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"Cuando llegué era una cárcel": la insólita cita que tuvo un turista argentino en Lituania y se hizo viral

En la red social X un usuario argentino contó cómo fue el extraño camino que recorrió para llegar a una cita con una mujer lituana y el final inesperado de la anécdota dejó mudos a sus seguidores.

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La puerta del lugar de la cita.
La puerta del lugar de la cita.
Foto: @Dan_Lande.

La Nación/GDA
Hay anécdotas que son capaces de competir con cualquier guión de Hollywood, y ese fue el caso del usuario de la red social X llamado @Dan_Lande, un argentino que cautivó a sus seguidores con una historia que podría ser digna de una película de suspenso.

El hombre compartió un hilo de X en dónde narró con datos y fotos el extraño trayecto que tuvo que recorrer para llegar a una cita con una mujer, mientras estaba de vacaciones en Lituania.

“Cómo olvidar aquella vez, en Lituania, que tenía una cita y ella eligió el lugar. Me pasó hora y dirección y cuando llegué era una cárcel”, explicó esta persona, quien adjuntó imágenes de cómo llegó hasta este sitio. Con postales lúgubres del lugar, el protagonista de esta historia contó que debió pasar por un parque hasta toparse con esta cárcel donde se encontraría con su cita.

“Para llegar había que cruzar un parque que era como una boca de lobos. Era invierno y hacía frío, y en la oscuridad me había comido mil charquitos de barro y nieve”, aclaró el tuitero, quien dio lujos de detalle de cómo padeció el clima invernal de Lituania y a su vez, de qué manera estaba vestido: “Hacía frío, pero yo tenía mi tapado rojo, un tapado que había comprado casi regalado en un local de segunda mano”, aclaró.

La zona debió atravesar para llegar al lugar del encuentro.
La zona que debió atravesar para llegar al lugar del encuentro.
Foto: @Dan_Lande

Con fecha y hora confirmada, el hombre decidió dar el último paso para el encuentro. A pesar de nunca desconfiar sobre las indicaciones que le dio la chica lituana, el panorama sombrío, digno de una película de suspenso, lo alertó en algunas ocasiones hasta llegar a la entrada de esta cárcel.

“Venite a las 9:00, yo ya voy a estar ahí”, expresó sobre las indicaciones que le había dado la mujer. El final del recorrido terminó en un paredón que tenía una garita. “Respiré hondo, me acerqué a la entrada y le dije al de seguridad que tenía una cita. El tipo me pidió un documento y me dejó pasar. Me señaló un patio vacío, y en el patio, una puertita al costado”, rememoró.

La sorpresa del usuario fue mayúscula al darse cuenta que detrás de la puerta lo que había era una especie de boliche. “La cárcel, que después me enteré se llamaba Lukiskiu, era una cárcel fuera de funcionamiento. Donde estaba la capilla, todos los jueves había noches de Lindy hop y música de jazz. A partir de esa noche empecé a ir todos los jueves”, sentenció el hombre, feliz de haber terminado de buena manera su trayecto por las calles inhóspitas lituanas.

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