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Toronto: qué hacer, dónde comer y todo lo que necesita saber si quiere ir

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Viaje en avión. Foto: Unsplash

VIAJES

Es un destino cosmopolita donde se encuentra reunido todo lo mejor que tiene Canadá.

Canadá es un destino vacacional en el que poco pensamos, pero que indudablemente lo tiene todo.

Ciudades cosmopolitas repletas de personas de diferentes culturas, una gastronomía variada que responde a esas influencias que provienen de todo el mundo, paisajes naturales sorprendentes en todas las estaciones del año, calles y edificios modernos, y, sobre todo, un dólar canadiense que al cambio para los colombianos es 1.500 pesos más barato que la moneda estadounidense.

¿Por dónde empezar a recorrer Canadá?

En Canadá hay ciudades francófonas y anglófonas donde la influencia de otras épocas se ve desde la arquitectura hasta el idioma, centros de esquí apartados y llenos de metros de nieve, extensos viñedos que producen el dulcísimo licor local e imponentes maravillas de la naturaleza que sorprenden por su belleza y tamaño. Esto y más se encuentra reunido en un solo lugar: Toronto.

La capital de la provincia de Ontario es una metrópolis de casi tres millones de habitantes donde rascacielos modernos contrastan con antiguas casonas de la herencia colonial (y que en algunos casos, incluso, se combinan para crear curiosas piezas de arquitectura, como el Museo Real de Ontario). Por sus calles, usted tendrá la posibilidad de escuchar varios idiomas en conversaciones de turistas que visitan restaurantes y sitios de entretenimiento.

Toronto es la capital financiera de Canadá y está a un vuelo directo de seis horas desde Bogotá. Al llegar, dependiendo la estación climática que se esté presentando, uno de los planes principales para realizar es recorrer su bahía ubicada frente al lago Ontario, que aunque es el más pequeño de los cinco grandes lagos de América del Norte que hacen frontera entre Canadá y Estados Unidos, luce como un frío y calmado océano.

En el lago es posible recorrer las islas de Toronto, situadas al frente de la ciudad y a escasos kilómetros lago adentro. Desde allí se aprecia el contrastante de altos edificios de la ciudad junto al verde de sus árboles. De regreso, otro lugar ideal para apreciar las sorprendentes vistas que ofrece la ciudad más grande y más poblada de Canadá es subir hasta la CN Tower.

La que fue alguna vez el edificio más alto del mundo, entre 1975 a 2007, cuando fue superada por el Burj Khalifa, es también el sitio perfecto para admirar sobre las nubes la extensión de Toronto. Desde allí se tiene una visión de 360º de la ciudad, el lago y aún más allá. A veces, cuando el clima repleta de nubes el cielo, por debajo de los 553,3 metros de altura que alcanza la torre, usted puede sentirse en el aire, como flotando entre inmensas algodones blancos casi detenidos en el aire.

Al bajar, la recomendación es ir al Acuario de Ripley, ubicado a escasos metros de la CN Tower. Allí nadan más de 20.000 especímenes de más de 450 especies exóticas de todo el mundo. El acuario, además de ser un sitio repleto de conocimiento, educación y promoción de la conservación, es un lugar perfecto para que los más pequeños aprendan de los ecosistemas marinos y de la importancia de resguardarlos, y vean más de cerca algunos de los peces más coloridos, extraños y grandes de los mares y ríos del mundo.

Otro imperdible dentro de la ciudad es Casa Loma, el único castillo real que aún existe en América del Norte y una excéntrica construcción desarrollada por el multimillonario Henry Pellatt en 1914. En su momento fue la casa más grande de Canadá y se ubicó en una colina desde la que aún hoy es posible apreciar cómo creció y se extendió Toronto.

Con más de 6.000 metros de extensión y 98 habitaciones, Casa Loma buscaba emular el Balmoral, la residencia de la casa real británica, debido a que Pellatt estaba obsesionado con que la reina Isabel lo visitara, algo que nunca sucedió, a pesar de que mandó a construir un cuarto exclusivamente para cuando llegara la oportunidad. Tras años de deudas por los costos de mantener la inmensa mansión y debido a las excentricidades de Pellat, Casa Loma cayó en desgracia y en 1933 fue adquirida por el Gobierno de Canadá, y hoy es un museo abierto al público y una interesante y curiosa pieza de historia.

Una recomendación que puede ayudarle en estas y otras muchas actividades culturales y de entretenimiento mientras recorre Toronto es comprar un CityPASS, un paquete de boletos para entrar a las atracciones a las que todos quieren ir y a las joyas desconocidas que algunos no tienen la oportunidad de visitar dado lo mucho que hay para ver.

¿Dónde comer en Toronto?

Tras recorrer sus calles, conocer sus museos, visitar sus edificios, navegar su lago y disfrutar la ciudad, nada mejor que ir a comer. Y si algo se disfruta en Toronto es la gastronomía. Las decenas de culturas que confluyen en la ciudad hacen que se pueda probar una de las mejores pastas italianas que se haya comido y al día siguiente disfrutar de deliciosa y fresca comida asiática.

Uno de los recomendados para visitar es el St. Lawrence Market, un mercado público tradicional que hoy no solo es visitado por locales para comprar sus víveres, sino que también se ha convertido en un sitio de peregrinación para los amantes de la gastronomía. En este lugar abundan las opciones frescas, diversas y para todos los paladares, que van desde langosta hasta poutine (el tradicional plato de la gastronomía quebequesa), que es papas fritas con salsa de queso y carne.

Cataratas del Niágara, el destino imperdible.

Y, por supuesto, el destino imperdible del viaje son las cataratas del Niágara. La inmensa y sorprendente caída de agua de 51 metros es también una frontera natural entre Estados Unidos y Canadá, pero todos coinciden en que la vista del lado canadiense es mucho más impresionante (tanto así que los estadounidenses suelen cruzar con frecuencia a Canadá para ir a verlas).

Llegar allí desde Toronto toma dos horas, en las que se puede disfrutar de los hermosos paisajes naturales repletos de arces y detenerse en las decenas de viñedos que producen uva para el vino local conocido como vino de hielo. Su nombre se debe a que la uva es recolectada solo cuando está congelada y ahí se extrae directamente la bebida que, aunque a los canadienses les encanta, puede resultar exageradamente dulce para otras personas.

El paseo al Niágara se puede hacer en uno o dos días. En este lugar no solo apreciará las cataratas, sino que también podrá recorrer las calles de Clifton Hill, el pasaje turístico de Niagara Falls (la ciudad donde quedan las cataratas), donde sobre todo encontrará entretenimiento para familias: montañas rusas, atracciones, juegos y muchos lugares para comprar recuerdos.

Canadá es como el Niágara, un lugar inmenso, sorprendente y sobre todo un destino turístico insospechado que, en avión, está a la misma distancia que otros lugares del norte.

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