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Bernardo P. Berro

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Bernardo Prudencio Berro nació en Montevideo el 28 de abril de 1803, en el llamado "Mirador Berro", ubicado en la calle hoy denominada Zabala entre 25 de Mayo y Cerrito.

El 30 de enero de 1836, Berro es nombrado teniente 1º de la 1a. Compañía del 3er. Escuadrón de Caballería de San José, encontrándose en la batalla de Carpintería el 19 de setiembre de ese mismo año.

Pocas semanas después, el 30 de noviembre, fue electo diputado. Integró la redacción del "Defensor de la Independencia Americana", fundado el 4 de enero de 1844 en el Miguelete, durante el sitio de Montevideo.

Al año siguiente —1845— es designado por Oribe como Ministro de Gobierno, cargo que desempeñó con acierto hasta el 8 de octubre de 1851. Firmada la paz, fue electo senador por Minas y en carácter de presidente de la Cámara Alta, el 15 de febrero de 1852, asumió la primera magistratura del país al cesar Joaquín Suárez, cargo que entregó el 1º de marzo al presidente electo Juan Francisco Giró.

En el mes de octubre, Giró delegó en Berro, titular del Senado, el poder, saliendo a recorrer el territorio nacional. El 4 de julio del 53, fue nombrado Ministro General y al caer Giró el 25 de setiembre, Berro se asiló en la Legación francesa y cuatro días después en la corbeta "Galatea". Tomó parte en el movimiento liderado por el general Diego Lamas (padre del inolvidable coronel del mismo nombre, vencedor en Tres Arboles en 1897) para reponer a Giró en la presidencia, intento que fracasó.

Esta abortada revolución dio lugar a que el general César Díaz, en esos momentos presidente interino, dictara un decreto el 12 de diciembre "autorizando a las autoridades del Estado para decapitar al traidor Bernardo P. Berro, en cualquier punto de la República en que fuere tomado" y por otro decreto, siete días después, que se le confiscaran los bienes.

Nada de esto dio los resultados buscados. Ya Berro era una gran figura y sus adversarios políticos no podrían evitar que llegara a la presidencia de la República. En noviembre de 1857 fue electo senador, esta vez por Maldonado. Berro fue un entusiasta del trabajo en la tierra.

Electo presidente, período 1860-64, Berro gobernó de manera transparente, lo que sus adversarios no podían aceptar. Fue así que organizaron una revolución apoyados por los gobernantes brasileños y argentinos que nunca pudieron doblegar ni poner a su servicio al gran gobernante. Berro logró finalizar su mandato, a cuyo término entregó el poder a Atanasio C. Aguirre, presidente del Senado en ese momento y quien extendió por un año el gran gobierno blanco, con las enormes dificultades de un desigual enfrentamiento bélico, por número de hombres y de armamento que, como es de conocimiento culminó con el holocausto de Paysandú.

Berro siguió en la actividad política, conspirando primero contra el gobierno nefasto de Pedro Varela y luego, en 1868, encabezó un movimiento contra este presidente interino sostenido por Venancio Flores. Luego de algunos avances, como la toma por sorpresa del Fuerte, al no llegar los refuerzos esperados, Berro y sus amigos abandonaron la posición. Berro trató de llegar al Cabildo pero una partida que traía presos a varios blancos, entre ellos al Dr. Martín Aguirre, lo arrestó, llevándolo a la prisión del Cabildo y encerrándolo en una celda. Sin enterarse ni tener nada que ver con el asesinato de Venancio Flores, ese mismo día, recibe un alevoso y traidor tiro desde fuera de los barrotes que termina con su vida, aquel fatídico 19 de febrero de 1868.

Han pasado 136 años. Y la personalidad austera y cristalina de Bernardo Prudencio Berro sigue en el pedestal de los grandes ciudadanos y presidentes que ha tenido el Uruguay.

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