Vida y obra de la pintora Lily Salvo

| La artista, nacida en Argentina pero formada en Uruguay, reside en Italia desde hace 20 años

J . A.

Acaba de llegar a Montevideo la buena noticia: el presidente del Senado de la República Italiana ha elegido algunas obras de artistas plásticos contemporáneos con destino a la sede de ese órgano legislativo, entre las cuales figura una pintura de la uruguaya Lily Salvo. Nacida en la Argentina, pero crecida y formada en Montevideo, la artista se radicó en Florencia en 1974 y pasó finalmente a vivir en Roma en 1985. Ahora se muestra estimulada por esta incorporación de una de sus obras recientes, que en adelante integrará la colección permanente del Senado en su esplendoroso marco del Palazzo Madama. En la carta que el presidente del cuerpo envió en estos días a Salvo, refiere a la donación de varios trabajos de destacados plásticos actuales y expresa su "vivo reconocimiento" por el gesto de la pintora uruguaya, aludiendo a la calidad y la belleza de su obra y señalando que "los senadores y los ilustres huéspedes o ciudadanos que frecuenten los palacios del Senado, sabrán apreciarla como corresponde".

La carrera de Lily Salvo había comenzado con algunas exposiciones realizadas en Montevideo y Buenos Aires a partir de 1967, pero fue expandiéndose en Italia, donde ha mantenido desde la década del 70 una actividad constante, según surge de la hilera de muestras llevadas a cabo en numerosas ciudades de ese país (Lucca, Livorno, Firenze, Messina, Roma, Milán, Turín) pero también a escala internacional (Nancy, Cracovia, Calí, Nueva York, Francfort). Esa evolución corrió junto con el desarrollo expresivo volcado por la artista, que ha merecido en las dos últimas décadas algunos juicios de la crítica especializada de Italia que revelan el notable interés despertado por su producción.

Mario De Micheli, por ejemplo, dijo que Lily Salvo "emplea la fantasía como instrumento de conocimiento del mundo y de lo que allí sucede. El grotesco, lo macabro, lo irónico y lo metafísico funcionan en esa obra como métodos de construcción de la imagen para formular juicios sobre ciertos momentos en que surge la verdad o sobre personajes que pretenden guiar nuestra suerte. Ya sea en el grabado, en el dibujo o en la pintura, esa es la fisonomía constante de su lenguaje". Por su parte, Linda De Sanctis agregó que "la búsqueda de Lily Salvo consiste en escrutar al prójimo, describir rostros y sensaciones, llegar a un fondo de verdad. La artista es una extraordinaria retratista del alma, volcando sensuales bellezas y explorando abismos interiores, confiados a encuadres y colores singularísimos".

Por otro lado, Arnaldo Romani Brizzi ha señalado que la obra de Salvo "se enlaza con el inevitable curso de la memoria y se convierte en drama, pero un drama vinculado con la comedia de la vida, en la que se mezclan elementos sentimentales, cómicos o dramáticos, independientemente de la voluntad de los protagonistas". Y ese crítico añade que "luego de algunos ejercicios de años pasados en los que un camino de experimentación narrativa condujo a la pintora a prestar atención a referencias pictóricas italianizantes, ahora la cadencia natural de su trabajo ha recuperado la sugestión latinoamericana en el centro del acto creador". Esos puntos de vista son un índice de la estima que provoca en Italia la obra de Salvo, pero son también un motivo para despertar expectativas en torno a una eventual muestra de sus trabajos en Montevideo. La artista debería contemplar esa posibilidad.

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