TECNOLOGÍA
Este año se cumplen 25 años de la creación del formato MP3.
Así como los que crecieron en la década de 1990 miraban el tocadiscos como algo pasado de moda, así como los niños de la década del 2000 veían el walkman como algo extraño, los de hoy en día verán al MP3 como un formato obsoleto, pero lo cierto es que en su momento llegó al mundo para cambiar la industria de la música digital.
“En su momento” sería algo así como más de dos décadas, ya que por estos días el MP3 está cumpliendo su aniversario número 25. Así como actualmente se escucha música casi exclusivamente en el celular, hace algunos años quienes salían a la calle escuchando música con sus auriculares tenían un MP3 en su bolsillo.
El alemán Karlheinz Brandenburg es considerado el padre de este formato de compresión de audio de alta calidad que se usó durante años tanto en computadoras como en reproductores móviles portátiles. Estos últimos, algunos recordarán y otros ni lo habrán conocido, eran unos aparatitos de pocos centímetros que antecedieron a los celulares y ocuparon los bolsillos de grandes y chicos por bastante tiempo.
La historia del MP3 se remonta a los años 80, cuando Brandenburg era director de tecnologías de medios electrónicos del Instituto Fraunhofer IIS, perteneciente a una red de centros de investigación de Alemania. Formaba parte de un equipo de trabajo llamado “Grupo de Expertos de Imágenes en Movimiento”, en inglés “Moving Pictures Experts Group”, cuyas siglas MPEG se usaron para el método digital que crearon para comprimir señales de audio y video facilitando su emisión y funcionamiento. Junto a él trabajaron sus colegas Harald Popp y Bernhard Grill.
Pero la revolución respecto a la manera de relacionarnos con la música en el mundo digital llegaría unos años más tarde: luego de mucho trabajo, múltiples pruebas, ensayos y errores, rechazos y frustraciones, lograron desarrollar un formato que convencía.
Finalmente, fue en julio de 1995 cuando usaron por primera vez la extensión .MP3 en una computadora.
Hacia 1997 el formato ya era un dolor de cabeza para los cassettes, pero sobre todo para los CD’s, que estaban en su momento de fama. Llegó un momento en el que cualquier CD podía transformarse en un archivo MP3. Lo facilitaba el hecho de que los archivos no eran demasiado pesados para la conexión a internet de la época. En 1998 comenzaron a verse en las tiendas los primeros reproductores de MP3.
El MP3 fue criticado en su momento por expertos que aseguraban que venía a empeorar la calidad de tono de la música, ya que ese proceso de compresión que realiza implica la pérdida de una parte del espectro de tonos. Pero sus creadores siempre señalaron que solamente las personas que tienen un oído muy fino podrían advertir esa pérdida.
La piratería, el MP3 y una burla a las normas sociales.
El auge del MP3 coincidió con el crecimiento de internet y eso permitió crear una red de difusión de archivos con este formato entre usuarios de todas partes del mundo. Esta situación fue parte de la aparición de la piratería y de las redes de intercambio, tanto de música, como de películas y demás formatos digitales.
En su libro Cómo la música se liberó (How Music Got Free, 2015), el periodista estadounidense Stephen Witt cuenta la historia de cómo el MP3 fue inadvertido por la industria discográfica y muy bien recibido por los piratas de la primera ola de la revolución de la computadora.
El autor cuenta cómo a fines de los años 90 la piratería era algo similar a lo que fueron las drogas en los 60. Lo tilda como “una burla” de toda una generación tanto hacia las normas sociales como a la ley.