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Armando lío

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Uno de los principios fundamentales en la marcha de los gobiernos democráticos, es introducir los cambios de a uno y en forma ordenada y planificada. Pocos pasos pero seguros.

Amontonar reformas -y más si son trascendentes y con enorme repercusión ciudadana- es mala consejera. Más cuando se trata de un país, como Uruguay, que es extremadamente conservador -no importa la ideología del gobierno- a la hora de digerir modificaciones en su estilo de vida y su manera de funcionar.

Este gobierno estuvo dos años estudiando la denominada reforma tributaria y con la fuerza de su mayoría automática en el Parlamento la aprobó. Resultó un fiasco y un mamarracho. Empezaron a llover decretos reglamentarios para resolver cuestiones no previstas o mal resueltas, pese al empecinamiento soberbio del ministro de Economía. A poco menos de tres meses de su entrada en vigor, el propio Presidente de la República, se suma al reclamo ciudadano y empieza a pedir su modificación.

Con esta bolilla que no está aún aprobada, el gobierno acelera el ritmo -siempre con el respaldo de la mayoría automática en el Parlamento- para encarar la reforma de la salud. Las críticas que llegan desde todos los ángulos son rechazadas por la soberbia de la ministra. Y eso que no se trata sólo de la resistencia a un nuevo fiscalazo, sino a aspectos de carácter técnico que hacen directamente a la prestación de los servicios de salud.

Para rematarla, se ha desatado una "guerra" entre las autoridades del Consejo Directivo Central de la Enseñanza (Codicen) y los docentes, sobre el Plan 2008, mientras espera turno la reforma educativa y la designación de los nuevos órganos de la educación. El presidente del Codicen, Luis Yarzábal, ha recibido una andanada de críticas de los docentes en su recorrida por los centros de Florida, Maldonado y resolvió faltar con aviso a Colonia, donde el panorama era similar.

Con todos estos ingredientes, más el aderezo de la inflación y el reclamo de los sindicatos en los consejos de salarios, el gobierno -por su exclusiva cuenta- ha creado un clima de tensión y conflictos innecesarios. Y eso que cuenta con la mayoría del Parlamento y el Pit-Cnt "compañero".

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