de Artigas organicen otra marcha, pero esta vez contra la fuerza política que los viene arrullando desde hace décadas.

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