"Yo soy como un niño caprichoso"

| El humorista argentino Dady Brieva llegó a Montevideo para promocionar su espectáculo "Dadyman", que se verá en el Teatro Metro entre el viernes 3 y el domingo 5 de agosto.

 20120724 756x600

CARLOS REYES

Solo en escena, con una luz cenital y poco más, como lo hacía Landriscina y otros grandes. Así se presentará Dady Brieva ante el público uruguayo, para brindar un largo monólogo en el que hablará desde su infancia en Santa Fe hasta sus primeros tiempos en Buenos Aires, pasando por pinceladas de la familia, las fiestas, los hijos, y la paternidad. El objetivo es ofrecer historias de humor pero también evocativas, plenamente identificables para el público.

Brieva subirá a escena como un relator de situaciones de las que no hay registro, apelando a entrañables personajes, música, canciones, anécdotas, nostalgia y fundamentalmente mucho humor.

DadyMan. Recuerdos de Barrio se presenta en Teatro Metro (San José y Zelmar Michelini), el viernes 3 y sábado 4 a las 21 horas y el domingo 5 a las 20 horas. Entradas en Red UTS a $ 1210, $ 1010, $ 740 y $ 640.

-¿El espectáculo es autobiográfico o tiene elementos inventados?

-Es todo mío, aunque hay mucho exagerado. Pero hablo de todo, de las tías, de las fiestas de Navidad y año nuevo, de todo. Creo que como ahora todo es fácil, y todo se puede grabar, lo que más le cuesta a la gente es hacer el ejercicio de recordar. Eso no lo podés enchufar en ningún lado: tenés que poner la cabeza, y es mano a mano. Y todos tenemos recuerdos lindos y no tan lindos del pasado, entonces de pronto nos cuesta destapar ollas. Y yo trato de hacerlo por medio del humor, y también lo hago como una catarsis, con registros de olores, elementos auditivos, y de paisajes, que para mí tienen mucho que ver con todo el público de Argentina, y creo que también de Uruguay. Porque el público de mi tierra, Santa Fe, y el de Montevideo, son muy parecidos.

-¿Le gusta más trabajar solo que con los Midachi?

-Yo hacía monólogos con Midachi, pero los hacía 15 minutos, y ahora lo hago dos horas. A mí me gusta trabajar en grupo, he sido muy de eso. He hecho radio, televisión, cine, todo en grupo: me gusta el trabajo grupal. Pero en esto de hacerlo solo me siento muy cómodo, sobre todo porque manejo el tiempo laboral como tengo ganas, no me veo obligado. Yo hoy si quiero no dar una función porque va a tomar la comunión mi hijo lo hago, y eso lo puedo hacer porque estoy solo al frente del espectáculo.

-¿Cuáles son las claves del relato oral?

-En mi caso, creo que la gente tiene que creer que vos has vivido todo eso, y si no lo has vivido, tiene que ser como tuyo. Osvaldo Soriano y "El Negro" Fontanarrosa hablaban de fútbol como si ellos hubieran jugado en la selección. ¡Y no habían jugado nunca! Y yo digo que las cosas, o vos nacés con ellas, o después de un largo aprendizaje, de cultivar la sensibilidad, forman parte de vos. En cualquiera de los dos casos, vos las tenés que transmitir convencido de haber vivido eso. Y lo que no lo he vivido lo transmito como si lo hubiera vivido. Yo le hablo a la gente frontalmente, de algo que les ha pertenecido.

-¿Le gusta ser verborrágico en escena, o prefiere ir administrando el tiempo de diversos modos?

-Acelero y desacelero, voy cambiando los tiempos, lo intuyo, es algo que lo tengo en las tripas. Cuento, grito, hablo bajo, canto, toco el charango, hago hasta un tema de Creedence en el charango. Paso por lo político de los años 70, por el Mayo francés, hasta por las canciones de Quilapayún. Recorro todo, desde lo poético hasta lo escatológico, y agarro todo lo que me tenga que agarrar para atrapar la atención de la gente, y para hacer un relato que sea interesante. Soy yo solo en escena, así que tengo que llamar la atención con distintas cosas.

-¿Con el tiempo ha ido cambiando el modo de hacer monólogos?

-Fue mutando mucho: yo tengo un monólogo, que incluso se ha pasado por radio de España, que se llama Un santafecino en Toronto, que ha tenido más de un millón de visitas en YouTube. Al principio había empezado con cosas como ésa, y después lo fui cambiando. Y la gente me dice que esto no tiene nada que ver con el monólogo de antes, pero yo no me doy cuenta cuándo lo voy cambiando. Voy sacando cosas, voy metiendo cosas. No me meto con política cotidiana, del ahora. Hablo de Perón, del pasado argentino, pero no hablo puntualmente de la presidenta. No lo sé hacer y no me meto.

-¿Fuera de escena le interesa pronunciarse políticamente?

-Yo he sido un militante peronista, y esa militancia me pertenece y tiene que ver con mi historia. Hay gente que habla, que ha estado en tal lado y en tal otro, y los números no le cierran. A mí sí me cierran los números. Pero para mí el peronismo es como Santa Fe: es el lugar donde nací, pero no es el lugar que habito.

-¿Es usted de evocar mucho el pasado?

- Voy a ser políticamente incorrecto: la verdad yo no extraño Santa Fe, y no extraño el pasado. Es el lugar donde nací, yo hago otra cosa y hoy Buenos Aires me permite trabajar. No soy un tipo que vive añorando. Yo digo que haber sido artista habiendo nacido en Villa María Selva fue un error del sistema: creo que nadie pensó que alguien nacido ahí podía salir artista y vivir de esto. Pero yo me fui de ahí, es decir, nací ahí pero hoy no pertenezco a ese lugar.

-¿Y en qué sí se siente santafecino?

-Hay bastiones míos que no cambian. Por ejemplo, yo fui a Radio Mitre, donde había estado María Elena Ruiz Guiñazú, y yo me comía las eses. Yo no renuncié a eso, primero porque hubiera sido mucho esfuerzo, y lo peor que hay es tratar de disimular lo que uno es. Creo que siempre traté de seguir siendo yo.

-¿Qué es lo que más le gusta de su carácter?

-Soy muy pro, voy para adelante, le pregunto al fotógrafo, qué quiere que haga, porque soy un engranaje dentro de toda esta estructura. Y me parece que ese es un ejercicio que también he hecho en la vida. Yo hago las cosas fáciles para que fluyan. Pero no porque soy bueno, sino para que después me fluyan a mí también. Es hasta un negocio.

-¿Y qué trata de cambiar, contra qué lucha más de su temperamento?

-Soy muy ansioso, muy ansioso. Y soy un niño, caprichoso, que quiere que todos piensen como yo, y que se haga lo que yo quiero. Y sino, lloro.

-¿Cómo se imagina que se va a retirar del escenario?

-No me imagino no laburando, no sé hacer otra cosa. Tampoco tengo ganas de hacer otra cosa, no me importa hacer otra cosa.

"Hay cosas que ya me rompen un poco en la TV"

Reconocido actor, humorista y conductor argentino, Dady Brieva ha hecho cine, radio, televisión y teatro, además de integrar el trío humorístico Midachi, con Miguel del Sel y Darío Chino Volpato. "En 30 años de oficio la cosa fue variando. Siempre recuerdo en 1988, cuando las entradas salían 80 centavos de dólar, y los uruguayos se cruzaban a Buenos Aires, y eran 8 y compraban 10 butacas, dos para poner los abrigos. Y estas alternativas económicas que tienen nuestros países, hacen que a veces en la televisión se ganaran fortunas, luego no fue así, y hoy el teatro es lo más redituable. Hay que laburar mucho: también tiene que ver con la edad, con un tránsito en este oficio. Hoy hay cosas que ya me rompen un poco en la televisión. No me dan ganas de jugar. No la juzgo: simplemente que no tengo ganas de jugar a ese juego. Salvo cuando tengo que salir a vender teatro", afirma Brieva.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar