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Polémica: la discusión por el maíz transgénico llegó al Parlamento

| Se requiere de una discusión que ilustre a la sociedad, para que lo que se decida tenga el mayor respaldo posible

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CONSULTORA SERAGRO

La Cámara de Representantes elevó al MGAP una minuta en la que solicita la suspensión de la resolución por la cual se habilitó la comercialización y siembra del maíz transgénico MON 810 en nuestro país.

Si bien aún no hay una respuesta del ministerio, el propio ministro, Martín Aguirrezabala, expresó a la prensa que "aunque todas las decisiones son negociables, la referida se tomó con todas las consideraciones correspondientes en cuanto a salud animal, humana e impacto ambiental".

Para la resolución se tomó en cuenta el pronunciamiento del Comité de Evaluación de Riesgo de Vegetales genéticamente modificados (CERV, organismo del Poder Ejecutivo) que realizó un análisis exhaustivo del nuevo material y argumentó que su introducción no conlleva riesgos biológicos, siempre que se cumplan determinadas condiciones.

Sin embargo, técnicos del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (Mvotma) que participan del CERV, expresaron a nivel parlamentario su opinión contraria a la resolución final. Fuentes del Mvotma consultadas al respecto, argumentaron además que, según el marco legal vigente (ley 17.283), corresponde al Mvotma definir este tipo de situaciones.

El trabajo del CERV es serio, exhaustivo y toma en consideración toda la información disponible referida al transgénico que se pretende introducir, si bien no hay información generada localmente. Cuando el trabajo se puso a consideración del público, la audiencia fijada por el MGAP derivó en incidentes (con conatos de violencia), que impidieron que el objetivo se cumpliera. Posteriormente, la Facultad de Agronomía constituyó un grupo técnico para analizar el asunto y éste se pronunció en el otro sentido: no hay motivos para introducir el maíz transgénico MON 810 al país.

Si bien los trabajos son serios y cuentan con abundante respaldo científico, el tema merece más difusión y discusión pública de la que ha tenido hasta ahora.

ASUNTO COMPLEJO. El tema de los transgénicos es extremadamente complejo por los múltiples intereses en juego y los variados planos de abordaje.

En un plano filosófico, hay quienes cuestionan el mero hecho de que el uso de un gen sea apropiable y sujeto de patente.

En lo político, los críticos expresan que la expansión de los transgénicos es una nueva forma de condicionamiento por parte de las multinacionales de los agroquímicos y las semillas, mientras sus defensores expresan que las limitaciones a los transgénicos son sólo barreras para-arancelarias al comercio.

En lo científico, si bien las investigaciones son constantes y permanentemente hay nuevos datos, hay discrepancias en torno al impacto de los transgénicos en el ambiente, ante la posibilidad de que los genes se trasladen a poblaciones y especies no deseadas. Respecto a su impacto en la salud, no se han registrado problemas por los transgénicos en uso, pero el control en los nuevos transgénicos es estricto.

Finalmente, en lo mercadotécnico, el hecho de que algunos mercados importantes (Europa, Japón, China), puedan trabar el ingreso de transgénicos o segregarlos a través del etiquetado, implica un riesgo comercial para los que se deciden a usarlos. Por otra parte existe en Uruguay la posibilidad de perfilar al país como productor de alimentos "naturales", lo que —según ciertos enfoques— se contradice con la existencia de transgénicos. Más allá de todos esto, vale la pena ver cuál es la situación en las chacras. ¿Qué dicen los productores?

SI, PERO CON CUIDADO. En lo estrictamente productivo, posiblemente la gran mayoría de los productores estén afines a adoptar maíces Bt, como por ejemplo el MON 810 (el que se autorizó). Si bien se argumenta que este maíz se creó para tener una variedad resistente específicamente al barrenador del tallo europeo (que no existe en Uruguay), este material también sería resistente a otras plagas que sí están presentes en el país (otros barrenadores y lagarta del cogollo), aunque el asunto es sujeto de discusión.

De confirmarse esto (no hay información local al respecto), el productor podría contar con un material al que no necesitaría realizar aplicaciones de insecticida, que son costosas y contaminantes. Cabe mencionar que el ataque de las plagas (como la lagarta del cogollo), puede reiterarse una y otra vez y obligar a varias aplicaciones de químicos. Evitar esto sería para los productores una bendición.

Los ataques de algunas plagas se han agudizado en el maíz en los últimos años, los barrenadores entre ellas. En muchas chacras de maíz de alto potencial (que prometían 6 a 8 toneladas por hectárea), han quedado un par de toneladas en el piso por efecto de la plaga.

Hay cifras elocuentes: el área de maíz está cayendo, tanto en la destinada a granos como en los tambos y no sería de extrañar que, en parte, esto se deba a la creciente complejidad del cultivo y los mayores costos para controlar insectos.

Sin embargo, no son pocos los productores que temen efectos comerciales negativos y se preguntan si la introducción de transgénicos no cerrará mercados. Porteras afuera, hay más dudas que certezas.

Soja: en Brasil la llaman Maradona

Mucho se habla de la polémica entre Estados Unidos y la Unión Europea sobre los alimentos transgénicos. Pero a nivel regional la situación es parecida: Argentina y Brasil tienen estrategias contrapuestas, la primera a favor, y el segundo en contra.

Brasil no ha autorizado el uso de transgénicos, pero la soja transgénica RR (resistente a glifosato), se le metió sin permiso: miles de hectáreas han sido plantadas por productores brasileños, sobre todo en el sur, a partir de semilla de soja RR introducida por contrabando desde Argentina.

Tal es así que el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, con realismo, decidió reconocer el problema y autorizó, excepcionalmente, la comercialización de este tipo de soja para esta zafra.

El fenómeno no es casual y responde a las ventajas de las sojas RR en materia de costos y rendimiento.

Los productores gaúchos hallaron la forma de aludir a las bondades de la soja transgénica sin deschavarse. La llaman "Maradona".

Para saber qué es un transgénico

El conjunto de genes que componen el genoma de cada organismo vivo determina sus características.

Alterando esta composición en el laboratorio, los científicos pueden modificar las características originales tanto de una planta como de un animal.

La transgénesis consiste, precisamente, en transferir un gen responsable de determinada característica en un organismo, hacia otro organismo al cual se pretende incorporar esta característica; de allí el nombre de transgénico o de OGM, sigla que significa organismo genéticamente modificado.

Los maíces Bt (como el MON 810), tienen incorporados en su genoma genes de la bacteria Bacillus thuringiensis (bacteria del suelo), lo que ha sido obtenido por la multinacional Monsanto.

Esta bacteria, cuando es ingerida por los insectos lepidópteros, genera en los mismos alteraciones metabólicas que los llevan a su muerte.

Con la transgénesis, esta propiedad se transfirió al maíz. Los maíces transgénicos tienen, entonces, un insecticida permanente.

De esto no se Habla

NEGOCIOS - Industriales avícolas presionaron con insistencia para que se habilitara la comercialización de maíz transgénico. Ahora pueden importarlo con fluidez desde Argentina, lo que beneficia a los industriales ya que el maíz en el mercado local estaba en niveles de precio muy altos. Apenas el MGAP aprobó el ingreso del maíz Bt, el precio local del grano de maíz cayó abruptamente, de un eje de 130 a menos de 120 US$/ton.

DE ATRAS - La Unión Europea es quien más sensible y reticente se ha mostrado respecto al tema transgénicos, pero no sólo porque a sus habitantes le preocupe la seguridad alimentaria (lo que es cierto, en particular después de la crisis de la vaca loca). Hay otros factores: Europa está rezagada respecto a EE.UU. en las investigaciones en transgénicos y necesita tiempo para "ponerse a tiro".

MUTANTES - El suizo Klaus Amman, reconocido científico y ecologista, estuvo en Uruguay en el año 2001 (ver El País Agropecuario Nro. 74). Remarcó que las variedades no-transgénicas que se cultivan actualmente en todo el mundo (Uruguay incluido) son producto, sin embargo, de alteraciones en el genoma de los individuos a través de la aplicación de radiaciones, un método usual y corriente para crear variabilidad genética. Amman lo decía de una forma sencilla: "estamos comiendo mutantes". El suizo remarcó que ninguna ONG ha hecho énfasis en este tema.

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