SEBASTIÁN AUYANET
Ropa de diseño, look quinceañero y dominio del grito femenino. El acompañamiento previsible para el (literalmente) hirviente show de Babasónicos, en dos horas de pop irresistible. La mejor previa que tuvo diciembre hasta el momento.
Las canciones de Babasónicos, como buenos productos "pop", pueden ser -para muchos oyentes con cierto prejuicio- un placer culposo. Se trata de una categoría especial en la que puede entrar un disco de George Michael, Dani Umpi o incluso un disco de música tropical. Una especie de "excepción liviana" a un receptor que debería estar acostumbrado a escuchar música con un perfil más "serio", según ellos piensan.
Pero los placeres culposos lo son porque no se les puede ofrecer resistencia. Su encantamiento suele ser súbito. De repente, el prejuicioso se encuentra presa del encanto y moviendo alguna parte de su cuerpo, o intentando seguir el estribillo aunque no se sepa. De pronto, la lectura prejuiciosa da paso a la sorpresa por haber caído tan fácil en esas redes.
En el caso de Babasónicos, las razones de esto pueden ser muchas. El sonido con pretensiones de "retro-actual" logradas como ninguna otra banda, la postura arrogante y a la vez hedonista de sus músicos, el sentirse parte de una apropiación de la imaginería "porteña" o simplemente el bailar y cantar letras que no exigen decodificación. Todo eso ocurrió el viernes en La Trastienda, desde que los argentinos comenzaron a tocar en el escenario.
Favorecidos por la cercanía y el ambiente cerrado del local, los seis músicos de la banda nacida en Lanús acertaron en la selección de temas, en un concierto que dejó claro que con Mucho siguen transitando la senda de los tocados por la varita del género: por lo menos seis de las canciones nuevas fueron gritadas por casi todo el público, asado y pegoteado por el calor del local pero feliz y matando la sed con cerveza.
Cuello rojo fue una de las primeras canciones estrenadas. En ella, el cantante Adrián Dárgelos, una especie de Sandro del siglo XXI, comenzó a personificar a los personajes de su nuevo disco. Fue el psicópata de Estoy rabioso, el adolescente libidinoso de Microdancing o el todopoderoso arrogante de Yo anuncio, con pose de divo afectado, mientras el guitarrista "Uma" Rodríguez bailaba por todo el escenario con su Gibson roja, idéntica a la de Angus Young (AC/DC). El momento de "Uma" sería en Pijamas, en la que canta y comparte protagonismo con el cantante, su hermano.
Entre samples y disparos de guitarras, Babasónicos también tiró de los clásicos, desde las baladas como Tu risa hasta Los irresponsables. Como era de esperarse, Carismático y Yegua, convirtieron al viejo cine en una pista de baile. Muchas manos se fueron arriba pero no para acompañar el baile, sino para filmar o fotografiar a la banda para posteriores subidas a flogs o Youtube.
Casi mil personas se rindieron una vez más a esas aparentemente livianas canciones de los Babasónicos. A ellos no les importa el análisis, con tal de que surtan efecto.