TENACIDAD

Margarita Kemayd tiene 80 años, 14 nietos y una energía positiva que contagia al pronunciar tan solo dos o tres palabras. Es familiera, inquieta y habla con pasión cuando cuenta sobre el día a día que vive en su Salto natal. Disfruta cocinando para los domingos, los cumpleaños o las fiestas, cuando la mesa se llena: dice que pueden ser pizzetas, guisos o tallarines, lo mismo da si se juntan todos.

Cuando era niña no imaginaba que algún día podría dedicarse a lo que siempre amó: nadar. Y mucho menos imaginaba lo que está a punto de hacer: representará a Uruguay en el Campeonato Mundial de Natación que se realizará en Corea del Sur entre el 9 y el 18 de agosto.

El 29 de julio, acompañada por una de sus nietas, parte a la ciudad de Gwangju. Salen con tiempo porque u201cel viaje es larguísimo y además el 5 de agosto ya abren los espacios para entrenaru201d, explica Margarita.

u201cTambién quiero ir con tiempo porque mi cuerpo no es el mismo que el de una gurisau201d, agrega; aunque a los pocos minutos sorprende cuando cuenta que entrena todos los días de la semana, u201chasta los domingosu201d. Los lunes, miércoles y viernes entrena a la nochecita; el resto de los días, al mediodía. Y a esta altura lo de u201cno ser una gurisau201d parece quedar solamente para lo que dice su cédula de identidad, que marca su nacimiento en el año 1939.

Ya participó en varias competencias internacionales y en 2017 iba a participar en el mundial, pero se quebró el omóplato y se quedó con las ganas. Ahora va por todo y no le inquieta ni la barrera del idioma ni las largas horas de viaje. Competirá en pruebas de piscina en la categoría de nadadores de 80 a 85 años.

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El amor por el agua estuvo siempre, dice Margarita, pero u201clos tiempos eran otrosu201d. Creció con dos hermanos, un varón y una mujer. A su hermana nunca le interesó el deporte. A su hermano sí y sus padres lo mandaron a practicar remo, que era lo que le gustaba; participó en competencias y llegó a ganar varios premios. Pero a Margarita, aunque siempre expresó su pasión por la natación, no la mandaron al club. u201cNadé toda mi vida. Aprendí a nadar sola, de niña. Yo me daba cuenta que flotaba, fui mirando cómo nadaban los otros y fui copiandou201d, relata.

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u201cYo no iba a ningún club, iba al río. De chica no pude ir a competencias ni nada porque decían que las nenas tenían que quedarse en la casa, lamentablemente. Parece mentira, pero en un lapso de algunos años se ha hecho un cambio enorme para beneficio de la mujeru201d, señala con alivio. Pero vuelve a recordar aquellos años y resalta: u201cPor eso nunca me imaginé que fuera a competiru201d.

Margarita nadaba igual; se las ingeniaba: u201cYo me escapaba con una compañera de liceo e íbamos al club porque no era como ahora que no podés entrar. Iba en aquellos veranos que eran eternos en Salto o cuando veníamos del liceo. Ella era socia y yo entraba escondida al club. Entraba siempre porque daba al ríou201d.

Cuando se casó, a los 22 años, la situación comenzó lentamente a cambiar. Tuvo cinco hijos y todos se hicieron socios del Club Remeros. u201cTodas mis hijas nadaban y entonces yo iba a ayudar al club. Hacía de cronometrista, por ejemplo. Y yendo a los campeonatos aprendí; iba y miraba, escuchaba. Pero en ese momento no había campeonatos para mayoresu201d. Pasó el tiempo y cuando ella rondaba los 60 años con el impulso de la Federación Uruguaya de Natación se creó la liga máster para mayores. u201cAl principio éramos pocos y hoy somos más de 500 en todo el paísu201d, dice Margarita.

Desde entonces nadie la para: u201cAhí empecé a competir y también a corregir cantidad de cosas; hasta el día de hoy hay cosas para corregiru201d.

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Margarita dice que en su familia u201cestán todos encantadosu201d y que incentiva a u201cchiquilinesu201d y mayores a que hagan deporte. u201cLamentablemente, es verdad que acá somos un país de viejos. O los viejos nos ponemos a hacer algo o el Uruguay se muere porque hay más viejos que jóvenesu201d, afirma a El País.

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Alfonsina, una de sus nietas, de 25 años, creó la cuenta de Instagram @miabuelaalmundial para inspirar a más gente. u201cEl tiempo pasa para todos y uno se va dando cuenta de lo importante que es llegar a la edad que ella tiene con esa salud mental y física. Es inspiradora. Y así como me inspira a mí, hay gente que se me acerca a contarme que, por ejemplo, empezó a ir al gimnasio porque ella la había inspiradou201d, cuenta.

Más allá de la medalla que pueda conseguir en este mundial, Margarita asegura que su mayor logro es contar con el apoyo de su familia. u201cSomos muy unidos y eso es lo máximou201d, dice esta uruguaya que ya apronta las valijas para llevar en alto la bandera celeste hasta Corea del Sur.