Con el estreno en los Estados Unidos de Chicken Little, el más reciente largometraje de animación de la casa Disney, que tendrá lugar el próximo viernes 4 de noviembre, se cierra el listado de posibles candidatos al Oscar a la mejor película animada de este año. La primera producción de los estudios Disney realizada enteramente por computadora llega a las pantallas norteamericanas precedida de una gigantesca campaña publicitaria que al parecer ya se ha ganado el interés del público infantil. Ahora le toca ganarse también el favor de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas para integrar el trío de candidatos al Oscar en su género. La película cuenta una variante de la historia del pastor mentiroso: en realidad, se trata de un pollito convencido de que el cielo se le va a caer encima, y que provoca varias situaciones de pánico infundado. Cuando advierte de un peligro real (hay extraterrestres involucrados en el asunto) nadie le cree, claro, y debe entrar en acción para conjurarlo.
REGLAMENTOS. Se requieren entre ocho y quince películas de animación para mantener las más reciente de las categorías del Oscar, donde sólo tres cintas aspirarán a la estatuilla. Las candidaturas serán anunciadas el 31 de enero del próximo año.
Lo que la Academia reconoció al crear el premio fue la existencia de competencia (Disney, DreamWorks, en menor medida el Estudio de Animación de Fox), y más ampliamente el hecho de reales niveles de calidad en la producción industrial del género. De pronto, el cine de animación se volvió interesante: la alianza de Pixar con Disney (que dio lugar a cosas como Bichos, las dos Toy Story o Buscando a Nemo), DreamWorks en solitario (HormiguitaZ, especialmente la serie de Shrek) o con Aardman (Pollitos en fuga, la más reciente Wallace & Gromit: la batalla de los vegetales) o la agradable sorpresa de que la Academia reconociera el talento del japonés Miyazaki (El viaje de Chihiro) forman parte de esa historia.
Chicken Little va a tener por lo menos dos competidores temibles, y es muy probable que termine integrando con ellos el terceto de candidatos al Oscar. Los otros dos están ya en cartelera en Montevideo: el ya mencionado Wallace & Gromit: la batalla de los vegetales de Nick Park y El cadáver de la novia de Tim Burton. Incidentalmente, también Miyazaki podría volver a aspirar al Oscar con su última película, Howl’s Moving Castle, realizada en animación tradicional. Y otro posible contrincante es DreamWorks, a los que les gustaría repetir el éxito de Shrek con Madagascar. Curiosamente, los grandes ausentes del año serán los estudios Pixar, que en esta edición no tienen ningún estreno que incluir en la categoría.
TECNICAS. De confirmarse esas previsiones se habrá producido un acontecimiento significativo: la competencia entre la animación por computadora a la que finalmente Disney se ha plegado plenamente, y el empleo de los recursos artesanales de animación tradicional aplicados por Burton y Nick Park (aunque hay cosas resueltas mediante computación tanto en Wallace como en El cadáver). "Ahora lo que se lleva, lo más popular, son las películas generadas por computadora", ha dicho Mark Dindal, director de Chicken Little, y la taquilla parece estarle dando la razón: la técnica se ha venido afirmando en la industria desde que Pixar/Disney lanzaran Toy Story en 1995. Lo mismo ocurre con el Oscar: tres de las cuatro estatuillas concedidas hasta la fecha en la categoría han ido a parar a films de animación digital (la excepción es justamente Chihiro de Miyazaki). En una entrevista de Efe, el director Dindal agrega: "Más que del renacimiento de los estudios creo que hablamos de encontrar nuestra propia voz en este nuevo campo".