AFP
Una playa de California, Estados Unidos, tiene a instructores de surf inusuales: cabras. Se trata de las clases de Dana McGregor, un hombre de 44 años de la localidad de Pismo Beach a quien todos llaman "Goat-father", un juego de palabras en inglés que significa "padrino de las cabras".
A McGregor se lo ve siempre acompañado de sus cabras en la playa, en el supermercado y a donde quiera que vaya. Los animales son protagonistas en sus redes sociales, en los dos libros infantiles que escribió y son habituales en sus clases de surf.
Las cabras suben a la tabla de surf con los estudiantes y surfean junto a ellos. "La gente encuentra inspiración. Piensan que si una cabra lo puede hacer, ellos también", dijo McGregor.
Además, explicó que los animales "tienen un equilibrio increíble". "Tienen unas pezuñas que les permiten agarrarse a la tabla", explicó.
"Te relaja, lo vuelve todo más natural", afirmó una alumna. "Cuando estás comenzando, pones mucha atención a detalles como la posición de los pies o a si lo estás haciendo bien. Pero cuando la cabra está ahí, con su confianza y tranquilidad, piensas 'ok, me voy a dejar llevar'", agregó.
Dana McGregor y las cabras
La relación de McGregor con estos cuadrúpedos comenzó en 2011 cuando compró una cabra para que se comiera las malas hierbas que invadían la casa de su madre. El destino del animal, luego, era la parrilla, pero el surfista se encariñó, lo adoptó como mascota y lo nombró Goatee.
En uno de sus cumpleaños, tuvo la idea de llevar a Goatee a surfear y, para su sorpresa, la cabra dominó su primera ola sin inconvenientes. "Me sentí como el cielo en la tierra, como si hubiese pasado algo sobrenatural. Pensé 'vaya, este animal jamás habría tenido la oportunidad de surfear'", dijo.
Goatee ya falleció, pero el vínculo emocional con la especie se mantuvo y McGregor adoptó otras cabras con quienes compartió un sinfín de aventuras acuáticas.
En una ocasión, McGregor agarró una ola de más de dos metros junto a una de sus cabras, pero Pismo —como se llama el rumiante— lo tiró de la tabla para dominar la cresta por su cuenta, según contó.
Desde entonces, sueña con cruzar un túnel de olas junto a alguno de sus compañeros de cuatro patas: "Sería épico", dijo.