El odio o la simpatía por las matemáticas, aseguran los especialistas, casi siempre depende de la experiencia escolar de los primeros años. Por eso, tener claves que colaboren, ayuda a que el aprendizaje no esa un trauma.
El odio o la simpatía por las matemáticas, aseguran los especialistas, casi siempre depende de la experiencia escolar de los primeros años.
Clara Helena Sánchez, profesora del Departamento de Matemáticas y de la maestría de enseñanza en Ciencias de la Universidad Nacional de Colombia, sugiere cinco estrategias que pueden acercar a los niños con esta materia.
1. Es genético
Las matemáticas hacen parte de nuestra genética. De hecho, los niños pequeños, sin saber contar, distinguen muy bien cantidades pequeñas. Eso se ve, por ejemplo, cuando a uno de ellos le dan tres dulces y a otro, cuatro.
2. En la historia
Las matemáticas se crearon para resolver problemas. En tiempos antiguos los pastores usaban piedras para representar las ovejas y saber cuántas tenían sin verlas. Y Tales de Mileto (científico griego del siglo VI a. de C.) se dio cuenta de que su altura era igual a la sombra que producía el Sol a mediodía. Así calculó la medida de las pirámides. Esa teoría de las proporciones se aplica, por ejemplo, para calcular distancias o convertir recetas de cocina de ciertas porciones a otras.
3. Lúdica
Las personas deben manipular las matemáticas. Estas no solo tienen que enseñarse con fórmulas o a punta de memoria. Resultan de mucha utilidad fichas, figuras, objetos que permitan tocar lo que se pretende enseñar. Hay juegos para aprender a distinguir colores y formas geométricas o las tablas de multiplicar.
4. Lectura
Hay cuentos que plantean problemas matemáticos. Un ejemplo es "El diablo de los números", de Hans Magnus Enzensberger: se trata de un niño que sueña y un diablo le muestra problemas básicos y complejos y le dice cómo resolverlos. Los docentes pueden relacionar esta asignatura con la lectura y las ciencias.
5. Sí se puede
Las matemáticas no son imposibles. Lo importante es detectar el perfil del estudiante, manejar muy bien el tema para dirigir el proceso de enseñanza y captar el interés del alumno. Nunca se debe aceptar el “no puedo”.
Obviamente, la memoria es indispensable en muchos casos: hay que aprender las tablas de multiplicar, pero el asunto es lograrlo de una forma amena para que no se conviertan en una carga. Un proceso que no se supera va a impedir el buen desarrollo del siguiente.

SALUDEl Tiempo/GDA